Cuestión
de intención
José Vicente Carrasquero A.
Es
difícil explicar el giro que tomó la lucha ante la decisión casi unilateral e
inconsulta de la dirigencia opositora de ir al evento electoral sin una
adecuada conexión estratégica y comunicacional con el largo y exitoso proceso
de manifestaciones que puso en jaque al gobierno tanto a nivel nacional como
internacional.
La dirección
opositora no tuvo la cortesía de explicar al pueblo venezolano cómo se
manejaría de ahora en adelante la lucha para derrotar al oprobioso grupo
político, que al servicio del gobierno cubano, le impone a los venezolanos unos
sacrificios sin precedentes para seguir manteniendo a la rémora antillana que
el comediante eterno permitió nos chupara la sangre por más de tres quinquenios.
La
elección de gobernadores se presenta como un hecho inexorable. Sirve de
incentivo para que quienes mantienen la línea de la abstención se den banquete
con una serie de argumentos que aunque válidos en muchos casos, carecen del
factor más importante en los momentos de crisis que vivimos como es la
propuesta alternativa con verdadera eficacia política. Está más que probado en
el caso de la era chavista que la abstención ha perjudicado los procesos de
resistencia al régimen.
Me voy a
centrar en un argumento muy usado por quienes promueven la abstención y que en
mi opinión está totalmente equivocado. Sostienen que quienes voten en el
proceso electoral del 15Oct estarían legitimando a Maduro, la írrita ANC y al
corruptísimo CNE.
Los
procesos administrativos con fines políticos dependen mucho de la
intencionalidad de quien los impulsa y/o los ejerce. En la coyuntura que
vivimos el voto por Maduro o sus opciones políticas es un apoyo que demuestra
complacencia con el desempeño de su gobierno y el deseo de quien vota de
obedecer a esa línea de mando. Quien vota contra Maduro o sus opciones
políticas está precisamente haciendo todo lo contrario. Está manifestando de
forma práctica y evidente su rechazo por la dictadura y su apoyo alternativo
por mecanismos democráticos de resolución de conflictos. Lo está deslegitimando
de forma efectiva.
La
írrita ANC, un brazo político de la dictadura no merece mayor mención. Presidida
por una especie de ayatola chavista ha probado ser no más que un elemento de
perturbación adicional en el grave clima político del país. Nadie le hace caso
y no pinta nada en el esquema de acatamientos de la mayoría opositora
venezolana.
Las
rectoras del CNE han demostrado su obsecuencia perruna con un sistema que las
ha enriquecido por encima de las posibilidades que les daba el ejercicio de sus
profesiones. Una de ellas aparece mencionada en el internacionalmente sonado
caso ODEBRECHT. El comportamiento de estas señoras el 31 de Julio les dio un
boleto directo y en primera clase a las páginas negras de la historia como las
anti heroínas que dieron groseramente la espalda al pueblo.
Lo
cierto es que los resultados de las elecciones de 2015 son muestra fehaciente
de que el gobierno es minoría y que los controles ejercidos por los grupos
opositores a lo largo y ancho del país pudieron contener las marramuncias del
chavismo devenido en corrupción.
Contrario
a lo que muchos dicen, el voto de 2015 tuvo un efecto lapidario sobre la imagen
de la dictadura a nivel internacional. De hecho, muchos estados se refieren al
régimen de Maduro oficialmente como dictadura. Es claro que la capacidad de
violar la constitución del chavismo es muy grande y sobre todo cuando se blinda
con unas fuerzas armadas corrompidas por dádivas sobre todo a oficiales del
alto rango que están dispuestos a matar venezolanos por mantener sus prebendas.
Volviendo
al asunto de la intencionalidad, quienes desean terminar con la dictadura de
Maduro tienen el voto como elemento deslegitimador de todo el aparato político
que lo soporta. El voto masivo de los venezolanos es una ratificación a la
comunidad internacional de los altos niveles de rechazo que el pueblo
venezolano manifiesta efectivamente contra las políticas de miseria que ha
implantado el régimen siguiendo las instrucciones cubanas.
La
estrategia comunicacional del gobierno es clara además de elemental. Lo que me
sorprende es que haya gente preparada que caiga en la trampa descarada de
Maduro. El gobierno pone sobre la mesa al mismo tiempo las elecciones
regionales y el diálogo haciendo creer que este segundo elemento ha sido
mansamente aceptado por la oposición. La experiencia demuestra que esta es un
mecanismo recurrente del gobierno para desmovilizar a la grey opositora.
El
planteamiento del gobierno es trivial. Llamo a elecciones. La gente se molesta
por el cambio de instrumento de la oposición. Comienza el accionar de los que
llaman a la abstención. Saca a relucir el diálogo para causar una segunda tanda
de abstenciones que les garantice una victoria electoral. El juego es burdo y
sin embargo atrapa incautos.
Una
abstención grande en las elecciones del 15Oct daría una victoria a un gobierno
que no merece tal reconocimiento. Ese resultado si legitimaría a Maduro y su
banda ante algunos gobiernos internacionales. Sería fatal para la percepción
que de la lucha política se sostiene en Venezuela.
Una
participación alta con victorias contundentes en todo el territorio nacional
sería una carta de defunción para un gobierno agotado y sin capacidad alguna de
resolver los problemas de los venezolanos y deslegitimado certificadamente en
las urnas.
La
abstención sería altamente perniciosa en términos de eficacia política y en el
empujón que la daría al gobierno que podría mostrar al mundo una victoria a
unas elecciones nacionales. Una legitimación a los ojos del mundo.
Creo que
quienes propugnan la abstención en este momento no se han paseado por este
escenario. La verdadera capitulación sería haber permitido que el 15 de Oct en
la noche el gobierno se pueda alzar con victorias en muchos estados que le
permita clamar que todavía tiene legitimidad en términos de apoyo popular. Es
en la práctica, darle el gusto a Maduro. ¿Es esa la intención del
abstencionismo?
@botellazo