FRENTE
INSTITUCIONAL MILITAR
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faceboork: Frente Institucional militar, FIM
Caracas, 06 de Noviembre
de 2013
BOLETIN DE
NOTICIAS Nro. 284
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EDITORIAL
LA SOBERANIA QUE
NO SE EJERCE SE PIERDE
La Constitución Nacional es severa cuando de derechos
se trata. Dice textualmente lo siguiente: “son
derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la
soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación
nacional”. Más adelante no deja
lugar a dudas cuando le otorga a la Fuerza Armada Nacional la misión de garantizar
la independencia y soberanía de la Nación, además de asegurar la integridad del
espacio geográfico mediante la defensa militar. La decisión reciente de la
Armada Nacional de detener y escoltar a Margarita al buque de bandera panameña
Teknik Perdana por encontrarse realizando actividades de prospección científica
y exploración petrolera en el espacio marítimo que corresponde a nuestra Zona
Económica Exclusiva (ZEE) es una acción patriótica y de ejercicio de soberanía
que merece toda nuestra solidaridad y apoyo. Felicitaciones al Almirante
Gilberto Pinto Blanco, Comandante General de la Armada y a su Alto Mando Naval.
Esta acción tan importante en defensa de nuestra soberanía logró
realizarse por la firmeza mantenida por
el Alto Mando de la Armada ante el gobierno nacional con el objeto de reiniciar
el patrullaje en la fachada atlántica venezolana suspendida, sin justificación
alguna, desde hace un año y reiniciada recientemente. En general, la política
establecida por el régimen actual con relación al Caribe le ha faltado claridad
en sus objetivos estratégicos y oportunidad en sus acciones, las cuales
siempre, de manera muy curiosa, se han realizado con retardo como si existieran
otros intereses en juego distintos a los objetivos nacionales de Venezuela. La responsabilidad de los gobiernos de Hugo
Chávez y Nicolás Maduro es inmensa. De manera inexplicable, Venezuela ha
guardado silencio, en casi todos estos hechos, aún en los más graves, y sólo
cuando la opinión pública ha presionado es que se ha decidido a plantear los
derechos de Venezuela sobre la Guyana Esequiba, según lo establece el Acuerdo
de Ginebra, pero siempre sus notas han sido enviadas con un sorprendente
retardo. Han sido tanto los errores cometidos por estos gobiernos, durante
estos catorce años, en el manejo de las relaciones con Guyana en particular y
con el Caribe en general, que estamos convencidos de que no son equivocaciones
sino el resultado del diseño de una política orientada a satisfacer los
intereses de Cuba en el Caribe. El Frente Institucional Militar, FIM, tiene fe
en que los miembros activos de la Fuerza Armada, al hacer oír su voz, logren
que el régimen responda de una manera firme y eficiente las permanentes
provocaciones a Venezuela que han venido, con muy mala fe, realizando Guyana y los países del Caribe, indiferente
de que la acción de la Armada haya paralizado las labores de exploración
petrolera por la trasnacional Anadarko en la concesión otorgada por Guyana.
Esta respuesta debe estar orientada a que la Armada mantenga un patrullaje
permanente en la zona perteneciente a Venezuela, para ratificar nuestra
soberanía plena por derechos irrenunciables sobre dichas áreas. Los gobiernos
presididos por Hugo Chávez y Nicolás Maduro, durante estos catorce años, tienen
una inmensa responsabilidad, en particular el ministerio de Relaciones
Exteriores y la Asamblea Nacional, en las grandes equivocaciones y omisiones
que se han cometido al poner en grave riesgo la integridad territorial de
Venezuela. Los miembros activos de la Fuerza Armada Nacional deben entender su
inmensa responsabilidad histórica ante los hechos desarrollados en este
documento. Es momento de grandes definiciones. Guardar silencio es hacerse
cómplice del delito de Traición a la Patria y comprometer el prestigio y el
honor de nuestra Institución. Caracas, 4 de noviembre de 2013
Las
concesiones unilaterales otorgadas por Guyana a empresas internacionales en el
territorio Esequibo venezolano, violan flagrantemente el Acuerdo de Ginebra.
