De: Enrique Melendez O. melendezo.enrique@yahoo.com
Date: dom, 10 dic 2023 a la(s) 6:21 a.m.
Subject: artículo.
NADIE votó en el referéndum chavista del Esequibo ¿y ahora qué?
Por: Humberto González Briceño
No, no es tremendismo ni exageración decir en mayúscula sostenida que NADIE votó en el referéndum que hizo el chavismo sobre el Esequibo. Para nadie es un secreto que el Estado chavista ha degradado lo electoral al punto de convertirlo en el argumento élite frente a sus propias clientelas, civiles y militares, para seguir en el poder. En otras palabras, y para quienes no son expertos en estos asuntos, el chavismo se jacta de hacer elecciones y ganarlas porque dispone de los medios para fabricarse resultados a la medida. Por eso las cifras que leyó Elvis Amoroso en la noche del 3 de diciembre hay que darles una interpretación cualitativa y cuantitativa para entender si alguien realmente votó en el referéndum de marras y si ese voto significa algo.
El contexto en el cual se convoca este referéndum es el de un régimen que desde el principio hizo todo lo que pudo para entregarle el territorio a Guyana. Desde las miserables declaraciones de Hugo Chávez el 19 de febrero de 2004 cediéndole el uso del Esequibo a Bharrat Jagdeo, pasando por regalarle petróleo a Guyana y los países del CARICOM y hasta comprarle comida a los guayaneses para las vergonzosas cajas CLAP.
En el terreno jurídico y diplomático el chavismo hacía de su desgano a la causa del Esequibo un vigoroso ejercicio de traición a la patria al tener la irresponsabilidad de presentarse ante el Secretario General de la ONU en el 2018 y solicitarle que renovara la fracasada gestión de buenos oficios con Guyana. El chavismo de Maduro, heredero de la política entusiasta de su predecesor Hugo Chávez, también estaba convencido que la pérdida del Esequibo era cuestión de tiempo y para ellos no era tal pérdida sino una ofrenda a la hermandad de los pueblos de Guyana y Venezuela como Chávez lo había prometido públicamente, influenciado por su mentor Fidel Castro.
En una combinación de arrogancia e ignorancia el chavismo en verdad estaba convencido que la gestión de buenos oficios del Secretario General de la ONU era algo que se podía renovar en forma indefinida en el tiempo. Contrario a la ingenua esperanza chavista el Secretario General de la ONU basándose en las mismas previsiones del Acuerdo de Ginebra de 1966 decide enviar el asunto para la decisión de la Corte Internacional de Justicia.
El chavismo cuyo objetivo final es continuar en el poder, no recuperar el Esequibo, ha dado marchas y contramarchas para enfrentar la situación en la CIJ. Unas veces dice que desconoce su competencia pero en otras oportunidades se hace presente ante la misma para entregar alegatos reconociendo de hecho su competencia en la materia. El tiempo ha pasado y el proceso ante la CIJ ha seguido un curso que ya a estas alturas parece previsible e irreversible. Pero al mismo tiempo la situación interna de Venezuela se ha deteriorado materialmente a un punto que pone en peligro la subsistencia del régimen chavista ante inevitables contradicciones internas entre sus facciones civiles y militares.
Así surge la descabellada idea de convocar a un referéndum consultivo en el momento de mayor rechazo y descrédito del régimen chavista. No porque exista un genuino interés en recuperar el Esequibo. Tampoco porque al chavismo le importe lo que piense el 90% de los venezolanos que lo rechazan. El referéndum del Esequibo fue convocado para reagrupar a las facciones chavistas, civiles y militares, que se enfrentan unas a otras ante una implosión que no es difícil anticipar. No vamos a caer aquí en la impostura de tratar de adivinar tiempos ni fechas, pero lo que sí podemos constatar es que se trata de un proceso en marcha que es prácticamente imposible detener.
Todo lo que juristas, historiadores y políticos han criticado como errores, fallas y omisiones de dicho referéndum no están ahí por casualidad o porque el chavismo no sabe lo que hace. Son errores por diseño, si vale la expresión, porque es posible que en su desesperación ellos no sepan exactamente qué hacer pero si saben con certeza lo que quieren y esto es mantener el poder político y militar al precio que sea. No importa que ese precio se pague mutilando un pedazo de territorio a la nación venezolana.
