LIBERTAD E IGUALDAD ABSOLUTA-UTOPIA O REALIDAD
Cesar Guillen
Citterio- Movimiento Laborista
Esta paradoja fundamental e inquietante, ha inspirado a
través del tiempo los grandes movimientos y conflictos de la humanidad. Sin
embargo a pesar de la opinión y del pensamiento de muchos, la realidad nos ha
demostrado que no se puede ser libre e igual totalmente. ¿Por qué?
Porque si hubiera una igualdad total entre todos los
hombres, la desigualdad fuera monstruosa. Y esto simplemente porque no todos los
hombres somos igualmente fuertes, igualmente inteligentes, ni aptos para muchas
de las cosas de la vida en comunidad.
Estas desigualdades establecen de inmediato y sin ninguna
libertad, la desigualdad más terrible. Es decir los débiles, los menos inteligentes,
los menos aptos, quedarían utilizados y explotados por los más fuertes y
capaces para hacer las cosas, es allí en ese momento donde desaparece la
igualdad.
Así mismo, al querer implantar un régimen absoluto de
igualdad en todos los sentidos, tendríamos que frenar el instinto agresivo,
posesivo y ambicioso del hombre (Reyes, caudillos, dictadores) y esto porque el
hombre por su naturaleza esencial, tiende a dominar al resto. Y tal conducta,
aunque nos sorprenda, ha sido a través de los siglos su fuerza histórica, para bien o para mal.
Para poder alcanzar esa igualdad absoluta entre los
hombres, se requiere entonces la implantación de una dictadura feroz, que no
deje el menor resquicio de libertad, porque al haber un pequeño espacio de
libertad, resurge entonces de nuevo la desigualdad.
Entonces, la igualdad y la libertad son contradictorias,
¿cómo es esto? La historia está llena de casos en la que las grandes
revoluciones que han surgido tomando como bandera a la igualdad absoluta, han
degenerado en férreas dictaduras cuya característica principal ha sido, ser las
más grandes negadoras de la libertad. La revolución francesa, fue el primer ejemplo
práctico en la historia. Algunas de ellas todavía sobreviven en la actualidad.
Los hombres estamos condenados a encontrar un equilibrio
social, es decir: del máximo posible de igualdad con el máximo posible de
libertad. Nunca podrán existir la libertad e igualdad absolutas al mismo
tiempo, ya que se autodestruyen una a la otra. La igualdad civil es todo lo que
puede exigir el hombre razonable.
Las sociedades democráticas occidentales son las únicas
que a través del tiempo se han planteado una lucha para que se pueda lograr, el
que preservando un grado de libertad necesario, se mantenga un grado de
igualdad razonable. Esto, con base a las leyes en un marco constitucional
verdaderamente Democrático.
IMAGEN: Cortesìa de Historia de Venezuela