Otaiza, Serra, y los Paramilitares venezolanos
Por Carlos E Méndez
Octubre 8, 2014
Tanto el Concejal Eliezer Otaiza como el diputado 
Robert Serra, asesinados sistemáticamente este 2014, eran los enlaces 
entre el régimen y los colectivos o bandas de ex convictos armados por 
el propio gobierno. Desde el primer momento que el difunto asumió el 
cargo de presidente de la Republica de Venezuela (1999), existe toda una
 logística orquestada desde el alto poder para desconocer o torcer la 
voluntad popular de los venezolanos. Recordemos que el golpista resultó 
ganador en la contienda electoral del 98 con apenas 3.674.000 votos de 
un contingente de 11.000.000 (once millones) de inscritos, debido a que 
el 36% de los electores, cansados de lo bueno de la democracia, se 
abstuvieron de salir a votar ese día y se quedaron en sus casas. “Éramos
 felices y no lo sabíamos”. A partir de allí no ha habido mas elecciones
 limpias, sino ventajismo, abusos, chantajes y fraudes perpetrados por 
el régimen.
El profanador de tumbas se propuso eternizarse en el 
poder a cualquier precio. De allí que, en su segundo discurso como 
presidente haya hecho un elogio al delito para justificar el robo, el 
asalto, el atraco, el secuestro express, Etc. Toda una comedia montada 
para poder abrir las rejas de las cárceles del país y dejar libres a 
miles de delincuentes juzgados o no por “delitos menores“. Fue con esa 
gente que el régimen formó y armó los primeros Colectivos o 
Paramilitares afectos al régimen, para que le sirvieran de fuerza de 
choque y de escudos humanos en caso de manifestaciones populares y de un
 intento de golpe cívico o militar.
Resulta que, al heredero del poder, se le ha ido de 
las manos el control de estos grupos armados, ya que quién tenia el 
dominio absoluto de la situación y el poder de convocatoria también 
resultó siendo victima de una conjura de los dioses de la políticamente 
tenebrosa isla de la fantasía. Por cierto, lo que exhiben en Venezuela y
 custodian los Colectivos, no es el cadáver del difunto, sino una momia 
de cera a la que hay que mantener refrigerada para que no se derrita. 
Por lo cual, nos reservamos el beneficio de la duda con respecto a qué 
al “comandante supremo” lo hayan sepultado en su “mar de la felicidad“ o
 en el patio trasero de su hacienda “La Chavera” en Barinas Venezuela.
Carlos E Méndez
- El miedo tocó a la puerta; la fe abrió y no encontró a nadie -

 
 

 
.jpg) 
 


 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
