Hay que intentar, al menos intentar con algo más que palabras, opiniones o criticas hacer algo. Algo para que salgamos de los; "es imposible" a los; "resultará difícil". Solo así, con constancia y disciplina podremos llegar de esas latitudes fangosas a lo; "es posible" y "lo logramos". La política de los últimos 20 años en Venezuela no es política, es una espiral marginal donde todos se señalan y muy, pero muy pocos intentan hacer algo. No quiero decir que la de los años anteriores si estuvo enmarcada en los correctos procederes, pero sencillamente se crearon y se sostuvieron las instituciones que mantuvieron en pie a la joya de Latinoamérica, al refugio de los europeos que después de la guerra buscaban oportunidades.
El accionar de los distintos actores políticos de oposición en los últimos años se ha circunscrito a decir lo que todos saben, sobre todo y con cinismo capcioso en las últimas dos semanas. Ahora todos concuerdan que el interinato cometió fechorías, ahora todos afirman que Leopoldo ha sido el Bernie Madoff de la política nacional, un estafador de magnitudes astronómicas. Unos y otros, tirios y troyanos, disidentes y gerontócratas del nivel de Allup y Calderón Berti, también las nuevas camadas simpatizantes o no del G4, todos están en el momento estelar de señalar, de acusar, de afirmar y reafirmar con necedad histérica lo que todos sabemos cierto y además era tangible desde hace años. "El interinato fue corrupto" bla bla bla, "el G4 ha pactado con el régimen" bla bla bla, "necesitamos nuevas actores políticos", "el país está jodido", "México fue un error", "el régimen se ha fortalecido", "las elecciones atornillan a maduro" bla bla bla. ¿Pero qué hacemos con eso? ¿Acaso se espera que se solucionen las emergencias jugando a la papa caliente o auto coronándose eruditos de bodega por haber descubierto el agua tibia?
Hay mucho que denunciar, mucho que señalar, muchos a quien enjuiciar, si no viniéramos jugando a contra reloj, si las elecciones no estuvieran en ciernes colocando la espada de Damocles sobre nuestro cuello, si no necesitáramos con urgencia vital una respuesta diferente ante los mismos resultados, podríamos perder el tiempo haciendo futurología del pasado, usando los inútiles si condicionales. Volvemos al limbo donde todos quieren titularse arrechos sin el valor de dar el primer paso y tomar acciones mas allá de gritar a los cuatro vientos que el agua moja y el sol calienta, volvemos a la ilusión del campo de batalla con guerreros de cristal, donde todos posan con ademanes feroces pero tienen pánico a quebrarse ante su primera decisión.
Para no formar parte de ese vergonzoso y pusilánime grupo, yo los invito a que deliberemos, a que dejemos sentado por diversos medios que las elecciones de Noviembre serán realizadas por fuerzas criminales que además de cohabitar no representan el interés de los venezolanos. Eso se puede hacer, existen las vías, están las voluntades y de hacerlo quedará sentado un subterfugio constitucional que puede ser el freno de mano para que futuros actores, futuras coaliciones u organismos internacionales disuelvan los desastres, los errores históricos, los atolladeros donde intereses de unos pocos pasaron por encima del bienestar de todos. VAMOS A CONTARNOS