Guyana se aprovecha de la debilidad del régimen ilegitimo venezolano, quien
cumple instrucciones directas desde Cuba, para llegar al descaro de hacer
concesiones petroleras en las aguas internacionales venezolanas de la fachada
atlántica, tratando con ello impedir el acceso de nuestros buques al Océano
Atlántico a través del Delta Amacuro. Estos hechos deberían ser considerados
como un acto de guerra motivo por el cual merecen una contundente respuesta
militar. Si no actuamos como es debido, no hay duda de que el “Ilegitimo”,
cumpliendo instrucciones de los hermanos Castros, seguirá utilizando los supuestos canales diplomáticos para distraer al
pueblo venezolano, mientras que la envalentonada Guyana, el de los hechos
cumplidos.
En
defensa de la Fuerza Armada
Por: Gral. de Div. (Ej)
Fernando Ochoa Antich
MI artículo de la semana pasada, en el cual ratifiqué mi fe en nuestra
Fuerza Armada, fue motivo para que mi amigo Gustavo Coronel realizara un severo
e injusto ataque en su contra. Su tesis es que la Fuerza Armada ha sido
"un cáncer para Venezuela" y que el progreso de nuestro país será
difícil mientras "exista una institución armada parasitaria como la que
hemos tenido por años, la cual, en varios períodos de nuestra historia, ha
servido más para apuntalar dictaduras y autocracias corruptas... que para responder
a su misión de defender la integridad de nuestras fronteras". Esta
misión, según Gustavo, "representa casi su única función, pues otras no
requiere de la existencia de una Fuerza Armada ya que pudieran estar a cargo de
una Policía Nacional". Craso error. Recuerden la Guardia Nacional
panameña. Esta tesis es equivocada. La Fuerza Armada no ha sido "un cáncer
para Venezuela". Al contrario, su actuación, con aciertos y errores, ha
tenido un balance positivo para nuestro país desde que se estructuró, a
principios del siglo XX, como una organización profesional permanente
durante el gobierno de Cipriano Castro. Restablecer la paz en Venezuela,
después de casi un siglo de guerras civiles, fue su primera gran labor
histórica. La derrota de la "Revolución Libertadora", una alianza de
todos los caudillos del liberalismo amarillo, restableció la unidad y la
vigencia del Estado después del proceso de disolución nacional que significó la
Guerra Federal. Es verdad, que durante esos primeros años fueron un factor
importante en la estabilidad de las dictaduras de Cipriano Castro y Juan
Vicente Gómez. Ese es justamente otro de los errores de Gustavo Coronel:
generalizar la actuación de los cuadros militares. La Fuerza Armada está
constituida por venezolanos. Las mismas inquietudes que surgen en nuestra
sociedad también existen internamente en la Institución Armada. Esas dos largas
dictaduras tuvieron el respaldo mayoritario del Ejército Nacional, pero también
existieron oficiales jóvenes que no estuvieron de acuerdo con dichos gobiernos
y conspiraron, con riesgo de su propia vida, contra su estabilidad. Las
conspiraciones de 1919, 1922 y 1928 demostraron que el Ejército ya era una
institución al servicio de la nación. Esta verdad quedó más que demostrada a la
muerte del dictador al ser factor fundamental en la transición política
liderada por los generales Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita. A
finales de ese último gobierno, la Fuerza Armada volvió a demostrar que su
unidad interna se ve siempre afectada por las crisis nacionales. Las difíciles
circunstancias políticas que enfrentaba el gobierno democrático del general
Medina Angarita produjeron las causas del 18 de octubre de 1945. A partir de
