LA COBARDIA
COMO EXCUSA.
(Especial)
MARTES, 4 DE AGOSTO DE 2015
Lo de
Venezuela, al parecer no tiene remedio por su propia decisión. Es una sociedad
que espera todavía una solución mágica o
providencial para ponerle fin a esta tragedia. Lleno de complejos y
resentimientos, de hábitos inmediatistas y de soluciones fáciles en todos los órdenes,
nuestro pueblo es incapaz de reconocer nuestra cruda y peligrosa realidad.
Envilecido por
años de democracia populista y al amparo de la cultura de los petrodólares y
del estado complaciente, el venezolano actual concurre absorto a una situación
que no identifica claramente y si lo hace la tergiversa para adaptarla a un
esquema mental que ha sido su único referente ante la crisis que atraviesa: Por
quinceava vez, irá a las elecciones y
dejará todo en manos de Los líderes de los desprestigiados partidos políticos
porque “ahora si no habrá fraude”.
Esta actitud se
comprueba, con los graves acontecimientos que dejaron un saldo de decenas de
muertos en las protestas ciudadanas. Toda esa furia desatada se les entrego
mansamente a unos oficiantes políticos, disfrazados de demócratas ecuánimes
(colaboracionistas). Quienes lograron para el gobierno lo que el mismo no pudo con
la violencia criminal. El apaciguamiento del pueblo.
Cuando una
sociedad justifica tales desmanes haciendo chistes, mofas y caricaturas de su
propia realidad, ha descendido al último estadio del ser humano. “La sumisión cobarde”.
Otros siguen esperanzados en que los Marines, la DEA, y el FBI, hagan lo que no
hacemos los hombres de este país.
No hay en
ninguno de los sectores de Venezuela, reacción determinante y llena de coraje,
salvo algunas pocas excepciones. Los empresarios, trabajadores, la mayoría de
los estudiantes y la población en general, casi todos desconocen por igual su
justa libertad y su verdadera servidumbre. Maldicen sus grillos, pero a veces
pareciera que se jactan de ellos.
Alborotos, eventos
deportivos, fiestas y aguardiente, playa y rumba, vacaciones, obras de teatro y
conferencias de gurúes internacionales, todo es válido, cualquier cosa es
suficiente para evadir la cruda realidad que nos destruye como pueblo y que nos
hunde en la indignación moral. El valiente tiene miedo del contrario, el
cobarde de su propio temor.
Los documentos
y denuncias ante la ONU, OEA y la CIDH, son calistenia jurídica. Se convertirán
en un fajo de papeles amarillentos o de vencidos Megabytes, por el bostezo del
tiempo. El caso Cubano, es un ejemplo real aunque detestable del modo de operar
del mundo internacional actual, que evidencia una crisis de valores. Otorgan un
premio que aparentemente recibe ahora su régimen por 50 años de crímenes y
opresión.
El que haya
saqueos, y asesinatos dentro del mismo gobierno, es un síntoma de
descomposición, pero eso no se derrumbará solo, como sueñan los débiles de
esfínter. La historia no enseña sino por analogía, no hay un manual de
instrucciones, solo se puede aplicar en situaciones relativamente comparables.
La esperanza no es resignación ni pasividad y el valor
radica en hacer lo que más tememos hacer. Recordemos que la derrota es huérfana,
pero que la victoria no tiene sustituto.
cesarguillencittrerio@gmail.com
Publicado por EL REPUBLICANO LIBERAL