Del orgullo del Caldas a la vergüenza de Arauquita
Fernando
Ochoa Antich
El misterio y el secreto parecen ser las
principales características de la política militar del régimen madurista. La
desaparición del helicóptero MI17V5 del Ejército, ocurrida el 30 de diciembre
de 2016, durante una rutinaria misión de transporte de personal y
abastecimiento con destino a la estación de seguridad territorial “Delgado
Chalbaud” en el estado Amazonas y las causas que la originaron, permanece en el
más absoluto e inexplicable silencio. Han transcurrido noventa días, sin que el
ministerio de la Defensa ni el comando del Ejército les hayan dado a los
familiares de los tripulantes y pasajeros una respuesta suficientemente
transparente y creíble. Tampoco lo han hecho con la opinión pública Es tiempo que lo hagan. El secreto militar no
justifica esa actitud. Ahora, un nuevo hecho impacta negativamente el
sentimiento patriótico de los venezolanos. Un número aproximado de sesenta
efectivos militares venezolanos, comandados por un coronel, según informaciones
de prensa, instalaron un campamento e izaron nuestra bandera, supuestamente en
territorio venezolano, y fueron obligados por un fuerte contingente militar
colombiano a desmontarlo y retirarse del área. El hecho, celebrado por la
prensa colombiana, exige una inmediata investigación de lo ocurrido. El honor
de Venezuela así lo exige.
Voy
a tratar de resumir los hechos. Tomaré como fuente los medios de comunicación
venezolanos y colombianos. El lunes 21 de marzo, una compañía del Ejército de
Venezuela se desplazó hacia un área conocida como “Los Pájaros”, con la
finalidad de establecer un campamento para realizar ejercicios militares. De
inmediato, se izó la bandera nacional. El martes 22 de marzo, un grupo de
lugareños se dieron cuenta de la presencia de los efectivos militares
venezolanos. De inmediato le informaron dicha situación al alcalde encargado de
Arauquita, quien se trasladó hacia el sitio conocido como “Los Pájaros” para
comunicarle al coronel comandante de los efectivos militares venezolanos que se
encontraba en territorio colombiano. Dicho coronel le respondió que ese
territorio era venezolano. El miércoles 23 de marzo, fue conocida la noticia en
Bogotá. La canciller, María Ángela Holguín, y el ministro de la Defensa, Luis
Carlos Villegas, se comunicaron con sus pares venezolanos, Delcy Rodríguez y
Vladimir Padrino López. Su respuesta fue que los soldados venezolanos se
encontraban en nuestro territorio. Ante la duda, se decidió enviar sendas
comisiones para verificar el límite sobre el propio terreno.
La
revista “Semana” de Bogotá reseña un conjunto de hechos que causan gran
preocupación y por qué no decirlo, vergüenza: “Ese mismo día el presidente
Santos empezó a combinar dos estrategias, la diplomática y la militar. Hizo
varias llamadas a países amigos y a UNASUR, para ponerlos sobre aviso de la
situación. Al mismo tiempo, 400 soldados adscritos a la brigada 18 se
movilizaron hacia la región, varios aviones hicieron sobrevuelos y otras
unidades realizaron maniobras de inteligencia”. Los funcionarios colombianos
llegaron por tierra en medio de una fuerte lluvia; los venezolanos se
movilizaron en helicóptero y no pudieron aterrizar. “El presidente Santos,
seguro como estaba, que los efectivos militares venezolanos se encontraban en
territorio colombiano, se decidió llamar al presidente Maduro, luego de un
concienzudo análisis diplomático y militar. En pocas palabras le exigió retirar
de inmediato sus tropas. La idea del gobierno venezolano era que comisiones de
ambos países se sentaran a verificar la situación de límites. Pero Santos dijo
que no habría ningún tipo de reunión hasta que los soldados venezolanos no
salieran de allí. Debían salir ese mismo día o quedarían, se infería en su
tono, agotadas las vías diplomáticas”.
“El presidente Maduro trató de
reclamarle al presidente Santos su posición en la OEA. Su respuesta fue
terminante: el único tema que trataremos en esta conversación es la salida de
los soldados. Después de conversar cerca de veinte minutos, el presidente
Maduro ofreció retirar del sitio “Los Pájaros”, a los soldados venezolanos”.
