Un
gobierno sin destino
II
Fernando
Ochoa Antich.
En mi anterior artículo rechacé la absurda tesis
esgrimida por Oscar Schémel, según la cual los venezolanos, aunque golpeados
por la crisis, no deseaban un cambio de
gobierno sino una rectificación en las políticas establecidas por el régimen de
Nicolás Maduro. Mi argumento fue terminante: un gobierno que es derrotado en
unas elecciones parlamentarias no tiene suficiente fuerza para reorientar un
gobierno que ha perdido totalmente su base de sustentación. Estoy convencido
que la única solución posible, después que la oposición triunfe en las
elecciones parlamentarias, es construir un importante acuerdo entre distintas
fuerzas sociales y políticas, que permita orientar a Venezuela hacia un referendo revocatorio que
le ponga fin a este gobierno al cumplirse, en el mes de abril de 2016, sus tres
años de gestión como lo establece el artículo 72 constitucional. Diosdado Cabello
mantiene que la Asamblea Nacional no existe
para cambiar presidentes. Justamente, allí es donde se pueden crear las condiciones necesarias
para ese gran acuerdo nacional.
Esta
alternativa debe ser analizada a profundidad por los venezolanos. Tiene grandes
ventajas. Sería una transición de tres años, con un origen constitucional y democrático,
que superaría ampliamente la tradición histórica venezolana de Juntas cívico
militares, con apenas un año de duración. Ese origen, y el natural respaldo
popular que recibiría un nuevo gobierno, facilitaría poder enfrentar los
complejos problemas nacionales, que, sin duda, se originan en la tendencia
hegemónica del chavismo y en su equivocada visión económica. Estoy seguro que
al ser la crisis de tal magnitud deben
existir sectores del chavismo que respaldarían esta alternativa, como una forma de solución
que permitiría mantener la vigencia de la Constitución de 1999 y los intereses
de un gran partido popular como es el PSUV. Es verdad, que también deben existir sectores
de esa organización política que aspiran a conservar el poder a cualquier
costo, pero hacerlo sería un gravísimo error que comprometería ampliamente el futuro
del chavismo.
El
gobierno de Maduro no tiene destino… Creer que imponiendo arbitrariamente
numerosas cuñas de televisión y de radio va a fortalecer su desgastada
popularidad es un absurdo, que sólo conducirá a un agravamiento de los
crecientes problemas nacionales y al surgimiento de delicados estallidos de
violencia. Esta realidad debe empezar a ser discutida por todos los sectores
nacionales. El tiempo empieza a ser un factor a tomar en cuenta y es quizás la
única debilidad que tiene la solución del Referendo Revocatorio. Analicemos, por ejemplo, aspectos puntuales de
la crisis económica. Veamos, lo que significa para la estabilidad de Venezuela
la indetenible caída de las reservas internacionales: se están “quemando” 2.500 millones de dólares
mensuales. Venezuela ha gastado en tres meses 7.357 millones de dólares,
produciendo tal caída en las reservas que apenas alcanzan a 15,000 millones de
dólares. ¿Puede Venezuela resistir tan grave situación? No lo creo. El dólar se
acerca a 700 bolívares,
Otra
pregunta, surge de inmediato: ¿Es capaz Nicolás Maduro de enfrentar tan compleja situación política,
económica y social en medo de la grave
desconfianza que genera su gobierno? Sin duda que no. Ha perdido toda credibilidad.
Tuvo tiempo para haber ejecutado una propia política. No lo hizo. Al contrario,
siguió al pie de la letra la forma de actuar de Hugo Chávez sin valorar que la
situación nacional e internacional había cambiado totalmente. Esta absurda
política fue acompañada con una acción que puede considerarse suicida: no tomar
ninguna medida para enfrentar los distintos problemas nacionales. Esa total
paralización ha conducido a Venezuela a una de las más graves crisis de su
historia. De allí la urgente necesidad de un nuevo gobierno que genere suficiente
credibilidad y confianza. Un aspecto de gran importancia es el prestigio personal
de quien lo presida. La solución de la crisis
requerirá de importantes créditos internacionales y un ambiente que garantice
una plena seguridad jurídica para pode
atraer suficientes inversiones privadas. Votar en las elecciones parlamentarias
permitiría abrir ese camino…
Caracas,
16 de agosto de 2015.
@FOchoaAntich.