19 septiembre 2013
El pronunciamiento militar
que evitará el caos.
Por: Alberto Franceschi G.
Lo original de nuestra situación es que en verdad, quienes darán “el
golpe” ni siquiera lo saben, pero sencillamente tendrán que darlo.
El vacío de poder que Maduro cava a una velocidad de vértigo, genera porfiadamente el derrumbe del Estado y pondrá a todo el mundo ante el dilema de poner orden o dejar que el caos consuma la República.
El único que no lo sabe es Maduro que anda manifestando y echando discursitos contra Pinochet, como queriéndose parecer a Allende, pero ganando él, porque por supuesto no le gustaría padecer el final de aquel ideólogo empedernido que como hombre de conveniencias cultas pero temerario, llevó a Chile al borde de la disolución de su Estado, en medio de la anarquía económico-social.
En lo que sí se parecerá a Chile es que aquí lo que viene es un pronunciamiento militar es decir: todas las FFAA, que quedarán como la única fuerza institucional en pie, deberán decirle al señor Maduro que debe marcharse, por ser solo un presidente fraudulento e incapaz de detener y menos aún de superar la crisis.
El vacío de poder que Maduro cava a una velocidad de vértigo, genera porfiadamente el derrumbe del Estado y pondrá a todo el mundo ante el dilema de poner orden o dejar que el caos consuma la República.
El único que no lo sabe es Maduro que anda manifestando y echando discursitos contra Pinochet, como queriéndose parecer a Allende, pero ganando él, porque por supuesto no le gustaría padecer el final de aquel ideólogo empedernido que como hombre de conveniencias cultas pero temerario, llevó a Chile al borde de la disolución de su Estado, en medio de la anarquía económico-social.
En lo que sí se parecerá a Chile es que aquí lo que viene es un pronunciamiento militar es decir: todas las FFAA, que quedarán como la única fuerza institucional en pie, deberán decirle al señor Maduro que debe marcharse, por ser solo un presidente fraudulento e incapaz de detener y menos aún de superar la crisis.
Para su consuelo, las FFAA no pueden cometer el disparate de poner este Estado venezolano, al borde del estallido, en manos de un polarizado lidercito antagónico mediático, producto comercial de marketing antipolítico de los grandes cacaos caraqueños, que creen que solo sus pimpollos pueden hacer lo que ellos necesitan, para seguir con el bendito proteccionismo a sus negocios y fortunas, mientras se arruinan nuestras posibilidades de construir una sólida economía realmente capitalista, que se atrasa desde hace medio siglo y ya sin remedio desde hace 15 años, cuando cayó en las manos de estos piratas rojos de la sabana.
Vean cómo ese proceso hacia ese pronunciamiento militar ya comenzó: En los altos mandos y desde el propio Ministerio de la Defensa, casi se abandonó ese ritornelo de cacatúas rojas portando deshonrosamente el uniforme y repitiendo la cantaleta propagandista del Gobierno, con identificaciones doctrinarias y partidistas, contrarias a la Constitución.
Aquí el único que trabaja afanosamente por “el golpe” es el propio Gobierno que no logra ni logrará detener su marcha irrefrenable hacia el abismo.
De manera que si se ha visto este desfile mundial de vueltas atrás, ¿cómo va a evitar Maduro que se vuelva nada este ensayito marginal de rochela tropical, de un pequeño déspota que murió sin ver otra cosa que retrocesos e inviabilidades, de ver implantado su sueño de convertirnos en una satrapía castrista?
Es difícil encontrar en la historia mundial una dirección política de pretensiones “revolucionarias” más ignorante que Chávez y sus acólitos, menos aún que pudieran igualarle en corrupción y perversidad, al disfrutar cínicamente de privilegios de grandes capitalistas, mientras siguen con su discurso fariseo de “revolucionarios”.
De allí la tesis que lo que quedará en pie es la mayoría profesional de las FFAA desvinculadas de la gangrena gubernamental... y si Maduro insiste en asociarlos a su imagen política leprosa, lo único que logrará sería acelerar ese distanciamiento y ruptura, bajo la forma repito de un pronunciamiento militar, que sencillamente diga: señores del PSUV su gobierno no va más.
Por más que Maduro pague las cuotas de poder que le arrebata Diosdado, a cambio de su apoyo cada vez más cuesta arriba y le obligue a las regateadas aperturas económicas del ministro Merentes, este gobiernito solo resultará más caótico en el panorama financiero y por más que Maduro vire a la derecha y al “diálogo” y reparta más dólares, de una vez puede predecirse lo que ocurrirá: deben tanto, en 14 años de avaricia a favor de su lumpemburguesía roja, que sumada esta cifra infinita al hambre atrasada de la vieja burguesía, que es la única que aún produce, sencillamente no les alcanzará ni con 100 veces más divisas, de las que roñosamente lanzan al mercado, mientras la “izquierda” se mostrará traicionada.
El problema amigos lectores no es saber cuándo es que caerá el
gobierno espurio de Maduro, lo que debe saberse, es que no llamarán a
Caprilito y a la MUD para sustituirles. Porque ambos, gobierno y
oposición juntos, no suman sino 30% del país.
La verdadera estadística es que 70% quiere salir del chiquero de la polarización entre los protagonistas de estos últimos 15 años y tampoco quiere de vuelta a los de los penúltimos 20.
Después de todo, ha ocurrido en Venezuela el proceso más lógico posible: el viejo clientelismo y el estatismo y proteccionismo alcahuete, propios de una economía rentista del petróleo y con distribución antojadiza y profundamente desigual del ingreso, ha llegado finalmente a su final con fanfarrias fúnebres en medio de esta parafernalia de farsantes de la revolución y de aspirantes sifrinos de quienes solo aspiran a sustituirlos para repartir distinto.
Lo que viene deberá estar sustentado sobre nuevas bases y se ha dicho que “no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su hora”. Estamos a las puertas de un nuevo orden.
La verdadera estadística es que 70% quiere salir del chiquero de la polarización entre los protagonistas de estos últimos 15 años y tampoco quiere de vuelta a los de los penúltimos 20.
Después de todo, ha ocurrido en Venezuela el proceso más lógico posible: el viejo clientelismo y el estatismo y proteccionismo alcahuete, propios de una economía rentista del petróleo y con distribución antojadiza y profundamente desigual del ingreso, ha llegado finalmente a su final con fanfarrias fúnebres en medio de esta parafernalia de farsantes de la revolución y de aspirantes sifrinos de quienes solo aspiran a sustituirlos para repartir distinto.
Lo que viene deberá estar sustentado sobre nuevas bases y se ha dicho que “no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su hora”. Estamos a las puertas de un nuevo orden.
http://www.albertofranceschi.com