ese golpe de Estado va a iniciarse un difícil y complejo período histórico en
el cual las Fuerzas Armadas van a ser centro del poder político. Durante esos
trece años, sus mandos cometieron graves errores: el golpe de Estado contra don
Rómulo Gallegos, el irrespeto al resultado electoral de 1952 y el establecimiento
de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, pero sus mismos cuadros rectificaron
al insurreccionarse el 1 de Enero de 1958 y el 23 de enero de ese mismo año
poniendo punto final a dicha dictadura. A partir de 1958, las Fuerzas Armadas
fueron factores fundamentales en el establecimiento del régimen
democrático y garantía cierta de su estabilidad por casi cuarenta
años. Durante ese período su mayoría institucional derrotó a la derecha
perezjimenista y a la izquierda fidelista en sus intentos de tomar el poder por
la fuerza. En 1992, una penetración marxista en nuestra organización tuvo
capacidad para insurreccionarse, aprovechando la profunda crisis política que
vivía el gobierno de Carlos Andrés Pérez. El sector institucional de las
Fuerzas Armadas fue capaz de reaccionar y en menos de cuatro horas derrotar el
intento subversivo. Lamentablemente, los errores del gobierno de Rafael Caldera
y de los partidos políticos permitieron el triunfo electoral de Hugo Chávez. En
estos catorce años han sido cientos los oficiales que han perdido su carrera
por no estar de acuerdo con la orientación ideológica del régimen chavista. Yo
he sido un severo crítico de la permanente violación de los artículos 328, 329,
330 y 331 de la Constitución de 1999 cometida por los gobiernos de Hugo Chávez
y Nicolás Maduro y el sorprendente silencio mantenido por los distintos Altos
Mandos. Venezuela enfrenta actualmente una profunda crisis institucional que se
expresa en el doloroso y permanente enfrentamiento nacional, el cual ha empezado
a comprometer su unidad interna. En un momento tan complejo de nuestra
historia, es imposible no resaltar, con satisfacción, la patriótica actuación
de la Armada en el caso de Guyana y exigirle a nuestra Fuerza Armada que cumpla
y haga cumplir la Constitución Nacional. fochoaantich@gmail. com
@FOchoaAntich.-
Cínica observación de Ramiro Valdez, General del ejército
cubano y Comandante del Ejército de ocupación cubana en Venezuela, después de
55 años de dictadura castrocomunista: ‘Los venezolanos al igual que los
cubanos sufren del “síndrome del
pichón” y esperan que el Papa Estado les ponga los alimentos en la boca’
El Tráfico de Drogas, su Origen y Evolución en el
Estamento Armado Venezolano
Por: Mildred Camero C. Doctora en Derecho en la
Universidad de Roma
Resulta difícil identificar
cuáles fueron los orígenes del tráfico de drogas en Venezuela y cuándo comenzó
nuestras fuerza armada a involucrarse en el “negocio” de las drogas. Sin
embargo, al inicio del desarrollo de las grandes organizaciones criminales
dedicadas al negocio del cultivo, producción y comercialización de la cocaína,
en Venezuela operaban solo traficantes. Nuestras fuerzas armadas tenían entre
sus funciones enfrentar a estos grupos delincuenciales y repeler a los grupos
insurgentes que se desplazan por nuestras fronteras tratando de huir de la
agresión de las fuerzas armadas colombianas. Muy baja era la participación de
militares en el negocio de las drogas y pocas eran sus relaciones con los
grupos armados en conflicto, o por lo menos no eran conocidos. En 1987 se crea
en la Guardia Nacional la Jefatura de Servicios contra el Tráfico Ilícito de
Drogas, denominación que posteriormente fue cambiada por Comando Antidrogas.
