Ganó Chávez pero no Venezuela
Otra jornada electoral cívica extraordinaria, con participación de una sociedad que sigue confundida y encontrada en la búsqueda de su futuro y progreso. Un 55% se decidió por la opción reeleccionista del presidente Chávez, equivalente a más de 8 millones de votos, mientras un 44% lo hizo con Capriles Radonski: 6 millones y medio
La oposición siguió creciendo y ganando espacios pero desafortunadamente -todavía- son insuficientes para derrotar al candidato único oficialista quien sin control alguno sigue utilizando con ventajismo poderes y recursos del Estado. En esta última campaña se multiplicaron los abusos.
Por otra parte seguimos sin entender, cómo una sociedad después de 14 años sumida en desgobierno, desorden institucional, pérdida de derechos democráticos y derechos humanos, desmejorada progresivamente su calidad de vida integral, haya vuelto a ratificar por seis años más en el poder a un régimen cuya única promesa concreta fue la de defender la patria como si la patria no tuviera que ver con la seguridad, con la educación libre, con la sanidad, con las libertades, con la justicia y paz social de todos por igual.
Haciendo autocrítica, justo reconocerle al oficialismo su capacidad de maniobra política para mantener a las mayorías emocionalmente esperanzadas con un futuro edén que en la realidad nunca llegará porque la perpetuidad de la revolución en el poder en manos del caudillo mayor es la prioridad permanente de toda lucha revolucionaria.
La oposición, por su lado, ha seguido apoyándose electoralmente en dos premisas irreales (hasta ahora), la primera, basada en que el oficialismo tiene techo político electoral; la segunda, que reduciendo la abstención los votos “ni ni” serían a su favor mayoritariamente; ambas atribuidas al acelerado descontento social producto de abusos y promesas incumplidas. Los resultados del domingo demostraron lo contrario. Chávez ganó por una diferencia de más de un millón y medio con la abstención reducida al 20%.
La alternativa democrática debe repensar sus estrategias para lograr mayor asertividad y llegar a esa realidad social electoral que todavía confían en Chávez. Las mismas deben resaltar el deber ser de la democracia, el deber ser de un gobierno nacional, el deber ser de la ciudadanía, haciendo hincapié en la necesidad democrática de garantizar la igualdad, la libertad, la tolerancia, la solidaridad y la participación a todos por igual, en procura permanente de mejorar el modo de vivir de todos los venezolanos, donde cada uno decida su futuro y el de su familia con progreso garantizado.
Sobre la figura de Capriles se debe seguir consolidando la plataforma democrática yendo más allá de la unidad a una alianza de todos los sectores, teniendo por delante las más importantes ofertas de soluciones planteadas por él, entre otras, el aumento del salario mínimo, los tickets de comida a pensionados, incluyendo subsidio a las medicinas, programa empleos de jóvenes, pagos pasivos laborales, construcción de viviendas y entrega de títulos de propiedad, estimulación de la producción nacional. Estas mejoras justas; recordárselas permanentemente al gobierno chavista para presionarlo a dar respuestas a esas necesidades ineludibles e impostergables; si no quiere, por complejos y prejuicios ideológicos, que esas conquistas sean asociadas a Capriles, entonces que tome otras mejores.
Por último, si Chávez de verdad cree en la reconciliación y el perdón cristiano, su primer gesto ha de ser la liberación de los presos políticos
Internacionalista.
@renenunezr
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FUENTE: Correo del Caroní