Los Judas que van quedando
Desde niño veo como en los domingos santos se quema la figura de Judas, muñeco sin gracia ni pena al cual le colocan fotos de cuanto gobernante nos ha tocado, de cuanto funcionario o personaje se mantiene ruin o sencillamente de quien nos proyectan como villano y nosotros sin opinión propia decidimos que en la hoguera debe quemarse. Es curioso que después de tanto, tanto abuso, tanto camino y globalización, tanto ver ídolos elevarse para luego estrellarse y sobre todo después de tanto soportar a diente apretao' mantengamos ese deseo inútil de sacudirnos la responsabilidad, esa soberbia sutil de buscar culpables y echarles candela por los males que al momento aquejan.
Hoy los Judas están machacando las ruinas que van quedando, pisando las cenizas del país que fuimos, no sólo en Miraflores, también van sosteniendo banderas de oposición y cambio, cobrando vulgares montos por gasolina, revendiendo medicinas y comida. Judas cobra 200$ por gestionar documentos que deberían ser gratuitos y además denuncia a su vecino para que le quiten lo que él por flojera no tiene. Está allí, uniformado de militar o policía, ataviado de juez y de fiscal, extorsionando, sembrando delitos, abusando de la autoridad que todos le dimos para que administre la seguridad pública y nacional, la justicia por Dios santo. Judas es ese general y tanto malandro de verde que se mete plata del narcotráfico y el contrabando de minerales, que sigue cobijando a los dictadores. Pero Judas también está presente en la indiferencia, en el silencio cómplice y en la incapacidad de pensar con cabeza propia. Es por todo esto que los judas no se circunscriben al campo político, y en vez de fotos de los dictadores y opositores malandrones, deberíamos colocar sobre los hombros de esos muñecos un espejo, así tal vez podamos distinguir, viéndonos a los ojos, quién ha hecho o dejado de hacer su tarea.
Para nada intento restar culpa al régimen, pues son ellos quienes araron en tierra fértil la cosecha de este desastre, quienes a sangre y fuego implantaron la miseria, el conformismo, el oportunismo vil que tanto daño causa día tras día. Los retoños producto del músculo mediático de los criminales que gobiernan, son los venezolanos que sin la mínima razón alimentan su fanatismo, los que lamentablemente se tragan los cucharones del mondongo comunista, ese del imperio y la guerra económica, ese de gobernantes que comen filetes de carne Kobe y dan al lumpen latas de sardinas licuada.
Debemos echar candela, mucha candela a los vicios, a la credulidad, a la obsesión, candela pa' las bajas pasiones, para las emociones tóxicas, fuego y brasas para las malas intenciones, candela a las máscaras de víctima que se colocan los bandidos que nos robaron un mejor presente, lumbre a los que pretenden quitarnos el futuro. Más y más llamas para la oposición que factura en nombre de la miseria, para los que se sienten herederos de una Venezuela que no soporta más coronas. Candela pa' la desesperanza y una hoguera infinita donde se calcine el desánimo y la creencia de que no controlamos nuestro destino. Intentemos quemar hoy las ataduras, los juicios, los pre conceptos, las tristezas. Que surjan largas alas de libertad y ética que nos permitan construir, crear, volar sobre nuevos valles en la Venezuela que merecemos. Es momento de resucitar.
Eduardo Figueroa
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