Estos fueron los inicios del contacto de grupos militares venezolanos con
organizaciones dedicadas al tráfico de drogas. Comenzaron a circular rumores de
que algunos oficiales recibían dinero por dejar pasar cargamentos por el
territorio venezolano para ser trasladados a los Estados Unidos y a Europa. De
allí en adelante lo que fue solo un rumor sobre las actividades delictivas de
los oficiales al servicio de este comando se convirtió en un verdadero
conflicto, ya que cada día se les involucraba de manera activa en operaciones
de tráfico de drogas. Y apareció el “cartel de los soles”, denominado así por
ser liderados por generales de la Guardia Nacional y en alusión a los soles que
estos portan en sus uniformes. Esta red de oficiales generales ya no solo se
dedicaba a lucrarse de esta actividad ilícita, sino buscaban alianzas con
grupos u organizaciones traficantes, como en el caso del denominado “Cartel del
Norte del Valle” que opera en el eje Arauca-Bolívar y Delta Amacuro,
desplazando otros carteles como el de la Guajira y la Costa. En 1999, Hugo
Chávez asume la Presidencia de la República, hecho que coincide con la entrada
en vigencia del Plan Colombia, y el conflicto interno colombiano llega a
Venezuela, pero nuestro país no tiene la institucionalidad para combatirlo.
Ninguno de los dos gobiernos, pero sobre todo el de Venezuela, podía controlar
lo que sucedía en la frontera; por el contrario, el aparato estatal venezolano
apoya y garantiza la actividad de los traficantes, teniendo como vínculos
grupos civiles, policiales y militares. Asimismo, la red de militares
involucrados en actividades de tráfico de drogas establece lazos con altos
mandos de las guerrilla colombiana, que se peleaban por el control de las rutas
del tráfico en Venezuela, rutas incluso no operativas, y el plan de las FARC
era involucrar más a todas las fuerzas armadas venezolanas en el “negocio”. Hay
que recordar que la guerrilla colombiana asume por razones económicas y no por
ideales el negocio de producción y procesamiento de las drogas ilícitas, por lo
que desplazó a las organizaciones y grupos civiles, quienes a su vez terminaron
aliándose a movimientos paramilitares y contraguerrillas. Poco a poco comienza
a participar en él, además de la Guardia Nacional y los cuerpos policiales, el
Ejército venezolano y surgen los llamados “tumbes”, que no es más que quitarse
entre grupos los cargamentos de drogas. Se debilitan los grupos civiles, como
es el caso del grupo liderado por Walid Makled (Cartel de Beirut), y se
fortalece el llamado “Cartel del Ejército”, que presiona para que sea incluido
en la reforma de la Ley de Drogas redactada en 2005, para de esta manera
legalizar su actuación y participación en investigaciones por drogas en el
país. A partir de este momento se desata una verdadera guerra entre los grupos
civiles y militares, y entre el Ejército y la Guardia Nacional para apoderase
no solo de las rutas, sino de la distribución y comercialización en todo el
territorio nacional, y básicamente de la cocaína, del desvío de químicos y de
solventes como la gasolina y la urea. La aparición del llamado “Cartel del
Ejército”, también llamado “Cartel Bolivariano”, ya que parte de sus
integrantes formaron parte del golpe de Estado del 4 de febrero, en sus inicios
se les identificaba con la droga proveniente del Norte de Santander (bandas de
las Águilas Negras); sin embargo, hoy en día, por su vinculación política con
el actual régimen y su alianza con las FARC, sus actividades delincuenciales se
han multiplicado, lo que ha desplazado de alguna manera a la Guardia Nacional y
a la Armada, que también muy tímidamente ha participado en el negocio del
tráfico de drogas. Pero lo más importante, constitucionalmente nuestras fuerzas
armadas nacionales se constituyeron para “garantizar la independencia y
soberanía de la nación y asegurar la integridad del espacio geográfico,
mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden
interno y la participación activa en el desarrollo nacional”. La democracia es
la única forma de regresar la institucionalidad a nuestras FAN, de allí la
importancia de un gobierno democrático que asuma la atención de las fronteras
como prioritaria en el cumplimiento y aplicación de los principios de seguridad
de la nación.-
Razones para
votar contra Maduro el 8D: Maduro quedará demasiado debilitado para poder concluir su tarea de
destruir a Venezuela. Con la ignorancia destructiva de Maduro y su enfermizo
sectarismo, Venezuela se desliza con celeridad por un "despeñadero".
