25 de noviembre de 2012 07:19
POLÍTICA
DESOBEDIENCIA 7
Por Nelson Maica C
Nota 7. Continuamos. En el extremo opuesto a la discusión que hasta
ahora se ha venido planteando, está la posición de Joseph Raz, Israelí, 1939,
filosofo del derecho, la ética y la política. Oxford. Este autor sostiene que
las definiciones llamadas "estrictas" de desobediencia civil
confunden el acto político en sí mismo con las condiciones bajo las cuales la
violación al derecho se considera justificada.
Raz sostiene que dichas definiciones lo
que en realidad hacen es "señalar
una clase de acción política legítima",
por lo que él busca una definición que
sea "valorativamente neutra" y que separe “la caracterización de este
tipo de actos políticos de su justificación. Más aún, considera que "los
análisis de la desobediencia civil que favorecen un limitado entendimiento de
la expresión tienen sentido únicamente en el supuesto de que exista un derecho
a la desobediencia civil".
Raz afirma que en la democracia la
desobediencia civil no sólo es una conducta ilícita, sino moral y políticamente
reprobable, por cuanto que en estos sistemas políticos existen vías para la
participación política (intervenidas en nuestra actualidad), el control del
ejercicio del poder (en nuestro caso no existe control sobre el poder) y la reivindicación
de derechos ciudadanos (no existe esta posibilidad en este caso).
Si se niega la posibilidad de que exista
un derecho a la desobediencia civil como lo hace Raz, el desarrollar una teoría
de la desobediencia civil dentro del marco de las democracias constitucionales
no tiene sentido. Implicaría el riesgo, en palabras de Raz, de "volver rutina y una forma regular de acción política" a un
acto que se "encentra fuera de los límites legítimos de
tolerancia".
Es únicamente en el que Raz llama Estado
no liberal (tal como sucede en nuestro estado hoy), donde existe efectivamente
un derecho a la desobediencia civil, dado que ahí se niega a los ciudadanos el
derecho a la participación política.(Aquí, ahora, se esta
condicionando la participación política mediante la represión, el terror y el
crimen).
Raz define, la desobediencia civil como "una violación del derecho
políticamente motivada, bocha ya sea para contribuir directamente al cambio del
derecho o de una política o, bien, para expresar la protesta de uno, en contra
o para disociarse de una disposición jurídica o de una política".
Una definición amplia de desobediencia
civil como la propuesta por dicho autor, no explica adecuadamente el fenómeno
de la desobediencia legal realizada para desconocer una ley o política
gubernamental contrarias a los principios democráticos fundamentales cuando las
vías institucionales de participación política y jurídica están cerradas.
El
que la desobediencia civil se defina como un acto público y no violento, es precisamente
lo que la convierte en una vía alternativa para participar en la formación del
consenso -que es la base moral de la democracia- ahí donde los cauces
ordinarios de toma de decisiones se encuentran negados a los ciudadanos.
Este autor en general es optimista
respecto al funcionamiento de las instituciones de los Estados Democráticos,
por lo que no considera necesario el teorizar en torno a lo que parece
presentarse como una estrategia de cambio social acorde con la democracia.
No obstante, la postura de Raz plantea
una importante objeción formulada con frecuencia a la desobediencia civil desde
el punto de vista de la democracia. Es decir, cómo es posible justificar la
desobediencia civil si existen vías eficientes para el intercambio del poder en
un régimen democrático, aspectos que se analizan más adelante.
De esta forma, Raz, al considerar que la
desobediencia civil puede ser tanto violenta como no violenta, está
confundiendo este fenómeno con la violencia política.
Es importante aclarar que al definir la
desobediencia civil como no violenta, no está intentando, como Raz objeta,
definir una forma legítima de actuar.
El que los actos de desobediencia civil
sean, entre otros elementos, no violentos no hace que se toleren en si mismos,
con independencia de sus causas y finalidades.
No
obstante, parece un hecho evidente que la no violencia es, por lo general,
preferible a la violencia, dado que la primera refleja, utilizando las palabras
de Karl Popper, "fe en la razón", mientras que con la segunda se
corre siempre el riesgo, como lo afirma Hannah Arendt, de que "los medios
sobrepasen a los fines que la justifican", volviéndose irracional.