Esas especificidades de la política venezolana no son esotéricas ni parte de una arcana cábala, son del dominio público. Por eso cuando el chavismo vendepatria sacó de la manga de su camisa la carta del referéndum sobre el Esequibo todo el mundo entendió que se trataba de una burda maniobra política, no para recuperar el territorio en disputa sino para reorganizar al chavismo en desbandada y seguir en el poder a toda costa. No fue difícil explicar esto a los venezolanos, la mayoría de ellos más claros en enfrentar la maniobra del régimen que la falsa oposición, aun obnubilada por los vapores electorales, lavándose las manos y dejando que cada quien votara como quisiera.
El régimen chavista sabía a lo que se enfrentaba. No a un pueblo que por reflejo le rechaza y le combate cada día. Tampoco se enfrentaba el chavismo a una falsa oposición blandengue y amaestrada para que le devuelvan sus miserables tarjetas electorales. La verdadera confrontación del chavismo era -es- con sus propias facciones internas, con sus clientelas, civiles y militares, que integran ese ecosistema criminal que sostiene al régimen. Conscientes de ello diseñaron estrategias chapuceras para tratar de mover a su gente a votar en el referéndum. La compra de votos con comida CLAP y bonos Carnet de la Patria, la incorporación de menores de edad al registro electoral eran tan solo el abreboca de lo que sería el megafraude electoral del 3 de diciembre.
Pero ¿por qué decimos que NADIE votó en el megafraude electoral del 3 de diciembre? Porque según el Consejo Nacional Electoral de Elvis Amoroso estaban habilitados para votar alrededor de 21 millones 700 mil venezolanos y de esa cantidad el CNE da cuenta de aproximadamente 10 millones de votos. ¿Cómo? ¿Votos? ¿Entonces cuántos electores hubo? Eso nadie lo sabe, ni siquiera los chavistas ante la monumental abstención, tan abismal como dramática, que los llevó a presentar unos resultados en términos de "votos" emitidos y distribuidos en 5 preguntas y no de electores individuales.
Esos 10 millones de "votos", que no de electores, hay que contrastarlos con las imágenes de centros de votación desolados en toda Venezuela que circularon a lo largo del día por redes sociales. El descalabro fue tal que el chavismo ni siquiera tuvo gente para armar los puntos rojos de control. Ponderando e interpretando las cifras que publicó hace unos días una encuestadora seria como Meganálisis de Rubén Chirino Leañez, es posible que de verdad tan solo hayan votado alrededor de un millón de personas, no más del 5%. Con una abstención masiva de casi el 95% podemos asegurar, sin exagerar y sin riesgo de ser desmentidos, que porcentualmente hablando NADIE votó en el referéndum del chavismo sobre el Esequibo, que terminó operando como un verdadero plebiscito contra el régimen chavista
Pero eso no es nada nuevo, porque si en Venezuela pudiéramos ir a unas votaciones que no fuesen organizadas por el régimen chavista ese sería exactamente el resultado. Eso lo saben ellos y lo sabemos todos. El problema es que el chavismo, políticamente haraposo y semidesnudo, ahora sabe que nosotros sabemos.- @humbertotweets
El megafraude electoral del referéndum chavista sobre el Esequibo
Por: Humberto González Briceño
Desde hace muchos años el chavismo hace aguas. Más del 80% de la población que lo rechaza lo sabe aunque no existan los mecanismos institucionales para constatar y procesar ese rechazo. Hace unas semanas el economista Luis Oliveros decía que "Maduro se acostumbró a vivir con sanciones". Esa observación contiene una gran sabiduría porque revela la verdadera esencia y racionalidad del régimen chavista. Siguiendo esa perspectiva, nosotros agregamos que además el chavismo se acostumbró a vivir con un gran rechazo de los venezolanos porque dispone de la fuerza para hacerlo.
Ejercitar una verdadera y genuina oposición en Venezuela no es fácil porque sencillamente no hay garantías para nadie. Esto no es Colombia, Chile y menos Argentina, donde aún existe un Estado nacional y unas instituciones que pueden garantizar y arbitrar los conflictos políticos. Por eso es que un cambio dentro de esa "institucionalidad" que ofrece el chavismo es improbable. Y por eso mismo es que cualquier crisis política o militar dentro del régimen adquiere el mayor interés ya que abre la posibilidad de una ruptura que permita el cambio político.
