La revolución ANTIBLOQUEO
Enrique Prieto Silva
Lunes 12 de octubre de 2020
Nos
apartamos de las entregas capitulares del Informe sobre los DDHH en Venezuela,
que inició y continúa elaborando la ONU, sobre el cual referimos en las entregas del (I al III), que, a partir de
1998, luego de la firma del Estatuto de Roma o de la Corte Penal Internacional,
surgió la esperanza de que no queden impune en Venezuela los delitos inherentes
a la violación de los DDHH, crímenes de guerra y de lesa humanidad por falta de
justicia en el país, a consecuencia de las propuestas “revolucionarias” de este
manido y disparatado régimen de gobierno surgido de la locura del militarismo
chavista, las cuales se mantienen, entretanto que vayan surtiendo el efecto
persuasivo y amedrentador, a medida que surge del raciocinio de los jefes y
comandantes involucrados en los hechos atentatorios.
Esos
jefes y comandantes, que usaron la sordina y la ceguera, creyendo que su
indiferencia pasaría desapercibida, y eludirían la responsabilidad que les
impone el mando, con la creencia de que el subalterno sabe cuándo usa o no la
fuerza o la violencia, en actos de control de manifestaciones públicas, o de
respaldo y afianzamiento de la “revolución bonita”.
En anterior artículo, hace más de diez años profetizamos, que en Venezuela vivíamos una involución que pretendía crear un Estado socialista (comunista), que nos arroparía a todos, modificando la Constitución para cambiar, de un Estado democrático, social, de derecho y de justicia, por un Estado “socialista”. Dijimos entonces, “queremos reflexionar trayendo a este escrito, como narración de nuestros apuntes, mas que como enunciado, la rememoración de las etapas y momentos, que creemos de mayor énfasis, en la evolución de la fracasada “revolución comunista”, por ello decimos que nuestra “revolución bonita” va en la cola del fracaso”. Era obvio, que no otra podía ser la esperanza de entonces, viendo el avance torpe e ingenuo, por no decir ignaro, de los eslóganes traídos de Cuba como “patria socialismo o muerte” y posteriormente, “revolución y patria socialista”.
Hoy, cuando hemos visto la reacción de la Comisión respectiva de la ONU, recordamos el descaro del canciller de entonces, cuando dijo, refiriéndose a propuestas de la Oposición venezolana, que “el uso de los DDHH con fines ajenos a su verdadera naturaleza por parte de países poderosos, para socavar el entendimiento entre las naciones, quebrantando los principios y normas de la Carta de las Naciones Unidas, que van en detrimento de la paz internacional”.
Hoy recordamos con tristeza, “La dolorosa verdad” expuesta por Fernando Londoño, cuando en 2014 dijo con simpleza: “Lo que pasa en Venezuela tenía que llegar y llegó, así sea que todavía falte lo peor”. Nada fue impredecible. Los que nos jactamos de sentir el sol en cuatro dedos de frente, pronosticamos que el chavismo sería “recordado como autor de un milagro económico a la inversa”, que como bien lo dice nuestro comentado articulista, “milagro de los que se registran pocos en el devenir de los pueblos: Convertir en país miserable el más rico de América no es hazaña de todos los días”.
Cuando la euforia del iluso Chávez, éste siempre aparecía en la palestra asumiendo la responsabilidad de todo lo malo, y muchos jefes y comandantes se atrevieron a retarlo en protagonismo para ganarse su indulgencia y una buena posición de mando administrativo. Muchos de esos jefes y comandantes, aquí en Venezuela o en el exterior, están comenzando a sufrir las consecuencias de su responsabilidad por la violación de los DDHH y los rigores de la represalia legal. Sin embargo, pareciera que muchos no se han percatado de la situación y siguen actuando bajo órdenes superiores, asumiendo la responsabilidad por hechos de sus superiores. Todo en la lucha por la prebenda, por el grado militar o por el mando.
Sin embargo, no salimos de los absurdos, cuando en esta organización fraudulentamente votada y declarada inconstitucional, la Asamblea Nacional Constituyente, que, mediante engaño promovido por abogados que han figurado en la palestra y en la “barra”, como dicen el Norte, más allá de la tolerancia de habérsele permitido por conchupancia del TSJ, ejercer una función inaudita de elaborar una nueva constitución, se ha dedicado, con el aval del mismo TSJ y el resguardo del Mando Militar, a producir sin empacho, leyes constitucionales.
Un absurdo primario, que han querido imponer como regla bien atendida por árbitros arbitrarios, y así surgió como experimento para la ignorancia, la “Ley constitucional de la FAN”, con la cual engañan por su ignorancia a los militares que ejercen el mando institucional, pero que es absorbida como muchas otras normas ilegales, y hoy surge la “Ley antibloqueo”, que como la otra, aparentan ser verdades jurídicas, por la poca controversia de los abogados, muchos de ellos nominados “juristas” y “jurisconsultos”, que atacan el fondo y contenido funcional de estos adefesios instrumentales, pero dejan de lado el mayor peligro, que es no denunciar, que la Asamblea Nacional y el TSJ, no acciones de oficio ante esta inconstitucionalidad, que quieren hacer aparecer en el mundo como una acción soberana del pueblo.
¿Será que creen que tiene facultades la ANC para legislar? Quisiéramos saber ¿cuál es su respaldo constitucional y cual el órgano del Estado competente para dirimir esta controversia?
@Enriqueprietos