NARRACIONES HISTÓRICAS
CONTEMPORÁNEAS
HUMBERTO  MARCANO 
RODRÍGUEZ
A mí siempre
apreciado, distinguido amigo y paisano Oswaldo Sujú Raffo, General de División
del ejército de la República de Venezuela, por 
su constante dedicación a la defensa de nuestra soberanía  y fronteras 
patria.
La mayor
calamidad pública para una nación, es cuando tropas extranjeras se mezclen en
las disidencias de ese Estado.
Tengo gran miedo
de  estos Congresos Constituyentes que no
teniendo reglas ni ley alguna, hacen lo que les da la gana.
Antonio José de Sucre y
Alcalá. Gran mariscal de  Ayacucho
ANTONIO JOSÉ DE SUCRE Y ALCALÁ
General en Jefe  y Gran Mariscal de Ayacucho
Antonio José de Sucre y Alcalá, el Abel de Colombia  como lo calificó el Libertador  Simón Bolívar cuando recibió la  infausta 
noticia en su lecho de moribundo del alevoso crimen cometido contra este
magno prócer de nuestra  independencia y
de  Sur América, acto criminal  ordenado por 
el coronel José María Obando. No es tan fácil  aunque lo parezca  hablar del Gran Mariscal de Ayacucho, hablar
de Sucre  es hablar de ese gran estado
cuna de tantos próceres  civiles y
militares, es hablar del General en Jefe  José Francisco Bermúdez, del General en Jefe
Santiago Mariño,   de Salmerón Acosta, de Andrés Eloy Blanco, de
Andrés Mata, de ese gran compositor y músico Luis Mariano Rivera y de
tantos  otros, que  es una extensa y rutilante lista, pero a la
vez  es un gran reto a la búsqueda de la
verdad histórica, sobre este  prodigioso  ser, soldado 
siempre victorioso, filósofo, diplomático por  naturaleza propia, estadista y un gran humanista,
del cual  aún se estudia el borrador
que  presentó para la regularización de
la guerra  con la firma  del armisticio entre Bolívar y Morillo (entre
España y Venezuela). Dijo Simón Bolívar de 
este  documento que puso fin al
Decreto de Guerra a Muerte: Es el más bello 
monumento de la piedad aplicado a la guerra, ya  que el mismo marcó un hito en el Derecho
Internacional, pues  se fijó el trato
humanitario  que  habría de darse  desde entonces a los vencidos  por parte 
de los vencedores  en la guerra,
trato  que  es  el
aplicado posteriormente  a los  vencidos en la Batalla naval del lago de
Maracaibo al firmarse la Capitulación. 
Nace  Antonio
José de Sucre y Alcalá, en la ciudad de Cumaná, capital de la Provincia de
Nueva Andalucía,  hoy Estado Sucre, el 3
de febrero del año 1.795, fueron sus padres Don Vicente de Sucre y Urbaneja
y  Doña María Manuela Alcalá y Sánchez, quien
murió  cuando apenas Sucre tenía 7 años
de edad, haciéndose  cargo de su
educación un tío de nombre  José Manuel
hasta la edad de 15 años, cuando es 
enviado a Caracas a estudiar en el colegio militar de ingenieros,
donde  se especializa en matemáticas
y  fortificaciones y por  su efectividad militar en el año 1.810
es  ascendido al grado de Alférez del
ejercito, en el año 1.812 estando  bajo
el mando del General Francisco de Miranda, éste por  sus dotes lo asciende a Teniente,
destacándose en sus servicios  en la
lucha contra las fuerzas realistas. Al caer la Primera República se retira
hacia la Isla de Trinidad, donde  junto a
otro grupo de patriotas exiliados regresa a Venezuela en el año 1.813 a las
órdenes de Santiago Mariño por Guiria emprendiendo lo que ha de llamarse la
invasión de oriente, por  su
valiente  actitud en los encuentros con
las fuerzas enemigas es  ascendido a
Capitán y  recibe la comisión de
reorganizar  el ejército de oriente, pero
al perderse en el 1.814  la Segunda
República  emigra hacia Cartagena de
Indias, de donde se traslada de nuevo a Trinidad regresando a Venezuela en
1.816, de nuevo bajo las órdenes  del
General Santiago Mariño es ascendido a Teniente Coronel  y nombrado comandante de la Provincia de
Cumaná,  posteriormente  Simón Bolívar lo nombra  gobernador de Guayana La Vieja  y comandante militar del Bajo Orinoco, en
1.817  Simón Bolívar lo comisiona para
que se encargue de reducir  a su antiguo
jefe Santiago Mariño  que  se 
estaba  declarando en rebeldía,
apelando a la persuasión y a sus dotes 
de estadista, no solo alcanza su cometido  con Mariño 
sino  que logra convencer a todos
los jefes orientales  de reconocer la
autoridad única de Simón Bolívar.