No solo somos los venezolanos sino buena parte del mundo los que no se explican
cómo nuestro país, con sus enormes ingresos petroleros y su tradición de paz y
democracia, en 14 años ha podido llegar a la catástrofe económica y a la anomia
política y social que mantiene a la mayoría de los ciudadanos indignados por la
inseguridad, la escasez, inflación y otros muchos males a los que el régimen no
pone coto. Marta Colomina //
LA INTERVENCIÓN MILITAR
Por: EDDIE A.
RAMÍREZ S.,
¿Por qué intervienen los militares para cambiar el rumbo político de un país?
¿Se justifican estas intervenciones? La teoría de que los militares intervienen
por ambición política solo es cierta en algunos casos. Generalmente, esas intervenciones se producen
porque existe un malestar
colectivo más o menos generalizado y los
militares perciben que los civiles no
pueden resolver los problemas que aquejan al país. En el fracaso de los civiles
en el ejercicio de gobierno está la excusa y a veces la justificación que
esgrimen los militares para actuar. Cuando
los Poderes del Estado son autónomos y al frente de los mismos hay funcionarios
íntegros, los países logran evitar mediante los controles institucionales y con
elecciones las indeseables intervenciones militares. Las crisis se presentan cuando se cierra la vía
electoral, cuando se viola la Constitución o cuando se produce un estado de
anarquía que impide la gobernabilidad. Por ejemplo, la intervención militar del
18 de octubre de 1945 se justificó para desplazar los restos del gomecismo
dentro del ejército y de la administración pública. El bonachón Medina Angarita quería imponer a
su sucesor, por lo que no estaba
dispuesto a realizar elecciones en las que todos los venezolanos pudiesen
votar. En esa oportunidad los militares buscaron y obtuvieron el apoyo del
partido Acción Democrática. El 24 de
noviembre de 1948 se produjo como reacción al malestar por el sectarismo de AD,
lo cual han reconocido muchos de sus dirigentes. ¿Pudo evitarse este golpe que
contó con el apoyo tácito del partido
Copei? Desde luego que sí, pero faltó madurez política. La intervención
militar del 23 de enero de 1958 contó
con apoyo popular y se produjo por los atropellos del régimen y porque el
dictador Pérez Jiménez cerró la vía electoral. Varias intervenciones
militares fallidas ocurrieron posteriormente. En todas ellas el argumento fue
que los civiles no gobernaban de acuerdo a los intereses del país. Según
algunos “el pecado de los militares no es
por intervenir en momentos de crisis, sino por perpetuarse en el poder”.
Sin embargo, en condiciones normales no
deben ser árbitros que deciden cuándo
intervenir, sino expresar sus inquietudes e incluso ejercer presiones, si el caso lo amerita, a través del
alto mando. El 11 de abril del 2002 ese mando actuó correctamente al
recomendar dialogar y, posteriormente, al desobedecer la orden de Chávez de
arremeter contra una manifestación pacífica, aunque después faltó comando para
una transición adecuada. Hoy el alto mando es sumiso, la Fuerza Armada está dividida y hay varias docenas de
oficiales en el exilio. La incógnita es
¿Cómo evalúan los militares activos la doble nacionalidad de Maduro, la
creación de las milicias, la injerencia de los cubanos, la marcha
hacia el castro-comunismo, el entreguismo a Guyana y las constantes
violaciones a la Constitución? A los
civiles no nos corresponde despejar esa incógnita, sino votar el 8 de diciembre, seguir protestando
los atropellos y convocar una Constituyente. Como en botica: Nuestra
solidaridad con el diario 2001. La censura
sigue ganando terreno. Ahora
también importamos gas de bombona desde
Catar. ¡No más prisioneros políticos, ni
exiliados! eddiearamirez@hotmail.com
Sospechan algunos funcionarios que el
debate planteado sobre la corrupción es una sugerencia cubana a Maduro para que
salgan a relucir hechos de corrupción de los militares y de la industria
petrolera. Por un lado disminuiría Maduro el poder de los uniformados en todos
los sectores de la administración pública y por el otro se le abriría la puerta
para ponerle la mano a Pdvsa. Tienen a Ramírez en la mira una vez más. ¿Le
hicieron sacar al primo asegurador Diego Salazar del país o se lo
recomendaron?… Funcionarios de inteligencia militar están en los Estados Unidos
averiguando las operaciones de Citgo y Barivén… Nelson Bocaranda
Quien no defienda la soberanía no debe
gobernar
La Constitución vigente
en su preámbulo establece lo siguiente: Son derechos irrenunciables de la
Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integridad
territorial y la autodeterminación nacional. El propio Libertador en un decreto
firmado en Angostura en 1815 definió los límites de nuestro país.
