La Venezuela que merecemos
José Vicente Carrasquero A.
Venezuela vive uno de los momentos más dramáticos de
su historia. La cantidad de problemas que agobian a los venezolanos se ha
incrementado de una forma notoria. Además, la intensidad de los mismos, compromete la visión que de sí mismos tiene la gente que
se enfrenta a momentos de mucha incertidumbre que se miden a través de la falta
de optimismo en el futuro que arrojan todas las encuestas de opinión pública en
la actualidad.
Los venezolanos han luchado denodadamente contra la
implantación de un modelo que le es
ajeno durante los últimos quince años. La lucha no ha cesado. Por el contrario,
la conflictividad social del país es notable. Se reportan manifestaciones de
todo tipo todos los días. La intranquilidad de la gente se hace evidente en
todos los aspectos del quehacer de nuestra sociedad.
En medio de esta situación, las clases políticas
aparecen comprometidas con sus propias causas y haciendo caso omiso al proceso
de empobrecimiento al que ha sido sometido el venezolano en general. Las
personan en nuestro país son ciudadanos de tercera categoría. Sus libertades
han venido siendo coartadas sistemáticamente. No hay posibilidades para la
elección, no hay manera de moverse sin tener que obtener una licencia de un
gobierno que se mete en todos los aspectos de su vida. Paradójicamente, el
Estado venezolano no da contraprestaciones que compensen ese control que ejerce
sobre la población. Por el contrario los servicios de seguridad pública, la
salud, la educación, la infraestructura, muestran signos de deterioro y mantienen
a las personas por debajo del nivel de subsistencia en muchos aspectos básicos.
El problema de la escasez de medicinas y alimentos debe ser atendido con la
urgencia del caso.
No es claramente visible en el país un grupo de
personas que marquen direcciones. Que, observando de una manera crítica al
país, ayuden a conformar criterios de hacia dónde deben dirigirse las acciones
para que se comience a tomar medidas que impidan que el país se siga hundiendo
en el atraso que, de seguir así, nos hará presa fácil de cualquier potencia
extranjera que se aproveche de nuestra debilidad.
Un grupo de personas dedicadas a pensar los problemas
del país puede arrojar luces sobre aspectos de vital importancia para el
desarrollo de Venezuela y consecuentemente, la mejora de la calidad de vida de
los venezolanos a niveles cónsonos con el potencial de riqueza con el que
cuenta nuestra nación.
Respuestas a una cantidad de preguntas deben ser
abordadas: ¿nos ha servido de algo exacerbar la división entre los venezolanos?,
¿cuál debe ser nuestro modelo de desarrollo?, ¿qué debemos hacer para re
institucionalizar al Estado?, ¿qué debemos hacer para superar estructuralmente
la pobreza?, ¿qué acciones tomar para garantizar la seguridad de los
venezolanos?, ¿cómo le damos a los venezolanos servicios de salud de primera
calidad?, ¿cómo logramos universalizar la educación para tener un venezolano
competitivo que impulse el desarrollo?
Venezuela necesita este debate. El pueblo debe saber
que hay alternativas. Que una mejor calidad de vida es un derecho. Que lo que
tenemos actualmente está muy por debajo de lo que nos merecemos. Es menester
hacer que las clases políticas asuman su responsabilidad de manejar el país a
la altura de los requerimientos de un país que necesita recuperar el tiempo
perdido.