PORTACHUELO/René Núñez (*)03 de julio 2012
¿Golpe de Estado en bloque?
La política internacional latinoamericana se viene distanciando de valores y principios democráticos en los últimos años en contradicción con los propósitos consagrados en la Carta Democrática Interamericana, aprobada el 11 de septiembre de 2001 en Lima, Perú
Los gobiernos latinos se han estado excusando de sus incapacidades para resolver sus problemas domésticos, trasladando todas sus culpas a otros gobiernos poderosos, uno de ellos a Estados Unidos; el cual -según la nueva política exterior de los que nos desgobiernan- ha de ser destruido para salvar el planeta. Entretanto, cada vez hay mayor conciencia en el mundo de pueblos y dirigentes trabajando unidos por su desarrollo como un proyecto de vida colectiva, superando dificultades, diferencias y desventajas comparativas en procura de una mayor y mejor calidad de vida integral sobre la base de los sacrificios, la imaginación creadora y el trabajo.
El viernes pasado en Mendoza, Argentina, hubo una reunión extraordinaria de Mercosur con presencia y protagonismo de las mandatarias de Estados de Brasil y Argentina, y el de Uruguay, jornada ésta donde se consumó, con el perdón de mis colegas, un vulgar golpe de Estado en bloquecontra Paraguay al suspenderlo como miembro por la destitución de Fernando Lugo como presidente de esa nación. El Senado paraguayo con la aprobación del máximo Tribunal de Justicia, acusó al ex obispo, entre otros delitos, de la politización de la Fuerza Armada, por la firma inconsulta del protocolo de Ushuaia II donde los Estados se identifican con los presidentes para, en el nombre de la“defensa de la democracia”, defenderse unos a otros; por las reiteradas violaciones al Estado de derecho, al ataque a la propiedad privada, a la prédica de odio entre ciudadanos, y lo último como instigador de invasiones en las tierras de Ñacunday, donde hubo enfrentamientos entre milicias y colonos perdiendo la vida más de una docena de personas. Llama la atención del caso, una coincidencia (¿?), que sea el Senado paraguayo quién hasta ahora se había mantenido opuesto al ingreso de Venezuela al Mercosur por las notorias falencias democráticas, su antipatía al libre mercado, al irrespeto a las libertades, a la propiedad privada, y a las violaciones de derechos humanos.
Los citados tres miembros plenos del Mercosur en componenda y en alineación a los caprichos del Gobierno venezolano y, tomando en cuenta los altos beneficios económicos y comerciales que les ha deparado sus relaciones comerciales con la revolución chavista, ni cortos ni perezosos, se prestaron para esta jugada política “anti diplomática” dejando sin protección el Estado de Derecho y los derechos ciudadanos paraguayos; incluyendo el derecho internacional, pues se ignoró por completo el procedimiento debido, la investigación que corresponde en estos casos para buscar la verdad y la razón, amén de la injerencia en la política doméstica del país suramericano.
En resumen, Mercosur actuó como suelen hacer los imperios, interviniendo, abrogándose arbitrariamente de ser depositarios de la verdad con el poder coactivo de la violencia. Un caso similar fue el de Honduras el año pasado con la venia de la OEA, inducido por razones similares por el gobierno socialista que tenemos. Por ello, se hace impostergable que los auténticos gobiernos demócratas se pongan de acuerdo en la revisión de la Carta de la OEA y de cualquier otra en la región, para garantizar y proteger con igualdad y preeminencia tanto los derechos de los pueblos como los de los gobiernos de turno. Asimismo, para invocar la doctrina del pluralismo ideológico de Arístides Calvani: la solidaridad dentro de la diversidad para realizar el destino común. El derecho de cada nación de realizar su propio destino dentro del marco de la voluntad popular, sus intereses con tolerancia y respeto.
Internacionalista. (Edición 1208)
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FUENTE: Correo del Caroní