Muchas de las cosas que hace el chavismo no están diseñadas en función de lo que piense la población en general, que ampliamente le rechaza, sino en relación a lo que piensan sus bases, clientelas, cuadros y operadores de los diferentes niveles del aparato político-militar, porque es en esos espacios donde día a día se decide la suerte del régimen.
Esto explica porque el régimen chavista trata con más saña a los militares que se sublevan llegando al extremo de justificar su asesinato. O por que castiga con más rigor a quienes abandonan sus filas que a otros disidentes. El chavismo está consciente de que un resquebrajamiento de ese ecosistema criminal conduciría irreversiblemente a una derrota definitiva.
Tomemos como ejemplo el referéndum sobre el Esequibo convocado por el chavismo para el 3 de diciembre. Más allá de la retórica pánfila y patriotera, la forma como el chavismo ha convocado a este evento ha polarizado la opinión de los venezolanos entre quienes lo apoyan como una forma disfrazada de apoyar al régimen y quienes lo rechazan como expresión de rechazo al chavismo vendeptaria. En el medio hay una minoría de políticos, intelectuales y académicos que, haciendo abstracción del contexto político realmente existente, se inclina a participar en el referéndum votando a unas preguntas SI y a otras NO.
Algunos operadores del chavismo le advirtieron a Nicolás Maduro y Jorge Rodríguez sobre la inconveniencia de hacer este referéndum, que podría llevar a mucha gente a no participar solo para mostrar su rechazo al régimen. Pero consecuentes con su racionalidad, y confirmando que poco o nada importa lo que piense la gente, la macolla del régimen decidió no solo llevar adelante el referéndum sino además polarizarlo entre quienes son patriotas y le apoyan y quienes no lo son y lo cuestionan. Porque lo que en definitiva cuenta para ellos es lo que piensan los elementos que integran ese ecosistema, no los demás.
Ese conglomerado político-militar llamado "chavismo" viene dando muestras de agotamiento, debilidad y crisis interna que hasta ahora han sido controladas a sangre y fuego, pero cuya onda expansiva continúa, aumenta y se amplía. Eso explica algunos enigmas que persiguen al régimen chavista tales como la no participación de Nicolás Maduro en actos públicos militares, la inamovilidad de Vladimir Padrino López del Ministerio de la Defensa a pesar de haber cumplido sus 30 años de carrera militar, la muerte súbita y la desaparición inexplicada de altos jerarcas del chavismo (casos Lanz y El Aissami), las pitas y abucheos a Maduro cada vez que atiende eventos con militantes del PSUV, y la escasísima concurrencia de chavistas a eventos públicos con Diosdado Cabello considerado el más popular del régimen, entre muchas otras evidencias.
Pero hay una que no podemos dejar de mencionar. El simulacro del referéndum sobre el Esequibo realizado el pasado domingo 19 de noviembre. Como era de esperar se trataba de un evento en el cual solo participarían los chavistas y aquellos cercanos a las tesis del régimen sobre el Esequibo. La poca o nula participación del resto de venezolanos que rechaza al régimen y su posición vendepatria no podía sorprender a nadie. Lo que sin duda sorprendió fue la poca participación de las bases y clientelas chavistas a un simulacro organizado para calentar motores antes del 3 de diciembre.
El simulacro del referéndum fue un colosal fracaso al punto que Jorge Rodríguez celebró los resultados "históricos" sin anunciar cifras y al chavismo le tomó casi una semana ponerse de acuerdo para maquillar unos números que ocultaran las más dramática abstención.
Este simulacro fue un entrenamiento en todo sentido para el chavismo porque practicaron lo que eventualmente tendrán que hacer el próximo 3 de diciembre. Aquí se regalaron cajas CLAP, bolsas de comida, pollo, arroz y se repartieron amenazas a todos quienes están registrados en la base de datos Carnet de la Patria como incentivos para votar en el simulacro. Los chavistas no votaron, no aparecieron y se quedaron en sus casas. El Consejo Electoral chavista también fue tomado por sorpresa ante la masiva ausencia de miembros de mesa y una gran abstención que le ocupó varios días fabricar un resultado más o menos creíble, no para la población, sino para ellos mismos y sobre todo para los militares. Las FANB chavistas por su parte actuaron con relativa eficiencia ya que ante la baja afluencia de electores poco o nada había por hacer ese día.