En 1.817 Bolívar lo asciende  a Coronel y en 1.818 regresa a Angostura al
cuartel general del Libertador, convirtiéndose 
desde ese momento en uno de 
sus  mejores lugartenientes, dando
comienzo entre ellos una verdadera 
amistad que ni la muerte  pudo
separar. De  sus familiares, Pedro un
hermano es fusilado en el año 1.814, Vicente y Magdalena, hermanos  mueren también victimas de Boves  y otros 
tres hermanos más  también se
consumieron en la hoguera de la guerra independentistas, otros   catorce 
familiares más muy directos de Sucre mueren también durante la
guerra  de independencia, sin
embargo  era Sucre  de alma tan noble que ninguna de  estas desgracias lo llevaron al odio y así lo
demostró  al redactar  el documento de la regularización de la
guerra.  En agosto de 1.819  el Vice Presidente de la Gran Colombia  Francisco Antonio Zea lo  nombra 
General de Brigada, grado  que va  a ratificar el Libertador en febrero de
1.820,  posteriormente  por instrucciones  de Bolívar viaja a las Antillas  en misión de adquirir materiales  de guerra, comisión  que cumple 
a plena  satisfacción,
desempeñándose  ese mismo año
interinamente  como Ministro de Guerra y
Marina  y de jefe   titular del Estado Mayor  del Libertador.
En Enero de 1821 
en Bogotá, Sucre es nombrado por 
el Libertador  Comandante del
ejército del sur, en reemplazo del General Manuel Valdez, esta  era la fuerza republicana  que estaba operando en los departamentos  de Popayán y Pasto, Sucre no llegó hacerse
cargo de  este mando porque  sobre la marcha Bolívar lo instruye  dándole 
órdenes  de  que se dirigiera Guayaquil y reemplaza  al general José Mires, asumiendo a la vez la
misión de lograr  que  esa provincia que se había  independizado de España se integrara  a la Gran Colombia, llegando a Guayaquil  el 6 de abril, logrando  el metido encomendado y para el 15 de abril del
mismo año se firmó  el acuerdo entre
Sucre por Colombia y por Guayaquil, José Joaquín de Olmedo,  Francisco Roca y Rafael Jimena, de esa manera
Sucre fue facultado para abrir la campaña contra los realistas y contaría con
los recursos disponibles para liberar a Quito, dándose  a continuación la batalla de Yaguachi el 19
de agosto de 1.821, venciendo Sucre  a
los españoles y asegurando la independencia definitiva de La Provincia libre de
Guayaquil. El 24 de mayo de 1.822 en las faldas del volcán Pichincha cerca de
la ciudad de Quito (El Ecuador  actual),
se enfrentó Sucre  a las fuerzas del
Mariscal de Campo Melchor Aimerich, logrando vencer  a las fuerzas realistas y el 25 de mayo entra
triunfante a Quito, donde aceptó la rendición de todas las tropas españolas
establecidas en ese territorio, de esa manera posteriormente  hizo El Libertador  su entrada a Quito el 26 de junio de 1 822,
incorporándose  tanto Guayaquil  como Quito a la unión de la Gran
Colombia  el 13 de  julio de ese mismo año.
Para el 18 de junio de 1.822, Bolívar asciende por
sobrados méritos a Sucre a General de División, con apenas 29 años  de edad, ejerciendo en Quito La Comandancia
General del ejército y la Intendencia General del ejército republicano y en ese
mismo año conoce  a la bellísima mujer
que ha de ser su esposa, Mariana de 
Carcelan, Marquesa de Solanda, en noviembre del mismo año se pone en
campaña contra los rebeldes pastusos, venciéndolos  tanto en los 
encuentros de Guaita  como en Yaquanquer, regresando una vez más victorioso
a Quito en enero de 1.823, pasando luego a Guayaquil.
