A mis compañeros de
armas
Fernando Ochoa Antich
Me dirijo a
ustedes, preocupado como estoy ante la
inconstitucional conducción y consecuente desinstitucionalización a la cual se
ha sometido progresivamente a la Fuerza Armada Nacional durante los gobiernos de Hugo Chávez y
Nicolás Maduro, para pedirles que reflexionen sobre el desprestigio que se le
causa a nuestra Institución al violar el contenido de los artículos 328, 330 y
331 de la Constitución Nacional, con el
inaceptable objetivo de convertir a
nuestra Institución en un instrumento político que destruya los
principios y libertades fundamentales de nuestro Estado de Derecho tales
como la Ética, el pluralismo político, el libre ejercicio del sufragio, la libertad de opinión y expresión, la igualdad ante la ley, la revocación de los
mandatos de elección popular…Insisto una vez más en la necesidad de
una urgente y profunda rectificación de esa equivocada actitud para restituir
el carácter profesional y apolítico de la Fuerza Armada Nacional, así como la
plena vigencia y ejercicio de los derechos ciudadanos.
Esa equivocada conducción de la Fuerza Armada
Nacional se ratifica de nuevo en la guía de planeamiento del general Vladimir
Padrino López, ministro de la Defensa, para el año 2017, y en la respuesta que
los miembros del Alto Mando Militar y los distintos comandantes de Regiones
Estratégicas de Defensa Integral le
entregaron durante las reuniones del
10 y 21 de febrero, cuyos contenidos conoció la opinión pública a través de la reseña del periodista Hernán
Lugo-Galicia publicado en El Nacional en su
edición del 27 de febrero de este año. Es tan detallada esa información
que es imposible no darle crédito a los distintos planteamientos realizados en
las mencionadas reuniones y mucho más cuando no ha habido un desmentido del
Ministerio de la Defensa. Definitivamente, esta guía de planeamiento lo que
busca es continuar transformando a la Fuerza Armada Nacional en un órgano
definitivamente represivo al servicio del régimen madurista, con el objetivo de
defender a una supuesta revolución socialista, combatiendo a sus eventuales
enemigos externos e internos: “los Estados Unidos, sectores de la oposición
democrática y la delincuencia organizada”.
Entre los aspectos
más sorprendentes de la información publicada por El Nacional se encuentra la posición del general Padrino: “Estamos
sometidos a una guerra no convencional cuyo objetivo es la mente del hombre,
debilitar su capacidad y voluntad de lucha, debilitar al Estado y sus
instituciones, debilitar la FANB”. Esa absurda posición conduce al extremo de
considerar que Venezuela se encuentra inmersa en una “guerra de cuarta
generación”, que obliga a incrementar
las medidas de control ciudadano de parte de la Fuerza Armada Nacional al
considerar que sus enemigos son los propios venezolanos, en particular la oposición democrática y la disidencia en general
para reprimirla, controlarla y aniquilarla. Con ello, lo que se
persigue es justificar acciones violentas de coerción y represión para conculcar los derechos y libertades
políticas de los ciudadanos
cuyos ideales difieren del Socialismo del Siglo XXI. Esa
visión conduciría al establecimiento de una neo dictadura que comprometería
gravemente la vigencia de nuestro sistema democrático al violentar la casi
totalidad de los derechos ciudadanos.
En
verdad, ese no es el problema que
enfrenta Venezuela en esta hora menguada de su historia. Diariamente, nuestro
pueblo lucha ante una dolorosa realidad:
no hay suficientes productos de primera necesidad y la escasez de medicinas
transforma en tragedia cualquier problema de salud. De todas maneras, en una
situación de tal gravedad, la Fuerza Armada Nacional, podría jugar un papel
histórico trascendente siendo factor fundamental en la solución de la creciente
crisis política. El primer paso que
tendría que dar nuestra Institución es buscar los medios necesarios para que el
diálogo entre el gobierno nacional y la oposición democrática recupere la
necesaria credibilidad en los ciudadanos como medio eficiente para la solución de la actual
crisis nacional. No tengo duda en afirmar, que el único camino posible es que el
gobierno nacional cumpla con las exigencias
planteadas en su carta por el cardenal
Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, segundo en jerarquía
después del papa, en su carta de fecha 1 de diciembre de 2016, en la cual le
señala al gobierno nacional que incumplió los acuerdos iniciales de la Mesa de Diálogo
al no liberar a todos los presos políticos, no establecer el cronograma
electoral, continuar desconociendo las funciones constitucionales de la
Asamblea Nacional y fundamentalmente, no haber establecido un canal humanitario
para enfrentar el hambre y la muerte de los venezolanos.
Si
el ministro de la Defensa y el Alto Mando Militar, a nombre de la Fuerza Armada
Nacional, se atrevieran a solicitarle a Nicolás Maduro que aceptara cumplir
esos acuerdos, y ocurriera de inmediato, se recuperaría la posibilidad de un diálogo político. Es verdad, que al
mismo tiempo se requeriría un firme y claro compromiso entre
el Gobierno Nacional, la Oposición Democrática y la Fuerza Armada Nacional de
cumplir estrictamente lo establecido en la Constitución Nacional. También,
sería imprescindible que el Gobierno Nacional entendiera la urgente necesidad de
dejar de perseguir a la oposición democrática, de establecer una política
exterior moderada y prudente, que realmente permitiera reconstruir nuestras
relaciones con los Estados Unidos y numerosos Estados democráticos que ven con
gran preocupación y angustia lo que ocurre en Venezuela. Si la Fuerza Armada
Nacional fuera factor fundamental en ese histórico acuerdo nacional, impactaría de tal manera el
sentimiento de los venezolanos que le permitiría iniciar con éxito ese largo y
costoso proceso de recuperación de su prestigio institucional.
Superada
la actual crisis política, la Fuerza Armada Nacional debe regresar a los cuarteles, lo haría con gran
autoridad moral, a dedicarse a sus
funciones específicas como lo establece el artículo 328 constitucional para
poder recuperar, de esa manera, su capacidad militar para enfrentar las
verdaderas amenazas que contra nuestra soberanía pueden surgir en un futuro
cercano: Guyana, entre otras. En este momento, la Fuerza Armada Nacional tiene
un delicado reto: enfrentar la
delincuencia organizada y los grupos armados que permanentemente amenazan a
nuestro pueblo. Ustedes tienen la última palabra.
Caracas,
5 de marzo de 2017.
fochoaantich@gmail.com