Lo que ocurrió el 19 de noviembre es un anticipo de lo que ocurrirá el 3 de diciembre. Más allá de las cajas CLAP, las bolsas de comida y las amenazas, muy poca gente irá a votar, incluso chavistas. No porque la inmensa mayoría de los venezolanos estemos deseando que se pierda el Esequibo para echarle la culpa al chavismo, sino porque la mayoría de los venezolanos entiende que estamos frente a una burda maniobra orquestada precisamente por quienes con su demagogia y políticas erradas le entregaron ese territorio a Guyana.
Al chavismo no le quedará otra alternativa, para tapar la derrota monumental del 3 de diciembre, que orquestar un megafraude electoral para ocultar los verdaderos resultados de ese referéndum. Cuando se les enrostre la farsa es casi seguro que respondan que la defensa de la patria bien vale un fraude o una mentira. El problema es que esa mentira pretende justificar una confrontación con Guyana, no para recuperar el Esequibo sino para darle una excusa más al chavismo que quiere seguir en el poder. Es una mentira que no va a emboscar o engañar a ningún venezolano consciente sino que intenta mantener desesperadamente la cohesión de sectores militares que deberían estar debatiéndose, en este momento, entre asumir la ruptura y salvar lo que queda o seguir bajo las órdenes de un Comandante en Jefe negligente, incompetente y traidor a la patria.- @humbertotweets
La falsa oposición se lava las manos con el Esequibo
Por: Humberto González Briceño
En una progresión de errores y traiciones, el régimen chavista, sin ningún pudor, convocó un referéndum consultivo sobre el Esequibo para el próximo 3 de diciembre. Tomando en cuenta que fue precisamente a partir de la presidencia de Hugo Chávez que la posición de Venezuela frente a Guyana se debilitó, producto de una política vendepatria, no cabe la menor duda que las acciones desesperadas que hoy emprende Nicolás Maduro no buscan la recuperación del Esequibo sino más bien usarlo como una excusa para tomar acciones que le permita al régimen chavista seguir en el poder.
Con el pretexto de una eventual confrontación con Guyana por el Esequibo el gobierno de Maduro puede tomar todo tipo de acciones tales como suspender los derechos políticos y hasta declarar irresponsablemente una guerra, todo con el objeto de influir en la política interna de Venezuela, por supuesto.
Usando una razón de potente carga patriótica y nacionalista (la defensa del Esequibo) el régimen chavista pretende emboscar a los venezolanos para que olviden la traición de Hugo Chávez y Nicolás Maduro frente a Bharrat Jagdeo en el 2004, dejen a un lado el rechazo al régimen vendepatria y apoyen al gobierno frente a Guyana. Puestas las cosas así la ecuación del chavismo queda planteada en términos muy simples: En este momento que el régimen chavista se enfrenta a Guyana hay que acompañarle y no hacerlo equivale a traicionar la patria.
El chavismo no ha ocultado que, sin dudar, pasará factura a quienes no le acompañen en esta mascarada. Quienes hoy están habilitados para actuar políticamente en Venezuela pueden tener la certeza que de no respaldar al chavismo en su chapuza serán inhabilitados para ir a elecciones. Y quienes ya se encuentran inhabilitados pues le extenderán la inhabilitación en forma indefinida. Todo en el marco de la legalidad chavista.
En este punto se encuentran la falsa oposición y su candidata María Corina Machado quienes ven con claridad por donde viene el chavismo, pero siguen empeñados en someterse a las reglas trucadas del régimen chavista y están delirantes por participar en la farsa electoral del 2024, si es que eventualmente se realiza. La noción ingenua de esta oposición y su candidata es que de alguna forma milagrosa el chavismo permitiría unas elecciones en las cuales salga derrotado y entregue el poder. Nadie ha explicado exactamente cómo podría operar esto, pero la fe es abundante.
