Cuatro velas se estaban consumiendo lentamente.
El ambiente estaba tan silencioso que se podía oír el diálogo entre ellas.
La primera dijo:
¡Yo Soy la Paz! … A pesar de mi Luz, las personas no consiguen mantenerme encendida.
Y disminuyendo su llama, se apagó totalmente.
La segunda dijo:
- ¡Yo me llamo Fe! … Infelizmente soy inútil para las personas, porque ellas no quieren saber de DIOS, o de un Ser Superior, por eso no tiene sentido continuar quemándome.
Al terminar sus palabras, un viento se abatió sobre ella, y esta se apagó.
En voz baja y triste la tercera vela se manifestó:
¡Yo Soy el Amor! … No tengo más fuerzas que quemar. Las personas me dejan de lado porque solo consiguen manifestarse para ellas mismas; se olvidan hasta de aquéllos que están a su alrededor.
Y también se apagó.
De repente entró una niña y vio las tres velas apagadas.
¿Qué es esto? … Ustedes deben estar encendidas y consumirse hasta el final.
Entonces la cuarta vela, habló:
- No tengas miedo, niña, en cuanto yo esté encendida, podemos encender las otras velas.
Entonces la niña tomó aquella vela, la vela de la Esperanza, y encendió nuevamente las que estaban apagadas.
MORALEJA: La esperanza tiene el poder de colmar nuestra vida con felicidad porque es un yelmo protector; es el fundamento de nuestra fe, y el ancla de nuestra alma, que siempre nos ayudará a mantener encendidas las otras velas en nuestra vida.
La esperanza es una emoción que enriquece nuestro diario vivir; se define como "el sentimiento de que las cosas saldrán bien". Cuando procedemos con esperanza, "miramos hacia adelante con deseo y con razonable confianza". Como tal, la esperanza le da a nuestra vida cierta influencia tranquilizante, mientras esperamos con confianza los acontecimientos futuros.
La esperanza es un don del Espíritu; tenemos la esperanza de que, por medio de la expiación de Jesucristo y del poder de Su resurrección, seremos levantados a vida eterna debido a nuestra fe en el Salvador. La esperanza en el misericordioso plan de felicidad de DIOS conduce a la paz, al gozo y a la alegría.
La esperanza en DIOS, en Su bondad y en Su poder nos renueva con valor durante nuestros difíciles desafíos y numerosas pruebas.
LO SIENTO; POR FAVOR, PERDÓNAME, TE AMO, GRACIAS
SOMOS AMADOS Y APRECIADOS MUCHÍSIMO Y PARA SIEMPRE
NO TENEMOS NADA QUE TEMER
NO HAY NADA QUE PODAMOS HACER MAL
YO SOY HIJO DE DIOS Y POR LO TANTO HEREDERO DE TODAS LAS RIQUEZAS DEL UNIVERSO
Arsenio González
El Negro e' Macha
Twitter: @aragonzal
Cumaná, 13-04-2020