Así para el año 1.824 con apenas 29 años  ostentando el grado de General de División,
con una carrera meteórica de triunfos a su haber, Bolívar lo pone  al frente de las tropas Gran colombianas en
la región, encontrándose  rodeado  de un numeroso grupo  de oficiales rutilantes y veteranos  de la guerra independentista, entre los que
descollaban, Córdova, Lara, Heres, Silva, Necochea, Sandor y Miller entre
otros, pero entre tanto  los  veteranos jefes  españoles han estado  agrupando 
a  las tropas reales, nucleadas
alrededor  del aguerrido y veterano General  José de Canterac y del Virrey  José de la Serna, quien va  a ser el ultimo Virrey español en tierras
americanas. Bolívar para  comienzos de
octubre decide  concentrar sus
esfuerzos  en la zona costera y deja a
Sucre que ya es General en Jefe al mando de todas las fuerzas de la sierra, con
facultades  para actuar  y proceder de acuerdo a su criterio,  Sucre entiende 
perfectamente la enorme responsabilidad 
que le ha  entregado El Libertador
y basado en ello procede con todo su genio militar, después  de varias semanas de guerra de posiciones
llevada a cabo  muy metódicamente  con mucha precisión  y serenidad por parte de  Sucre quien planifica milimétricamente la
próxima batalla, rodeándose  de los
mejores jefes militares y de un especializado grupo de mensajeros,  llega 
al 9 de   diciembre, fecha
memorable  cuando se da la gran batalla
de Ayacucho, que con el triunfo de las 
armas republicanas y la capitulación del resto del ejército español,
cesa  la presencia de cualquier autoridad
española  en el continente americano,
quedando  solo presencia en Cuba y Puerto
Rico.  
Para la batalla, Sucre organiza  su 
ejército en tres divisiones, la primera 
al mando  del General Jacinto
Lara, la segunda al mando  del General
José de la Mar y la tercera   bajo el
mando del General José María Córdova, la caballería  bajo 
el mando del aguerrido y experto General Guillermo Miller y un grupo de
tres piezas de artillería con un total de 6.780 hombres. Mientras que el ejército
realista  estaba  bajo el mando 
de los veteranos Generales La Serna y Canterac, quienes también habían dividido  su ejército en tres divisiones, con dos  brigadas de 
caballería y un  grupo de
artillería  de 14 piezas con un total de
10.000 hombres, el resultado  de la
batalla  se puede resumir de la  siguiente manera: Los españoles  tuvieron 1.800 muertos, 710 heridos, 2000
prisioneros de tropa, dos Tenientes Generales, Canterac y La Serna, los
Mariscales  de Campo Valdez, Carratalá,
Monet, Villalobos, Cacho, Otero,  Landazábal,
Pardo y Tur, 16 Coroneles, 78 Tenientes Coroneles, 484 mayores y otros  oficiales 
subalternos, mientras   que las
pérdidas para el ejército patriota 
fueron de: 310 murtos y 606 heridos. Otra cosa de vital importancia,
es  el hecho histórico que en el propio
campo de batalla redactó Sucre el documento de la Capitulación que dado las
condiciones  honrosas y humanistas del
mismo fue aceptado y firmado allí mismo por el Virrey La Serna.
De la Batalla 
de Ayacucho  dijo Bolívar: La Batalla de Ayacucho es la cumbre de la
gloria americana y la gran obra del 
General Sucre. La disposición de ella ha sido perfecta y su ejecución
divina, maniobras hábiles y prontas desbarataron en una hora a los  vencedores 
de 14 años y a un ejército perfectamente constituido y hábilmente manejado.
Ayacucho es la desesperación de nuestros enemigos. Ayacucho, al igual que
Waterloo decidió el destino de Europa, ha forjado la suerte de las
naciones  americanas. Las generaciones
venideras contemplarán y bendecirán la victoria de Ayacucho y la tendrán en el
trono de la libertad, dictando a los americanos 
el ejercicio de sus derechos y el Sagrado Imperio de la Naturaleza. El
General Sucre, es el padre  de Ayacucho y
el redentor  de los Hijos  del Sol, es él que ha roto las cadenas  con que envolvió Pizarro el Gran Imperio de
los Incas.  