Como la conducta de la falsa oposición y su candidata, al aceptar la legalidad chavista, está regulada directamente por el régimen tienen que calcular como el asunto del Esequibo ayuda o no a su empeño de participar en la farsa electoral del 2024. Si la falsa oposición enfrenta la maniobra del chavismo y llama a votar en contra, el régimen los sacará del juego electoral. Si esa falsa oposición y su candidata se unen a sus primos hermanos alacranes y apoyan el referéndum chavista se enfrentarán a su propia base que lo rechaza en más de un 90%.
Por otra parte, hay un juicio en marcha en la Corte Internacional de Justicia y se ha conformado una amplia alianza geopolítica de apoyo a Guyana y contra Venezuela sin que el chavismo tenga una estrategia clara para evitar lo que ya parece previsible. Lo único claro para el chavismo es seguir en el poder, inclusive al precio de perder el Esequibo. Esta es una realidad que no se puede tapar con falsos patriotismos o fingidos nacionalismos.
Lo que está en juego es la integridad de la nación venezolana que cada día que el chavismo sigue en el poder se deteriora aún más. Este es un asunto frente al cual hay que definirse y no se puede ser neutral. Así lo ven millones de venezolanos, dentro y fuera de Venezuela, que se han manifestado en contra del referéndum vendepatria.
La falsa oposición y María Corina Machado aún obsesionados por la salida electoral del chavismo no podían sustraerse de este delicado tema e ignorar la presión de sus propios seguidores. Hace un par de semanas María Corina tomó la iniciativa y dijo: "…voy a ser muy clara y precisa. La defensa de la soberanía nacional y la integridad territorial es responsabilidad del Estado que no se puede distraer, eludir ni trasladar. Punto…y es responsabilidad también de los venezolanos…" ¿Podemos interpretar que María Corina Machado NO apoya el referéndum consultivo que convoca el chavismo sobre El Esequibo (porque "la defensa de la soberanía no se puede trasladar")? ¿O acaso SI apoya el referéndum (porque la defensa de la soberanía también "es responsabilidad de los venezolanos")?
Más recientemente en una entrevista con la periodista Paricia Janiot Machado no llamó explícitamente a no votar, pero afinó su mensaje y advirtió que ese referéndum NO debería ocurrir porque perjudicaría los intereses de Venezuela en la Corte Internacional de Justicia…
La ambivalencia de María Corina Machado sobre el referéndum chavista del Esequibo fue refrendada hace unos días por la propia falsa oposición que en un comunicado suscrito por los partidos de la llamada Plataforma Unitaria adopta oficialmente la indefinición como su política frente al referéndum de marras. Luego de enumerar en forma sucinta las razones por las cuales no se debería votar en ese referéndum, el documento de la falsa oposición en forma escueta propone "...que cada ciudadano, haciendo uso de su libre albedrío, analice y decida libremente sobre las preguntas que plantea el Referendo".
De esta forma la falsa oposición y su candidata se lavan las manos sobre un tema que es crucial para Venezuela y dejan al garete a sus seguidores quienes en su mayoría no votarán en el referéndum chavista. La excusa infantil de la falsa oposición es que si llaman a votar en contra el gobierno usaría esto como pretexto para impedirles que participen en la farsa electoral del 2014. Y tienen razón, pero es que seguir complaciendo al régimen con elecciones y negociaciones no cambiará nada, como históricamente ya se ha demostrado.
Estamos en una coyuntura histórica que bien puede ser reinterpretada de la siguiente manera: Recuperar el Esequibo y defender la integridad de la nación venezolana, vulnerada por el chavismo, pasa primero por expulsar del poder al régimen chavista. Pero por su manía y debilidad electorera la falsa oposición y su candidata María Corina Machado renuncian vergonzosamente a ponerse al frente de un gran movimiento nacional que enfrente al chavismo traidor y su referéndum vendepatria, con la ilusión de llegar hasta el final…hasta el final del 2024 para unas elecciones que nadie sabe si algún día se realizarán.
Estas son las crisis que ponen a prueba la sabiduría, la claridad y el temple de líderes y estadistas. Son procesos históricos ineludibles e implacables que van discriminando a quienes viven soñando con las próximas elecciones de aquellos que prefieren en las próximas generaciones.- @humbertotweets
Humberto González Briceño