TIEMBLA MADURO
Twitter: @padronpaciano
Las crecientes protestas populares, pacíficas y de calle, respondidas con una arremetida furiosa del régimen contra las manifestaciones y los medios libres de comunicación social para acallar nuestra voz, es claro indicio de que tiembla el régimen diosdado-madurista. A nuestra voz se suman las de numerosos seguidores de las ideas de Chávez, también descontentos con el cogollo del régimen que solo sirve a la boliburguesía que se enriquece groseramente, tragándose los dólares del pueblo y acaparando la calidad de vida solo para ellos; están molestos e indignados. Maduro lo sabe y tiembla, está asustado ante la protesta que crece indeteniblemente.
Los manifestantes contra los desafueros del régimen, así como los medios de comunicación social, son objetivos de Maduro, a quien le salió el tiro por la culata con aquello de que candelita que se prende, candelita que se apaga. Cada represión y atropello multiplica la protesta de calle, la candelita democrática y sin armas. Ningún gobierno - incluidos los de los dictadores Generales Juan Vicente Gómez Chacón y Marcos Evangelista Pérez Jiménez- había maltratado, herido, asesinado y apresado a tantos manifestantes, por igual con armas de la Fuerza Armada o de la Policía, como con las armas de los delincuentes paramilitares y sanguinarios, muchos de ellos malandros presos puestos en la calle por La Fosforito, con mandato o beneplácito del alto cogollo que conducen Cabello y Maduro.
Es bien conocido que sin libertad de expresión no hay democracia, como tampoco la hay sin libertad de manifestar públicamente descontento o rechazo a políticas del gobierno. Estos derechos humanos reconocidos y consagrados en nuestra Constitución son violados impunemente.
El diosdado-madurismo declaró la guerra a la información, dándole carácter de crimen. Tal como lo sostiene Espacio Público -organización de derechos humanos- en 2013 se produjeron 289 violaciones al derecho a la libre expresión, lo que no tenía precedentes, pero en los primeros cuatro meses de 2014 se registraron 325 atropellos a la libertad de expresión, es decir, en el último cuatrimestre más que en todo el año pasado. Maduro censura y hostiga a los medios de comunicación a través del Poder Judicial, y los ahoga económicamente. El diosdado-madurismo cierra medios y compra medios, lo más sonoro recientemente fue la venta de Globovisión a testaferros, así como lo hicieron con todos los medios impresos de la Cadena Capriles, que de la noche a la mañana se convirtió a plenitud en vocero oficioso del régimen, sin que todavía se sepan los nombres de quienes aparecen como accionistas de esa empresa.
Como si fuera poco, las cadenas embrutecen a la población, por lo que Maduro las ha multiplicado. Hugo Chávez tuvo el récord de promediar 23 minutos diarios de cadena, de 1999 a 2012, mientras que el diosdado-madurismo le ganó, promedió 28 minutos diarios en 2013; más no es todo, en medio de los brutales ataques a las manifestaciones estudiantiles de los últimos tres meses, se han incrementado exponencialmente las cadenas; por ejemplo, entre los pasados 12 y 26 de febrero el régimen encadenó un promedio de 112 minutos por día, 400% más.
El gobierno agrede físicamente a los comunicadores, y les manda a robar sus equipos; crea un bojote de medios oficialistas, televisoras, radios y periódicos y, lo peor de todo, censura y obliga a la autocensura. A la oposición le quedan la calle y las redes sociales; en la calle recibimos plomo parejo, mientras las redes sociales están en la mira de la CANTV.
Si nos quitan la calle y nos cierran la boca, si trancan las vías democráticas de protesta, solo queda arreciar la lucha en la calle; el arrinconado se defiende con lo que tiene y le sobra voluntad para luchar hasta el fin. Tanta violencia del gobierno muestra la hora postrera del régimen diosdado-madurista. Maduro tiembla, entra en pánico.
PACIANO PADRÓN
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