Hoy terminaron de asesinar la democracia en Venezuela. Los asesinos
intelectuales son los hermanos Castro, asistidos por una pandilla de malandros
coordinada por Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y un tal general Molero. Se
llevó a cabo el asesinato ante la concurrencia cómplice de dos presidentes
latinoamericanos: Evo Morales y José Mujica, y malandros de menor categoría
llegados de varios países forajidos de la región.
Inesperada y triste fue la actitud de Henrique Capriles, líder de la
oposición. Capriles, testigo del asesinato, lo aceptó pasivamente y comentó: “Ya
no tendrán más excusas para gobernar”. Una estrategia que podrá dar sus frutos
mañana pero que hoy sacrifica principios que deberían ser
sagrados.
Desde hoy los venezolanos amantes de la democracia tendrán que luchar
esencialmente solos. Quienes todavía creemos en los principios y los valores que
nos enseñaron en el hogar y en la escuela tendremos que resistir, cada quien en
la medida de nuestras posibilidades. No es suficiente con creer que los
malandros se auto-destruirán. Aunque esa es una excelente probabilidad es
necesario que cada venezolano decente y honesto haga una profesión activa de
dignidad. Pero eso es lo que escasea en Venezuela hoy en día, junto con el el
azúcar y el papel sanitario.
Parece que nunca aprenderemos a que cuando abandonamos el camino de los
principios y de los valores perdemos la brújula y ya nadie sabrá adonde nos
dirigimos. Quienes se creen inteligentes para tratar de maniobrar con las mismas
armas de la duplicidad en contra del malandraje usurpador se van convirtiendo,
insensiblemente, en algo parecido a lo que pretenden combatir.
FUENTE: LAS ARMAS DE CORONEL