Lamentablemente varios gobiernos posteriores no supieron o no pudieron defender
ni la soberanía ni nuestra integridad territorial. Por eso se estima que
Venezuela ha perdido más de 800.000 km del territorio que le correspondían como
sucesor de la antigua capitanía general. Afortunadamente en el siglo pasado
varios ilustres personajes de nuestra política exterior lograron reiniciar un
proceso de recuperación de los espacios territoriales perdidos y otros hicieron
lo necesario para que Venezuela disponga hoy en día de una vasta zona económica
exclusiva en el Mar Caribe. Incluso en el propio siglo XXI en
negociaciones con nuestra vecina Colombia el equipo dirigido por el General
José Antonio Olavarría logró establecer los criterios de demarcación terrestre
que le permitirían al país recuperar porciones significativas de territorio
erróneamente asignadas a Colombia. Ahora nos encontramos en una paradójica
situación: el régimen que controla al país ha descuidado de manera
incomprensible la defensa de nuestra integridad territorial por razones de
carácter ideológico o de oportunismo político. Por un lado el silencio
inadmisible ante todos los actos realizados por Guyana en las que este país no
sólo desconoce nuestra reclamación sobre el territorio Esequibo, sino
peor aún, se hizo la vista gorda cuando Guyana otorgó concesiones en la
fachada atlántica del Delta Amacuro. Con Colombia este gobierno pretendió
reiniciar conversaciones pero limitándolas únicamente a la delimitación del
golfo de Venezuela y no a todos los temas tratados en su conjunto como tiene
que ser. La crisis surgida con Guyana ha pospuesto, afortunadamente, el mal
inicio de esas presuntas conversaciones. La ignorancia y los intereses
políticos de corto plazo no pueden prevalecer sobre la indivisibilidad
territorial del país, como tampoco restringir la autodeterminación al darle
facultades que no le competen a un gobierno extranjero. La Constitución vigente
es muy clara al respecto y quien no la acate no debe ni puede gobernar. www.analitica.com.
Art. 328 DE LA CONSTITUCION NACIONAL: "La
Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional,
sin militancia política, organizada por el estado para garantizar la
independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio
geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del
orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo
con esta Constitución y la ley. La FAN está integrada por los componentes
Ejército, la Armada, la Aviación y la Guardia Nacional.
NOTA:
EN NINGUNA PARTE DE ESTE ARTICULO SE MENCIONA A LAS “MILICIAS NACIONALES
BOLIVARIANAS” NI A “LOS GUARDIANES DEL PUEBLO” CON LOS QUE SE QUIERE REEMPLAZAR
A LA GN, COMO COMPONENTES INTEGRANTES DE LA FAN, POR LO TANTOS SON
INCONSTITUCIONALES Y DEBE SER ACTIVADA SU DENUNCIA HASTA LOGRAR SUS RESPECTIVOS
DESMANTELAMIENTO.