Es bueno destacar que el hecho de que se
afirme que la desobediencia civil es, entre otras cosas, no violenta, no
implica que se considere que sólo esta forma de desacuerdo se encuentra
justificada en un Estado democrático.
La violencia en ciertos casos de
injusticia es un medio legítimo y necesario. Por ejemplo, cuando un grupo
concentra el mando valiéndose de trampas, manipulaciones, engaños, amenazas, terror
y crimen. Sin embargo, si la resistencia a la autoridad es violenta, se trata
de un problema diverso al de la desobediencia civil.
Hay
otros autores que, a diferencia de, Raz, justifican la desobediencia civil en
los sistemas democráticos, pero que no consideran que la no violencia sea uno
de sus elementos esenciales. Así, por ejemplo, Howard Zinn (1922-2012,
estadounidense, historiador, referente de los derechos civiles y movimiento
antibelico) afirma que ésta "consiste
en vaciar intencional y voluntariamente una ley para realizar un propósito
vital".
Este autor considera que quienes opten
por una desobediencia civil "deben
seleccionar las tácticas menos violentas para hacer eficaz su protesta y
significar su problematicidad", pero no considera que la no violencia
o la publicidad sean elementos constitutivos de la desobediencia civil.
Por el contrario, considera que en la
medida que con la desobediencia civil se busca llamar la atención de la
comunidad sobre una determinada situación, la no violencia es una táctica
racional para lograr dicho objetivo, dado que ésta será más eficaz que la
violencia en atraer la opinión pública a su favor.
Aquí se toma la línea de definición estricta
de desobediencia civil propuesta por Hugo Adam Bedau (“Alguien comete un acto de desobediencia civil, si y sólo si, sus
actos son ilegales, públicos, no violentos, conscientes, realizados con la
intención de frustrar leyes -al menos una-, programas o decisiones de
gobiernos”).
Como se ha dicho, establecer la
diferencia crucial entre la desobediencia civil y la violencia política,
permite valorar a la primera como una estrategia de transformación social
acorde con los fundamentos de las democracias constitucionales.
El llamado movimiento de los derechos
civiles, precedido por Martin Luther King en los Estados Unidos, demostró,
entre otros aspectos, que la desobediencia civil puede ser una forma legítima
de resistencia en un Estado Democrático. Dirigido a cuestionar situaciones bien
determinadas de injusticia bajo los principios constitucionales y no a
fracturar la legitimidad del ordenamiento jurídico en su conjunto o a tomar el
poder político, el movimiento de los negros no podía ser equiparado con la
violencia política, la anarquía o el crimen.
Este movimiento de desobediencia civil
planteó un nuevo reto moral y político a la democracia norteamericana, y la
conceptualización de Bedau es la que mejor permite visualizarlos.
En la medida en que la resistencia se
manifestó en forma pública, no violenta y sobre el fundamento de
consideraciones político-morales, estaba dirigida a instituciones capaces de
integrar la crítica, auto corregirse y reformarse pacíficamente. Seguiremos.
Tips:
·
Sumate
plantea una condición necesaria para las próximas elecciones pero no
suficiente.
·
El
comunismo ha demostrado que no resuelva ninguno de nuestros problemas, los
agrava. Van 13 a;os
y ahora son mas agudos y numerosos.
·
Los
electores rojos de Apure se están dando cuenta de que los dictadores tipo Stalin
son ahora sus amos y se;ores, no son sus lideres.
·
Los
trabajadores, en general, comienzan a ver el camino por donde los lleva el
comunismo: a la esclavitud.
·
¿Ahora
pdvsa depende del banco central?
·
¿Quién
es serio en un supuesto dialogo con terroristas?
·
Sigue
campante la inseguridad, la guerrilla y el narcotráfico…sin que nadie lo
detenga.
·
¿Por
qué la resistencia y la oposición no convocan actos multitudinarios de protesta
y exigencias para que casi 7 millones de personas se hagan sentir y se puedan
expresar políticamente? ¿Por qué no revocarles el mandato a diputados y
concejales que no le han cumplido al pueblo?
“Lo
que distingue a la civilización de la barbarie es que en la primera las
personas basan sus relaciones humanas en la persuasión y en la segunda las
basan en la fuerza”, Mark Andrew Skousen, 1947, norteamericano, economista,
profesor universitario y autor.
25/11/2012.-