De nuevo en la mesa de diálogo
Enrique Meléndez
A esta altura no se sabe
si el gobierno de Joe Biden, con respecto a Nicolás Maduro es chicha o es
limosnada. Uno lo ve en los hechos, que entonces viene uno de sus funcionarios
a Venezuela; cuando de lado allá se sostiene que las sanciones no se han
levantado; se suspende el veto que tenía la compañía Chevron, para que siga
operando en el área petrolera; cuando de lado allá se ignora a Nicolás Maduro,
en lo que atañe a la no invitación, a que participe en
Por supuesto, alguien lo escribió por ahí; por el
instante, queda demostrado que todavía el petróleo mantiene la hegemonía, en lo
que se refiere al uso de la energía, a partir de este movimiento diplomático,
que lo que hizo pensar de inmediato fue en eso, en el “oro negro”; como queda
demostrado que ahora las guerras no se ganan con hombres, sino con tecnología.
He allí el paso que ha dado nuestra era atómica, y en las que las cosas se
arreglan de acuerdo a la magnitud, en el marco de lo que sería la posesión de
las armas nucleares, sobre todo, en lo que tiene que ver con los misiles y los
antimisiles, y que es lo que ha venido decidiendo esta guerra entre Rusia y
Ucrania; razón por la que un país pequeño mantiene en la raya al gigante invasor;
que no contaba con el patriotismo de los ucranianos (dicen que se trata de un
país muy devoto, que ora mucho). El hecho cierto es que ya llevamos tres meses
de esta contienda; cuando Putin pensó que era cuestión de unos días, para
instalarse en Kiev, y no le ha quedado más que masacrar a la población civil,
como se viene denunciando; lo que comprueba que, no sólo le fallaron los
cálculos a la hora de tomar esta decisión, sino que está perdido, y entonces
como se sabe en esa situación, apela a vilezas de este tipo; tomando en cuenta
que las guerras modernas, a partir de Napoleón se comenzaron a humanizar, a
enfrentarse los ejércitos en los campos de batalla, allende las ciudades; para
quedar atrás el tema de la hordas invasoras, que saqueaban a las poblaciones, a
la manera de Putin, que viene a mostrar, asimismo, que se trata de un estadista
de mente retrógrada; llevado, sobre todo, por su fracaso como gobernante, pues
lo que lo conduce a tomar dicha decisión responde a cuestiones económicas, y en
donde se ha abundado mucho en el tema, y así en los campos de batalla se
decidía por el número de hombres, que tenía cada ejército; aun cuando en
nuestra guerra de independencia, que no dejó de ser napoleónica, se demostró
que más valía la estrategia; tomando en cuenta lo sucedido en una batalla, para
poner el ejemplo más patético, como la de Ayacucho; donde el ejército realista
era superior en hombres al ejército patriota; sólo que había una cabeza muy
estratégica, como era la que Sucre, y con el perdón de la digresión; pero la
que nos permite ver el grado de potencialización nuclear al que ha llegado la
humanidad, en ese sentido; al punto, por lo demás, de acabar con una metrópolis
completa uno de esos misiles, que se disparan, y que van programados, para
dicho destino, como lo resaltó el propio Putin; cuando elogió uno de los
últimos, que se habían fabricado en sus industrias armamentísticas, de acuerdo
a un video, que llega por las redes sociales, y misil que le puede dar la
vuelta a
Lo importante es que esto motivó el hecho de que el
gobierno volviera a los diálogos, que sostiene con la oposición, y que se
llevaron a cabo en esta oportunidad en Panamá, aunque un Jorge Rodríguez no
dejó de darle al payaso, con aquello de que en la delegación oficial tenía que
estar presente el actual procesado por la justicia estadounidense Alex Saab;
pues, para utilizar una de sus expresiones, se trata de “una reducción al
absurdo” una situación, en la que no cabe este señor; primero, porque no es un
actor político; segundo, porque se le lee en su intención, que lo que busca es
su libertad, a quien se empeña en otorgarle una credencial de diplomático; que
no ha sido nombrado por un presidente de
Uno diría que la presencia del funcionario de Biden en
nuestro país condicionó esta situación; de modo que, por una parte, la
oposición terminó aceptando esa realidad, de que por el momento ya no es
posible un adelanto de las elecciones, tanto presidenciales, como legislativas,
que era lo que estaba en juego en estas rondas, y que Maduro aceptara que no
sólo tiene la amenaza de una posible condenada de
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