La Toma de Caracas y la Fuerza Armada Nacional
Fernando
Ochoa Antich.
El extraordinario reto que deberá
enfrentar la Fuerza Armada Nacional ante la multitudinaria demostración
opositora del próximo 1° de septiembre es muy exigente: mantener la paz de la
República, colaborar en el mantenimiento del orden público y garantizar el
derecho que tienen los ciudadanos de manifestar pacíficamente y sin armas como
lo establece el artículo 68 de la Constitución Nacional. El general Vladimir
Padrino López, el Alto Mando Militar y todos los efectivos de la Fuerza Armada
Nacional deberían, antes de enfrentar tan compleja situación, reflexionar
profundamente sobre algunos principios de
Ética Militar y sus obligaciones institucionales, en particular, lo
pautado en el artículo 328 constitucional. Venezuela vive una delicada crisis
de consecuencias impredecibles. Me imagino que los organismos de planificación
y análisis de la Fuerza Armada deben tener claros los orígenes de dicha crisis
y las motivaciones para la protesta. Venezuela nunca sufrió durante el siglo XX
una tragedia como la que está padeciendo actualmente nuestro pueblo.
Los organizadores de la marcha han
declarado en distintas oportunidades que esa importante movilización tiene por
objetivo demostrar al mundo y al propio gobierno que los venezolanos estamos
dispuestos a luchar para conseguir, a través del referendo revocatorio o
cualquier otro medio, el necesario cambio político, económico y social que
requiere nuestro país. Lamentablemente, el gobierno nacional, en lugar de
respetar la Constitución Nacional, está decidido a utilizar medidas represivas
para impedirlo. Así lo demuestran las constantes amenazas proferidas
públicamente por Nicolás Maduro y otros altos jerarcas del PSUV y del gobierno.
Se requiere ser un gran irresponsable para
atreverse a decir en cadena nacional, entre otras cosas, que: “¿Ustedes
vieron lo que pasó en Turquía? Endorgan se va a quedar como un niño de pecho
para lo que va a hacer la revolución bolivariana si la derecha pasa la frontera
del golpismo”. Esa amenaza no sólo iba dirigida a la oposición democrática,
sino también a amplios sectores de la Fuerza Armada Nacional. En Venezuela, así
lo indica nuestra historia, sólo puede conspirar la Institución Armada.
La
trágica realidad que enfrenta Venezuela ha creado en nuestro pueblo la firme
decisión de asistir masivamente a “la Toma de Caracas”. Uno de los aspectos que
más se discute en cualquier reunión es la duda que existe sobre la posible
actuación de la Fuerza Armada Nacional durante esa movilización. Las opiniones
son muy controvertidas. Unos creen que garantizará el derecho ciudadano de
marchar pacíficamente en cualquier parte del territorio nacional. Utilizan como
argumento su actuación durante las elecciones parlamentarias el 6 de diciembre
de 2015. Otros, sin duda la mayoría, piensan que su historia reciente es de
represión y compromiso con el régimen chavista. Además, señalan los errores,
las corruptelas y los abusos de poder de todos estos años. La grave caída del
prestigio de la Fuerza Armada exige una inmediata rectificación. La “Toma de
Caracas” podría ser una magnífica oportunidad para iniciar su recuperación
institucional, el respeto y la credibilidad de los venezolanos.
Un
aspecto que debería analizar la Fuerza Armada Nacional es la imprudente y
provocadora convocatoria del PSUV, acompañada de una serie de violentas
amenazas, a una marcha, ese mismo día, llamada “la Toma de Venezuela”. Esa
convocatoria fue hecha muy a posteriori de la realizada por la MUD, con la
evidente intención de generar enfrentamientos. El general Padrino debería plantear
ese delicado asunto al presidente Maduro, recomendándole la suspensión de la
marcha del PSUV. Si no lo hace, y ocurre algún hecho de violencia, la
responsabilidad recaería sobre su persona, su conciencia y la Fuerza Armada
Nacional. Si se lo plantea a Nicolás Maduro, y este no acepta su recomendación,
toda la responsabilidad recaerá sobre el Presidente y su conciencia, pero es
necesario hacerlo público En todo caso,
si por negligencia, omisión o mala intención, ocurriera alguna grave alteración
del orden público, la Fuerza Armada deberá intervenir para restablecerlo. Al
hacerlo, tanto el general Padrino, como algunos de sus subalternos podrían
tener que enfrentar responsabilidades penales.
El
problema no termina aquí. La Toma de Caracas será una impresionante
demostración de fuerza y de organización de la oposición democrática. Al mismo
tiempo, el mundo percibirá el inmenso rechazo de nuestro pueblo al presidente
Maduro y su gobierno. Si esta realidad no le hace comprender que es necesario
buscar una solución pacífica y constitucional como la del referendo revocatorio
o su renuncia, la situación nacional se hará inmanejable al crecer de manera
incontrolable el hambre, la escasez, la inseguridad, la inflación y la
violencia. Esta trágica realidad obligará a la Fuerza Armada Nacional a tomar
una posición que le permita ser uno de los factores en la solución de la crisis
a través de un diálogo con amplios sectores nacionales. Un delicado asunto que
debe ser tomado muy en cuenta es el tiempo. La solución de la crisis política
que vive nuestro país es perentoria. De no hacerse de esa manera, los graves
problemas económicos y sociales que afligen a Venezuela se harán más difíciles
de resolver y seguramente desembocarán en un lamentable estado de caos y violencia
que nadie en su sano juicio puede desear…
Caracas,
28 de agosto de 2016.
@FOcoaAntich