¿QUÉ SERÁ LO QUE NOS ATERRA?
Hace algunos días, el gusanillo de escribir algo rondaba las intrincadas redes y circuitos cerebrales. No somos consecuentes en la elaboración de artículos de opinión, mucho menos profesionales; si acaso, meramente nos acercamos al concepto de aficionados. Superada esta etapa de incertidumbre mental, llegamos a la decisiva y emprendimos la tarea. Allí vamos.
Los venezolanos, como ciudadanos, como personas con conceptos definidos acerca de valores y principios (una buena mayoría), nos sentimos abrumados por la cantidad de análisis que se hacen sobre nuestra patria y el fenómeno socio-político que ha carcomido sus entrañas. En relación a lo ocurrido estos veintidós años de desgracia, pensamos que todo ha sido dicho, todo ha sido expuesto. Se ha hurgado hasta en los intríngulis individuales, en la personalidad, en la psiquis de sus protagonistas, en sus vidas íntimas. Más de esos prolíficos análisis, bien fundamentados y brillantes muchos, pero que no aportan elementos de juicio adicionales a lo ocurrido; pensamos que es imposible.
Pareciera que hay un terrible miedo a salir de ese estancamiento analítico. Desde luego que aquí juega un papel fundamental el concepto de control social que ha sido establecido exitosamente y a juro, principalmente por los cubanos. Desde luego, ellos no son los únicos. Ese control lleva al intelecto nacional de la mano, la manipulación de mentes preclaras, de académicos parece no tener límites. Da la impresión que hay un miedo paralizante a realizar propuestas concretas, ideas para salir del atolladero, factibles de establecer en un mañana impostergable, de ese futuro inmediato que el país con estremecedores gritos silenciosos le reclama al liderazgo.
El control social es intrínseco a los regímenes comunistas (en principio), y sin importarles nada, con tal de conseguir su fin exceden cualquier límite imaginable para nuestras mentes educadas bajo un formato de “racionalidad lógica”. Algunos autores, en un intento de catalogar académicamente esa práctica, la definen como “técnicas de ingeniería social”. Ese instrumento de control solo persigue un objetivo: la implantación de su ideología. Hay quien cataloga esa ideología como contraria a los derechos individuales y contraria a la ciencia y la moral. Ejemplos concretos sobran: Rumanía, Camboya, La Unión Soviética y desde luego Cuba.
Para lograr superar ese control inhumano de los regímenes totalitarios, hacen falta sin duda propuestas realizables, motivadoras. En el ritornelo de análisis de causas en el caso Venezuela, están ausentes esas opciones. Pareciera que hay pánico para proponer a la sociedad venezolana las alternativas que van a permitir superar esta aciaga etapa de nuestra vida republicana.
Lo que se ha entronizado en Venezuela es una mezcolanza de crimen organizado, narcotráfico y corrupción, con ideologías políticas servidas y administradas a la soberana chulería de los cubanos que cual vampiros, se han adosado a la yugular existencial del país. No hace falta añadir ninguna aclaratoria a este triste concepto de la realidad que nos ahoga. Para salir de ese abismo se necesitan ideas específicas que orienten a la ciudadanía a asumir retos verdaderamente motivadores para cambiar su realidad. Quien piense que salir del lugar donde estamos va a ser simple y sin traumas está muy alejado de la verdad. A eso nos referimos al decir: ¿que será lo que nos aterra?
Al pueblo hay que despertarlo, hablarle claro, no seguir pintándole panoramas irrealizables e inviables de una salida electoral, pacífica y concertada. ¿Creen ustedes que los cubanos, chinos, iraníes, farc, elenos y toda la lista de delincuentes que conculcaron el poder se van a retirar de nuestra geografía mansa y pacíficamente? ¡Que iluso es quien lo piense!
Un “militar” (comillas ex profeso), venerado hoy en la grotesca figura de un vulgar muñeco de cera, que reposa en el cuartel de la montaña, nos metió en este lio. Destruyó la institucionalidad armada venezolana, por lo que resulta complejo, que no imposible, pensar en contar con ellos para una salida digna; los militares venezolanos no son alternativa a considerar. No conforme con eso, el resentido también prostituyó los conceptos más elementales de decencia pública social y permitió la entrega de nuestra dignidad a “potencias” extranjeras. Pero, a pesar de todo, Venezuela aún existe y mantiene suficiente reserva moral y de valores como para estructurar alternativas factibles. Sin duda, hay que educar al pueblo para que entienda que recuperar la patria va a costar sangre, sudor y lágrimas, como lo expresó Churchill en su momento a los ingleses. Señores: otros lo han logrado, los venezolanos no somos menos capaces de hacerlo.
Basta ya de seguir analizando las causas, los procesos, los actores, la infinita lista de elementos que nos condujeron esta situación. Hay que exigir la propuesta de ideas viables, sin temor, pero, sobre todo, de manera fundamental, educarnos a que va a ser traumático y que cada quien, cada individuo es importante con su aporte y sobre todo su sacrificio para regresar a la vida decente de Venezuela, esa que todos merecemos.
REMISIÓN:
Hola Sammy.
Security Consultant.
IMAGEN SUPERIOR: Fotografía REFERENCIAL al texto, publicada en el articulo: Venezolanos en Argentina aterrados con un eventual retorno de Cristina Kirchner: “Yo agarro, cierro mi maleta y me voy” por cortesía de: ccnesnoticias Twitter: @CCNesnoticias
Para descargar en Word: ¿Qué será lo que nos aterra?