Horas después, los efectivos militares venezolanos se retiraron Veamos las
reacciones oficiales venezolanas. El comunicado de la cancillería explica:
“Sobre la zona ubicada en el río Arauca, susceptible de alteraciones por
cambios climatológicos, cuando se han presentado discusiones derivadas de las
mismas, se activa una comisión
técnico diplomática de ambos países, para que diluciden las coordenadas sobre
los límites previamente establecidos”. Las declaraciones del general Vladimir
Padrino López sostienen que “la Fuerza Armada Nacional está segura de que el
campamento que estaba en el sector “Los Pájaros” se encontraba en territorio
venezolano. No nos hemos retirado. Lo que hemos hecho fue desplazarnos más a lo
interno para facilitar el diálogo político y permitir que los equipos
técnicos diplomáticos hagan el trabajo y podamos nosotros esclarecer cuáles son
las delimitaciones correctas e históricas entre Venezuela y Colombia”.
En verdad, la decisión del presidente
Maduro es incomprensible e inaceptable. Si había duda sobre la ubicación del
campamento era necesario resolverlas a través de las comisiones técnicas que
habían sido designadas. Debió esperarse la decisión que tomarían dichas
comisiones para retirar nuestros efectivos u ordenar su permanencia en dicho
sitio. Este hecho es aún más grave si se acepta como cierta la posición del
general Padrino de que “Los Pájaros” se encuentra en territorio venezolano. Si
es así, entonces Nicolás Maduro aceptó que tropas colombianas no solo obligaran
a nuestros efectivos a desalojar el área, sino que además ocuparan territorio
venezolano. Lo más vergonzoso, es que el presidente de Venezuela aceptó, sin
ninguna razón, un ultimátum del presidente de Colombia. Cómo se puede explicar
un hecho tan bochornoso. Sólo es posible hacerlo por dos delicadas razones: la
primera, el muy grave aislamiento internacional que enfrenta Venezuela por la
absurda política exterior de los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. La
segunda, es aún más grave. General Padrino, le pregunto: ¿Es que la Fuerza
Armada Nacional no está en condiciones de enfrentar una pequeña crisis
internacional como la que acaba de ocurrir? ¿Tiene razón Colombia y usted se
prestó para generar un innecesario incidente fronterizo, con el objeto de
desviar la atención de la tragedia interna que sufren los venezolanos? ¿Es así
como la Fuerza Armada Nacional va a defender la integridad de nuestro
territorio?
Usted
ya era oficial cuando ocurrió la grave crisis del Caldas. Las Fuerzas Armadas
Nacionales, como a usted le consta, estuvieron a la altura de sus
responsabilidades, gracias al profesionalismo y el apresto operacional que
ostentaban. La firme respuesta, tanto desde el punto de vista diplomático como
militar, ante la aviesa intención de Colombia, fue la causa para que el
presidente Virgilio Barco aceptara el ultimátum venezolano y retirara las
fragatas del Golfo de Venezuela. Esa es la razón para el título de este
artículo. Lo que los venezolanos deseamos es una Fuerza Armada capaz de
evitarnos otra vergüenza como la crisis de “Los Pájaros”, no un instrumento
represor en contra de los mismos venezolanos. Le pido una vez más a usted y a los miembros activos de la Fuerza
Armada Nacional que reflexionen sobre este asunto. Así lo espero. Ustedes también tienen que
entender que la actual situación que enfrenta Venezuela es de una inmensa
gravedad. Nicolás Maduro ha decidido dar un golpe de Estado, desconociendo a la
Asamblea Nacional y a la voluntad popular, expresada en elecciones libres el 6
de diciembre de 2015. La Fuerza Armada Nacional no merece ser utilizada en un
hecho tan vergonzoso. La historia siempre castiga con un severo juicio a los regímenes que tiranizan a
sus pueblos. No permitan que los utilicen. Ustedes tienen familia e hijos. Ellos mismos les recriminarán su actuación el
día de mañana, si ustedes permiten que se viole la Constitución Nacional. Recuerden su juramento de soldado: “Defender
la Patria y sus instituciones hasta perder la vida”.
Caracas,
2 de abril de2017
fochoaantich@gmail.com