NI GUERRA NI HUESOS/Manuel Rojas Pérez |
19 de julio 2010 |
Los trapos rojos se acrecientan. El chavismo, al ver que el caso de la comida podrida gracias a su ineficiencia se les ha escapado de las manos, así como los otros problemas cotidianos de la gente, empezó a inventar los cuentos más estrafalarios que puedan imaginarse. La intención es tapar los problemas, que hablemos de sus trapos rojos y no de lo que es realmente importante.
El chavismo empezó la campaña de desvío de atención, metiéndose con el cardenal Urosa Sabino, quien había advertido que el gobierno iba hacia el comunismo. El Presidente inició la ofensiva llamando “troglodita” e “ignorante”. Inmediatamente, casi sin pensarlo, sus fieles seguidores de la Asamblea Nacional continuaron la lanzadera de piedras: Carlos Escarrá, cual macho vernáculo, retó al cardenal a quitarse la sotana. Otro diputado llamó al cardenal bestia. Un tercero insinuó que como a éste no se le había elegido en elecciones populares, podría solicitarse un referendo al pueblo para preguntarle si estaban de acuerdo con el nombramiento de Urosa Sabino. Todo ese show terminó en un acuerdo donde se dejaba abierta la posibilidad de romper relaciones con el Vaticano.
Luego, el Gobierno de Colombia denunció que en Venezuela existían campamentos paramilitares de las FARC. Eso, por supuesto, dio pie a que el presidente se enganchara en ese tema. Cadenas fueron y cadenas vinieron, explicando por qué el presidente Uribe sería un mafioso. Tal asunto llevó a Chávez a decir que en Colombia lo quieren matar.
Visto que el pueblo no agarraba los anzuelos que el gobierno lanzaba, y seguía reclamando una buena administración pública, el chavismo se inventó el trapo rojo más repugnante de todos: la exhumación de los restos del Libertador. Simón Bolívar, que tan tranquilo (o quizás no tanto) estaba en su sepulcro, fue utilizado por el chavismo como un triste, patético y macabro show televisivo. No menos de cinco cadenas se hicieron el viernes pasado para contar cómo, entre gallos y medianoche, sin justificación alguna, sacaron al general Bolívar de su sitio, cómo consiguieron sus huesos, cómo lloraron, cómo se sintió la llamarada del alma del Libertador.
Este hecho dio un golpe de efecto importante, ya que la gente ha estado indignada, y con toda razón. No es posible que los restos de nuestro máximo representante histórico hayan sido tan desgraciadamente profanados. Como me recordaba un amigo, Bolívar no quería que vieran su aspecto enfermo y demacrado en los últimos días de su vida. No podría estar contento que ahora el mundo entero vea sus huesos.
Como decíamos, este hecho logró, ahora sí, desviar la atención de los ciudadanos. Mientras todos contemplábamos estupefactos y molestos uno de los actos más bochornosos y lúgubres de la historia venezolana, dejamos de contar los contenedores de comida podrida o cuantas familias dejaron de comer gracias a que el gobierno nacional dejó descomponerse tanta cantidad de alimentos.
Por ello, este cronista se da a la tarea de recordar a sus pocos lectores, que el problema no está en el Vaticano, no está en Colombia, no está en el sarcófago del Libertador ni en los restos simbólicos de Manuela Sáenz. No. El problema está aquí mismo, al lado de nosotros. Cada vez que salimos a la calle, lo hacemos con miedo porque el hampa está desbordada y nos pueden matar en cualquier esquina. Cuando vamos a hacer una compra se hace con temor, ya que no sabemos si nos va a alcanzar para hacerlo. Ahora, no sabemos si la comida va a llegar, toda vez que el Gobierno la dejó podrirse en unos containers que dejaron botados en cualquier sitio.
El chavismo va a seguir inventando trapos rojos, tratando de desviar la atención de los problemas reales de los venezolanos. Eso no debemos permitirlo. Por primera vez en mucho tiempo, la oposición tiene una agenda propia. Hoy no es Chávez quien determina de qué va a hablar la oposición y eso lo tiene realmente desconcertado, contra las cuerdas. La iniciativa la perdió el chavismo y hoy la tiene la oposición. Ese capital que hemos ganado no podemos perderlo bajo ningún aspecto.
Twitter: @rojasperezm
FUENTE: Correo del Caroní
Remisión: Alberto de Jesus Itanare G.
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