Historia de una traición
III
Fernando Ochoa Antich
En mi anterior artículo narré la conversación
que tuve con el presidente Carlos Andrés Pérez, en la cual le solicité que
saliera de Miraflores y se dirigiera a los venezolanos. Inmediatamente después, el presidente Pérez llamó al contralmirante Iván
Carratú Molina, jefe de la Casa Militar, con la finalidad de solicitarle
planificara su salida del palacio presidencial. El contralmirante Carratú muy
sorprendido le respondió: “Eso es imposible presidente, todas las salidas están
controladas por los insurrectos e intentar salir pondría en riesgo su vida”. El
presidente insistió: “Carratú, no le estoy preguntando qué es lo que vamos a
hacer. Le estoy ordenando preparar mi salida de Miraflores”. Ante la
determinación del presidente Pérez, el Jefe de la Casa Militar se dispuso a hacerlo.
A los pocos minutos regresó, y le solicitó al presidente que lo
acompañara para efectuar la salida de Miraflores por la puerta cercana al
liceo Fermín Toro. Al lograr salir. en medio de los disparos que les hizo un
carro blindado con sus armas automáticas, el presidente Pérez ordenó dirigirse
a Venevisión. Llamó a Carlos Bardazano, gerente de la planta, para coordinar su
llegada. Apenas entraron a la planta, desde un pequeño estudio, el presidente
Pérez se dirigió a los venezolanos: “Un grupo de militares traidores a la
democracia, liderando un movimiento antipatriota, pretendieron tomar por
sorpresa al gobierno. Me dirijo a todos los venezolanos para repudiar este
acto. En Venezuela el pueblo es quien manda. Su presidente cuenta con el
respaldo de las Fuerzas Armadas y de todos los venezolanos. Esperamos que en
las próximas horas quede controlado este movimiento. Cuando sea necesario
volveré a hablar”
¿Qué impacto tuvo el mensaje del
presidente Pérez en las Fuerzas Armadas Nacionales?
Los oficiales insurrectos, al escuchar al
presidente de la República, experimentaron un impacto psicológico de gran
importancia. A partir de ese momento la situación militar empezó a cambiar
progresivamente. Varias unidades insurrectas se rindieron sin combatir. La
sorpresa inicial lograda por los sublevados dejó de tener efecto. El presidente
Pérez, ya más tranquilo, decidió dirigirse de nuevo al país. Este segundo
discurso tuvo un mayor impacto en
las Fuerzas Armadas: “Venezolanas, venezolanos: hace
una hora me dirigí a la nación para darle cuenta del atropello vandálico de un
grupo de militares, que desconociendo sus deberes constitucionales y
deshonrando su inteligencia, pretendieron dar un golpe para
asesinarme, pretendieron tomar “La Casona” y el Palacio de Miraflores.
Afortunadamente la lealtad funcional de las Fuerzas Armadas lo ha impedido. He
contado con el respaldo de toda la nación”… El
presidente Pérez dio indiscutibles demostraciones de valor personal y de
responsabilidad moral. Sin la serenidad que tuvo para enfrentar una
circunstancia ten compleja, difícilmente se hubiese podido controlar la
situación militar. Arriesgó su vida para defender el gobierno
constitucional. La historia tendrá que reconocerlo. Igual gesto de
responsabilidad ciudadana tuvieron Eduardo Fernández, Humberto Celli y Teodoro
Petkoff. El respaldo que le dieron a la democracia contribuyó decisivamente en
la solución de la crisis.
¿Qué acciones militares ordené antes que el
presidente Pérez se dirigiera a los venezolanos?
Apenas pude comunicarme con el general Luis
Oviedo Salazar, comandante de la 31 Brigada de Infantería, le ordené organizar
y preparar un Grupo de Tarea con la misión de recuperar el control del palacio
de Miraflores. Así lo hizo. A las 2:30 A.M. esa unidad avanzó hacia Miraflores
por la avenida Baralt y Urdaneta. Al mismo tiempo, ante la grave amenaza que
significaba el avance de una compañía de tanques AMX30 proveniente de Valencia,
le ordené al general Alfredo Salazar Montenegro, jefe del Comando Logístico del
Ejército, establecer una posición defensiva en la autopista Regional del
Centro, con la finalidad de impedir el acceso de esa unidad blindada a Caracas.
De inmediato, envió al coronel Norberto Villalobos Fuenmayor, quien obstruyó
totalmente la autopista con unas gandolas que se encontraban estacionadas en el
peaje de Tazón. La compañía de tanques no pudo pasar, iniciándose negociaciones
entre el coronel Villalobos y su comandante, el capitán Ángel Godoy, quien
decidió rendirse. El cerco mantenido sobre el ministerio de la Defensa y
la Comandancia del Ejército por una compañía del Regimiento Codazzi había que
romperlo a la brevedad posible. Llamé por teléfono al coronel John Torres
Aquino para que movilizara el Regimiento de Comunicaciones y atacara la
compañía insurrecta. Por suerte no hubo necesidad de combatir. Al escuchar al
presidente Pérez a través de un aparato de televisión que ordené colocar en el
puesto de control de entrada al ministerio de la Defensa y al Comando del
Ejército, los integrantes de la unidad que los cercaban, decidieron rendirse.
Al conocer que el Grupo de Tarea se acercaba a Miraflores, los mayores Pedro
Alastre López y Carlos Díaz Reyes decidieron rendirse al teniente coronel
Rommel Fuenmayor, edecán del presidente de la República.
¿Cómo fue el proceso de rendición de Hugo Chávez?
