Votar y torturar
Día viernes y hay rueda de prensa en el Consejo Nacional Electoral de Venezuela. Comparece el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. Dúctil, articulado, de dicción perfecta y buenas maneras, daría gusto escucharlo si no fuera que nadie puede creerle. Es que trabaja de relacionista público de un régimen paria.
Justamente, mientras Zapatero hablaba, el Departamento del Tesoro decretaba sanciones para Cabello, su esposa, su hermano y su testaferro. Con cargos de narcotráfico, lavado y otros crímenes conexos, la orden también congela 14 propiedades en Florida y Nueva York. Retrato perfecto de la revolución bolivariana.
Lo anterior entre paréntesis. Volviendo a Zapatero, también se refirió a la elección del domingo 20. Dijo que estaba allí como acompañante, no como fiscalizador ya que el proceso electoral venezolano ofrece todas las garantías necesarias. Razón por la cual aseguró “no tener dudas de que los venezolanos van a votar libremente”. Votar y torturar, en realidad.
Es que pocas horas más tarde, las presas políticas recluidas en el Helicoide iniciaban una huelga de hambre. En su petitorio exigen la presencia del Fiscal General de la República. Se leen los nombres de 19 mujeres, y una leyenda que aclara que otras tres no firmaron por estar en delicado estado de salud. Zapatero nos adeuda su definición del concepto de libertad.
El hecho es un corolario del motín iniciado por los presos políticos el día miércoles. El Helicoide es un centro de reclusión del SEBIN, la policía política de Venezuela, lugar donde casi toda violación del debido proceso imaginable, ocurre. Hacinamiento, torturas, presos políticos junto a presos comunes, menores de edad junto a mayores, adolescentes mujeres con hombres, personas sin proceso legal, presos con orden de excarcelación incumplida, alimentación no adecuada, falta de atención medica.
El motín fue iniciado por todas estas causas. La respuesta del gobierno fue un sitio inmediato del lugar por parte de fuerzas especiales y el traslado de los presos comunes a otros lugares. Los familiares y grupos de derechos humanos se congregaron en la puerta esperando lo peor; continúan allí desde el miércoles. Aparentemente, el motín concluyó pero no se conoce con precisión en qué términos.
La simultaneidad de estos hechos es un buen descriptor de la descomposición en curso. El tweet de Marco Rubio acerca del talle del traje de presidiario color naranja para Cabello dice mucho más que las palabras de Zapatero y el baile grotesco de Maradona. La comunidad internacional debe comenzar a definir la hoja de ruta de una transición, pues la tragedia venezolana nos pertenece a todos. Cinco puntos a continuación.
Primero, habrá un rechazo importante del resultado del domingo, desconociendo al gobierno que de allí surja. Técnicamente, eso supone retirar embajadores, pero no sería una buena decisión. Ello significaría dejar a los venezolanos sin testigos, solos. Al contrario, las misiones diplomáticas en Caracas deben ser más activas, no menos, exigiéndole al gobierno respetar el derecho internacional y los tratados firmados. Los embajadores del llamado “Grupo de Lima”, por ejemplo, debieron acudir a la puerta del Helicoide.
Segundo, y en similar espíritu, estos mismos países deben comenzar con sanciones de una vez por todas, tal como lo han hecho Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, Suiza y Panamá. Los jerarcas del gobierno de Venezuela poseen activos en varios países de la región.
Tercero, la presión internacional debe ir sobre Cuba. Los oficiales militares en Venezuela, entre 20 mil y 50 mil según cálculos diversos, deben comenzar la retirada. El envío de petróleo—importado—desde Caracas esta semana es sugerente, un intento de consolidar la relación antes del domingo. Tal vez Maduro ya se haya convertido en un pasivo para La Habana. Es hora.
Cuarto, es necesario comenzar a implementar la ayuda humanitaria, una operación con base en Cúcuta (Colombia) y en Boa Vista (Brasil). Por supuesto será necesario crear una fuerza logística multinacional—léase, sanitaria y militar—para efectivizar la distribución de alimentos y medicinas. En el lenguaje de las Naciones Unidas el concepto es “intervención humanitaria” y así se ejecuta, con un subsecretario a cargo de dicha misión.
Quinto, debe ser creado el gobierno en el exilio, tal cual hicieron nueve países europeos durante la ocupación en la Segunda Guerra. Un cuerpo colegiado debe asumir funciones Ejecutivas y otro, funciones Legislativas. Ello en paralelo al Tribunal Superior de Justicia en el exilio, el cual funciona y emite sentencias. Venezuela también está ocupada, solo que por un conjunto de organizaciones criminales.
La transición se acerca, la comunidad internacional debe actuar para acelerarla. Que comience el lunes 21, inmediatamente después de la farsa electoral.