La guerra había concluído de hecho en Hispanoamérica,
La batalla de  Ayacucho  puso 
fin a ella y en buena lid  se
había ganado el General en Jefe Antonio José de Sucre y Alcalá  el título de GRAN MARISCAL DE AYACUCHO, en
todas  partes  a su paso es recibido  como un gran héroe, posteriormente al
crearse  la República de Bolivia  es 
elegido  como su primer
presidente, el 26 de mayo de  1.826,
gobernando  con magnanimidad y
desprendimiento, demostrando  sus
dotes  de humanista y de ser un gran
estadista, pero proponiéndose  gobernar  solo por 
dos años hasta  1.828, así el 2 de
agosto presentó su  mensaje  al Congreso de Bolivia y emprendió  el regreso a Quito donde lo esperaba  su esposa La Marquesa de Solanda, pero
poco  dura  esos momentos 
de sosegada vida familiar el deber lo llama y debe marchar al sur  del Ecuador a comienzo  de 1.829 donde había  varios 
focos  de  alzamientos, sabe  Sucre salir 
victorioso de todos  esos  alzamientos y logra la pacificación entre los
grupos saliendo inmaculado de ellos y al él se debe  la famosa 
frase  que hace realidad, la victoria no da derechos entre hermanos, restablecida
la paz debe marchar a  Bogotá pues ha
sido   elegido Diputado al Congreso
Constituyente, que abre  sus  sesiones 
en enero de 1830. Allí se esfuerza en mantener la unidad de Colombia La
Grande, herida ya de muerte, aceptando la misión de trasladarse  a Venezuela, donde  soplan 
fuertes  vientos  de fronda separatistas, pero las
entrevistas  que  sostiene en Cúcuta  con su antiguo jefe  el General en Jefe Santiago Mariño, no
conducen  a ningún acuerdo. Sucre
desilusionado regresa entonces  a Bogotá
y a pesar de los ruegos  del Libertador,
el 13 de mayo emprende la marcha  hacía
Quito, ya decidido  a dedicarse
únicamente  a su vida familiar y a gozar
de la presencia y el amor  de su
bella  esposa y de su hija y a pesar de
los  consejos  de  que
se hiciera  acompañar de un fuerte  grupo de militares, decide  emprender la marcha  apenas 
acompañado de un muy pequeño 
grupo de  sirvientes, el 4 de
junio infausta fecha cruzando la selva de Berruecos en el sur  de la actual República de Colombia  es vilmente asesinado por  órdenes del Coronel  José María Obando, de inmediato la noticia se
propaló y llegó a Simón Bolívar  en
Cartagena, quien en medio del dolor  que
le causaba exclamó. “Gran Dios  han matado al Abel de Colombia”, en realidad
de inmediato entendió  que  había 
muerto el único hombre capaz 
de  adelantar y mantener  la paz y la estabilidad de la Gran
Colombia,  allí se dio cuenta  que 
su  sueño se  terminaba.
Apenas 35 años 
de  edad tenía Antonio José  de Sucre y Alcalá, General en Jefe a los  29
años  y Gran Mariscal de Ayacucho,
cuando  fue vilmente  asesinado, pudo más  la envidia 
de  los  que lo adversaban que entender  que  en
realidad se retiraba definitivamente   a
la vida privada. Antonio José de Sucre y Alcalá 
es uno de los más brillantes y meritorios como militar y como persona
que pueda  encontrarse en todas las
épocas y en todos los países. Como paradigma moral  su figura hallará difícilmente parangón, la
América Hispana  aún está en deuda  con este héroe. 
Antonio José  de
Sucre y Alcalá  se casó  con una de las mujeres más bellas  de Quito, Doña Mariana  de Carcelan y Larrea, Marquesa de Solanda y  Villarocha, en ella tuvo  una hija María Teresa de Sucre y Carcelan,
que  apenas  duro dos años, de igual manera   antes 
de  su matrimonio tuvo tres hijos,
los cuales fueron: Simona de Sucre Bravo, José María de Sucre Cortez y Pedro
César de Sucre Rojas, los restos  de
Sucre  actualmente reposan en la Catedral
Metropolitana de  Quito, de  acuerdo a una disposición testamentaria del
Gran Mariscal.
BIBLIOGRAFÍA  CONSULTADA
Lecuna, Vicente: Crónicas razonadas de las guerras de
Bolívar 
Gil Fortoul, José: Historia Constitucional de
Venezuela
Villanueva, Laureano: Vida de Don Antonio José de
Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho
Ceballos García, Gabriel: Historia del Ecuador
Vargas Ugarte, Rubén: Historia del Perú
Mendoza de Hernández, Lina: Sucre un hombre para la
patria
10 de noviembre 
de 2017.
Escudo de armas de la familia Sucre
IMAGEN SUPERIOR E INFERIOR: Por cortesía de Wikipedia