Apenas me informó el teniente coronel Fuenmayor
que la unidad insurrecta que tenía cercada a Miraflores se había rendido,
llamé al presidente Pérez. El me informó que saldría de inmediato para
Miraflores. Yo lo esperé en el palacio de Miraflores, acompañado del coronel
Rubén Medina Sánchez. Todavía se escuchaban disparos. Al llegar el presidente
Pérez, conversamos en privado unos minutos. Aproveché que había subido a sus
habitaciones para trasladarme a la antesala presidencial. Allí conseguí al
general Oviedo. De inmediato le ordené atacar al batallón de paracaidistas
Chirinos, el cual había tomado La Carlota, con la finalidad de recuperar la
comandancia de la Aviación y limitar el acceso de cualquier avión con
tropas insurrectas a ese aeropuerto. Al ser atacada dicha base se logró la
rendición del teniente coronel Joel Acosta Chirinos después de fuertes
combates. Cerca de la 5 a. m. llamé al Museo Militar. Me atendió el coronel
Marcos Yánez Fernández, comandante de dicha unidad. Le pedí que localizara a
Hugo Chávez. Me atendió. Tuvimos un fuerte cruce de palabras. Al final, él
insistió que yo me trasladara al Museo para conversar conmigo. Yo rechacé su
propuesta por absurda y le exigí su rendición incondicional, a lo cual se negó.
En ese momento entró a la antesala el general Ramón Santeliz Ruiz, acompañado
del señor Fernán Altuve. Al verlo recordé que Hugo Chávez y él eran amigos. Le
propuse a Chávez que recibiera al Gral. Santeliz para que este le hiciera ver
la real situación militar existente. Posteriormente y en respuesta a sus
llamadas, tuve tres conversaciones con él. Su objetivo era ganar tiempo.
Esperaba que la aviación lo apoyara. Sin embargo, al final de nuestra última
conversación, decidí darle un ultimátum para que se rindiera, so pena de
ordenar atacarlo con la aviación. Al sobrevolar los F-16 sobre el Museo
Militar decidió rendirse. Eran las 6:30 A.M.
¿Cuáles fueron mis aciertos y errores durante la
insurrección militar del 4 de Febrero?
Considero que mis aciertos fueron: tomar el
aeropuerto de Maiquetía, alertar sin dilación al presidente Pérez, ordenar
aplicar el plan de Defensa Inmediata del Ministerio de la Defensa, solicitarle
al presidente Pérez que se dirigiera a los venezolanos, atacar el Palacio de
Miraflores con un Grupo de Tarea, establecer una defensa en la Autopista
Regional del Centro para evitar el acceso a Caracas de una compañía de tanques
AMX30, desplegar el Regimiento de Comunicaciones para atacar la compañía del Regimiento
Codazzi que cercaba el ministerio de la Defensa y la Comandancia General del
Ejército, ordenar el ataque del Grupo de Tarea para recuperar la comandancia de
la Aviación y controlar el aeropuerto de La Carlota… También cometí
errores, entre ellos: ordenar al general Ramón Santeliz el traslado de Hugo
Chávez en calidad de detenido al ministerio de la Defensa. Creí,
equivocadamente, que él cumpliría cabalmente sus obligaciones militares. No lo
hizo. Nunca ha podido explicar las razones por las cuales el teniente coronel
Hugo Chávez llegó al ministerio de la Defensa cerca de las 9:30 a. m. ¿Qué
hizo en ese tiempo? Nadie lo sabe. Yo estoy convencido que lo utilizó en
preparar el mensaje que daría Hugo Chávez tan pronto como se le permitiera
emitir alguna declaración.
A las 10:30 a. m. me llamó
telefónicamente el vicealmirante Daniel a Miraflores. Me expuso la situación
que ellos estaban enfrentando: una unidad insurrecta de tanques AMX30 tenía
rodeaba la base Libertador y amenazaba con entrar a la pista. Si eso llegaba a
ocurrir, los pilotos estaban decididos a contraatacar, lo que produciría
un lamentable número de bajas. Le pregunté sobre la posición del Alto Mando. Me
informó que su recomendación era que Hugo Chávez se dirigiera a las unidades
insurrectas por la televisión, para que depusieran su actitud, ya que
había dificultades para hacerlo por otro medio. Le dije que iba a informarle al
presidente Pérez. Lo hice y él lo autorizó, pero al salir del Despacho me
insistió que antes lo grabara. Al regresar al teléfono, le informé al almirante
Daniel la orden del presidente. El me respondió, que no había tiempo para
grabar, porque el enfrentamiento era inminente. Mi respuesta fue: “Hágalo, bajo
mi responsabilidad”. En resumen, creo firmemente que mi actuación fue positiva.
La sublevación se controló en pocas horas. La gran mayoría de los miembros de
las Fuerzas Armadas cumplieron su deber con valor y lealtad. Para ellos mi
reconocimiento y afecto. Mi mayor orgullo siempre ha sido haber evitado un
lamentable derramamiento de sangre entre los venezolanos. El 4 de Febrero hubo
39 muertos entre soldados, estudiantes y policías. Muertes muy dolorosas. Eran
todos jóvenes venezolanos que merecían vivir. Los responsables de esos
asesinatos son los jefes de la sublevación militar, en particular el teniente
coronel Hugo Chávez. Esa es la verdad. La historia al evaluar en el tiempo un
acontecimiento, juzga con sentido crítico la actuación de los hombres. Espero,
sin temor, ese juicio de la historia. Tengo mi conciencia tranquila.
@FOchoaAntich