El
rescate de la institucionalidad militar
l
Fernando
Ochoa Antich
Venezuela enfrenta una de las crisis más grave de su
historia. En mi anterior artículo señalé, con verdadera angustia, la total
ruptura de la moral ciudadana que ha significado el saqueo del erario público
por una camarilla de civiles y militares. Esta gran verdad debe ser conocida
por los integrantes de la Fuerza Armada Nacional. Justamente, ese es uno de los
puntos más trascendentes del artículo: ¿Y los militares qué? publicado por Luis
Ugalde, un ciudadano de excepción, que reconoce, con certeza, que sólo “unos
centenares de altos oficiales son los que disfrutan de modo privilegiado y
escandaloso de la apropiación privada del bien público de todos los
venezolanos”. Los mayoritarios cuadros militares, que viven modestamente de su
sueldo, deben reflexionar sobre la causa
por la cual pudieron ocurrir esos hechos y, otros de igual gravedad, sin que se
tomaran las medidas disciplinarias del caso. No tengo la menor duda en afirmar que la causa de esos vicios
ha sido el debilitamiento institucional
y moral de Venezuela y en particular el de la Fuerza Armada Nacional.
En la constitución de 1999 se amplió, de una manera muy
importante, el contenido del capítulo referente a la Fuerza Armada, aunque
mantuvo la misma orientación doctrinaria que la constitución de 1961 pautaba en
su artículo 132, al establecer “que la Fuerza Armada Nacional constituye una
institución profesional, sin militancia política, organizada por el Estado para
garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa
militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación
activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con esta constitución y la ley .
En el cumplimiento de sus funciones está al servicio exclusivo de la Nación y
en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna. Sus pilares
fundamentales son la disciplina, la obediencia y la subordinación. La Fuerza Armada Nacional está integrada por el Ejército, la Armada, la Aviación y la
Guardia Nacional, que funcionan de manera integral dentro del marco de su competencia para el cumplimiento de su misión”…
He querido transcribir el contenido de este artículo para
que mis compañeros de armas puedan evaluar las grandes violaciones a la
constitución nacional que se han cometido en las diferentes reformas de la ley
orgánica de la Fuerza Armada aprobadas durante estos dieciséis años de gobierno
y el permanente irrespeto a sus principios fundamentales que realizan algunos jefes militares al
declarar públicamente su compromiso ideológico con el chavismo y el Partido
Socialista Unido de Venezuela, ignorando que el pluralismo político es uno de los
principios fundamentales del sistema democrático, como lo establecen los
artículos 2 y 6 de nuestra constitución y que la Fuerza Armada está al servicio
del Estado y no de un gobierno en particular. Tampoco parecen entender que
estas inaceptables declaraciones comprometen seriamente el respeto, la fe y la
confianza de los venezolanos en
nuestra Institución al vincularla con
una posición ideológica determinada que la enfrenta con importantes sectores
sociales.
El momento crucial que vive nuestra Patria exige de cada
uno de los miembros de la Fuerza Armada un claro sentido de sus deberes
militares y el necesario espíritu de cohesión interna para evitar desviarse del cumplimiento de su
misión institucional establecida constitucionalmente. Venezuela vive la más
grave crisis económica de su historia, sin que el gobierno nacional haya sido capaz, por temor a las
consecuencias políticas, de tomar las
medidas requeridas para enfrentar tan graves circunstancias. Al mismo tiempo
que nuestro pueblo enfrenta el inicio de un proceso de hiperinflación, que
alcanzará más de 200% al final de este
año, con una caída del PIB de cerca del 10 %., en medio de una situación de
absoluta escasez de medicinas y productos de primera necesidad, surge un
proceso de violencia y anarquía que se expresa a través de la actuación de
bandas criminales, que ideologizadas inicialmente por el chavismo, ahora delinquen y enfrentan
con todo tipo de armas a los cuerpos de seguridad del Estado causando temor y
zozobra en la ciudadanía.
Los venezolanos se preguntan, como lo hace con gran tino
el padre Ugalde en su artículo. ¿Qué pueden hacer los militares? Mis compañeros
de armas deben conocer que esa pregunta no es difícil de responder: atenerse a
la orientación democrática de nuestra constitución establecida en su artículo 6
que afirma: “El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las
entidades políticas que la componen es y será siempre democrático,
participativo, electivo, descentralizado alternativo, responsable, pluralista y
de mandatos revocables” y rechazar con
gran fuerza y cohesión interna su
utilización para irrespetar la voluntad popular expresada durante las
elecciones parlamentarias del 6 de diciembre. Los militares deben conocer que
es absolutamente falsa la campaña, mantenida ilegalmente por Nicolás Maduro,
que busca crear en los venezolanos la imagen de una oposición democrática
dedicada a conspirar en contra de los intereses nacionales. La verdad, la única
verdad es que son millones de venezolanos los que aspiran una solución
pacifica, electoral y democrática a la
inmensa crisis nacional. Así ocurrirá…
Caracas, 2 de
noviembre de 2015.
@FOchoaAntich.