El fin de la dinastía Al Assad.
Enrique Meléndez.
¿Quién cuquea la matejea, quién la cuquea la matejea? Que es lo que ha sucedido con Israel; quien en el fondo es el que ha cobrado, con respecto a lo que ha sucedido con Bassar Al Assad en Siria, en lo que se pudiera considerar una carambola geopolítica; pues esta caída comienza un 7 de octubre de 2023, a raíz de los atentados terroristas, que lleva a cabo el grupo islamista Hamás en territorio israelí; que vino a constituir una masacre; celebrada, por supuesto, por el mundo de la izquierda identificada con la llamada Causa Palestina, y con la complicidad de Irán, Líbano, Yemen, Irak y Siria; la llamada "Ala de la Resistencia", cuya arquitectura geopolítica se llevó 20 años de articulación, y que conformaban un corredor, dispuesto para que este grupo llevara a cabo dicha operación; cuya onda expansiva todavía se mantiene, puesto que de allí, además de la masacre perpetrada contra un público, que se había dado cita para presenciar un concierto de música moderna en un lugar de espectáculos, situado en un páramo de la Franja de Gaza, los terroristas arrastraron con cientos de rehenes; muchos de los cuales se mantienen secuestrados todavía en túneles de la región, donde opera el Hamás; lo que puso en entredicho la capacidad de defensa israelí, que hasta entonces se consideraba invulnerable; de modo que desde un primer momento, tan pronto fue cuqueada esa matejea, enseguida se alborotó el avispero: el ejército israelí redujo a su mínima expresión dicho grupo terrorista, asesinando a sus principales jefes; destruyendo sus instalaciones militares y depósitos de armas, como respuesta a esta vil acción, aun cuando todavía no han podido dar con los túneles, donde se mantiene la resaca de esos secuestrados, que todavía está en manos de estos terroristas.
Lo que entonces indujo al Hezbolá a meter la mano en el asunto; prestándole asistencia militar al Hamás; que fue lo que descubrió Israel; cuyo ejército también se dio a la tarea de volver cenizas todo el arsenal armamentístico de dicha agrupación, que tenía en el "Ala de la Resistencia", el "arsenal del Partido de Dios", a través de células terroristas en cada uno de los Estados, antes mencionados, y que era en la que se apoyaba Irán en su intento por acabar con Israel, que ha sido siempre su objetivo. De hecho en el mes de octubre pasado hubo un entrecruce misilístico entre Irán e Israel; luego de que Irán lanzara una serie de ellos contra el territorio israelí: todos neutralizados por sus escudos antimisiles; cuyo ejército sí le infligió severos daños a instalaciones militares iraníes, y que es donde se mide la capacidad militar de los israelíes frente a sus Estados vecinos, que se creían hasta entonces capaces de desaparecer dicho enemigo en una especie de guerra santa; pues no se olvide que son Estados teocráticos, fundamentalistas, y que el islamismo compite con el judaísmo en todos los terrenos en esta región. De hecho, siempre se temió por esta situación, que vino a estallar en 1967 ya en un primer momento, con la Guerra de los Seis Días, tan pronto se crea el Estado de Israel en la década de 1940 en un territorio de la ONU, donde estaba asentado el pueblo de Palestina; que carecía de Estado, y situación que se mantiene hasta nuestros días; pues una de las razones por las cuales el grupo islamista, de marras, incursiona con semejante acto terrorista, era para cobrar la vida de los palestinos, que a diario mueren en la Franja de Gaza de manos de los judíos. De modo que si hay un ganador en las presentes circunstancias, sería Benjamín Netanyahu, y el que apareció celebrando el hecho en unas declaraciones, que recorrieron el mundo; mientras que el llamado Guía Supremo de Irán, Alí Khamenei vendría a ser el gran perdedor; pues el propio Irán, considerado hasta entonces una potencia militar en la región, ha quedado sin ningún "arsenal divino", al punto de que ha tenido que aconsejarle a su aliado Al Assad, que trate de sostenerse por su propio ejército; que, al parecer, es la otra pata floja, que se le ha venido a presentar a dicho tirano, esto es, un ejército desmoralizado, que no está muy dispuesto a defender a una tiranía larga y despótica. No hay que pasar por alto que Al Assad pertenece a una minoría shiita, que es la religión de Irán, en tanto que la mayoría de la población siria es shunita.
El hecho cierto es que tampoco ha contado Bassar con el apoyo de Rusia, que fue el país que lo ayudó a sofocar los focos de acción de los llamados grupos rebeldes, que se fraguaron en el territorio sirio en 2011, como el que acaba de tomar el poder, a la cabeza de un señor de nombre Abu Mohamed Al Julani; apoyado en esta oportunidad por Turquía y, por paradoja, por EEUU, y digo por paradoja, pues dicho grupo constituye una escisión del antiguo Al Qaeda de Osama Ben Laden. Aun cuando, hay un profundo misterio, en torno a lo que pudiera haber sido negociado entre Vladimir Putin y Donald Trump, que se presume, que pudiera estar conversando éste con el jerarca ruso, con respecto a la guerra, que sostiene con Ucrania, a propósito de este retiro de su protectorado de Siria. Es decir, disminuida Irán, Turquía vio la oportunidad de extender su influencia geopolítica en la región. A continuación se han venido llevando a cabo los ajusticiamientos: linchamientos de esbirros, saqueos a las casas presidenciales y, algo curioso, quema de la tumba de Hafez, que su hijo había transformado en un monumento nacional: un régimen donde prevalecía la adoración al caudillo; pues el susodicho había sido un hombre duro, que se había impuesto sobre la base del terror. Por cierto, en uno de los videos, que llegan por las redes sociales, se observa la figura de un sirio, que seguramente vivió en nuestro país y que, quizás, tuvo que emigrar, y quien le dice a Nicolás Maduro con una sonrisa irónica que el próximo será él. Que por supuesto, le llegó al susodicho, quien de inmediato estalló en cólera. ¿Qué no dijo al respecto?