Date: sáb, 2 nov 2024 a la(s) 8:05 p.m.
Subject: artículo
FOTO: Imagen REFERENCIAL, por cortesía de YouTube
¡EL PERFECTO SISTEMA ELECTORAL DE VENEZUELA!
Enrique Prieto Silva
Viernes 1 de noviembre de 2024
Al término del 18°proceso electoral de la mal llamada
“revolución”, se impuso la necesidad de revisar e impugnar el funesto evento, donde
se produjo una impugnación del resultado declarado dudoso por la irrisoria
diferencia donde la impugnación de dicho proceso fue hecho por las vías del
recurso jerárquico, mal admitido y rechazado por cuatro de las rectoras del
CNE, que obligo a preparar la introducción del recurso jurisdiccional ante la
Sala Electoral de TSJ, como había ocurrido en otras oportunidades. Sin embrago,
en esta oportunidad surgieron hechos y actos irregulares, como la espontanea
declaración de la presidente de las salas Plena y Constitucional de dicho ente
judicial, quien de hecho se inhabilitó para participar en cualquier proceso, al
emitir opinión sobre el supuesto caso jurídico, pero llamó la atención la
opinión, cuando se aseveró, que el Sistema Electoral venezolano es totalmente
automatizado, donde el resultado del proceso queda inserto en las máquinas de
votación y en las actas que estas emiten; aseveración que siempre fue
justificada y que daba al sistema la seguridad procesal necesaria de la
imposibilidad del fraude, se justificó como “un nuevo modelo electoral”,
calificado por la Constitución, como
“participativo y protagónico de la democracia venezolana”, que “fomenta a partir del
sufragio como derecho y cristalización de nuevas formas de participación que
van más allá del simple escenario comicial”.
Antes
se dudaba de esa certeza, considerando que era imposible considerar a las
máquinas la base fundamental del sistema; el cual teóricamente es definido como
“un conjunto de partes interdependientes que funcionan como una unidad y
requiere entradas y salidas, luego de un proceso. Es la unidad conceptual que
comprende todo un cúmulo de elementos armónicamente interrelacionados que
cumplen un fin predeterminado”; y aunque en la ley no está perfectamente
definido, el sistema existe, integrado por: la propia norma, los órganos, entre
ellos la junta directiva, técnicos, secretariado y auxiliares. Todos estos
elementos conforman la estructura básica, complementada por toda la
parafernalia que se integra para el “proceso electoral” como fin de la ley, que
culmina con el sufragio, que, de acuerdo con la Constitución, es un derecho, que ejerce el
elector mediante votaciones libres, universales, directas y secretas,
garantizando el principio de la personalización del sufragio y de la
representación proporcional. Todo ello integra el “Sistema Electoral”.
En el Sistema, la Ley tiene como propósito generar las
condiciones dentro del ordenamiento legal para que se logre un sistema
electoral a la altura de los retos y exigencias de la democracia, así como
consolidar y mantener en el tiempo la garantía de la confiabilidad, la
imparcialidad, la transparencia, y la eficiencia de sus procesos; con un Poder
Electoral regido por principios de independencia orgánica, autonomía funcional
y presupuestaria, despartidización de sus organismos, de participación y
protagonismo popular, descentralización de la administración electoral y
celeridad de los actos de votación y de escrutinio.
De acuerdo con la Ley, solo es automatizado el acto de
votación, por lo que cuando se impugna un proceso o acto electoral, es
necesario contrastar los elementos del Registro Electoral, que conlleva a los
electores, su identidad y legalidad, que solo puede ser comprobado mediante la
revisión de los cuadernos electorales. Igualmente, hay que auditar los hechos
comprobables mediante testimonios gráficos, auditivos o por testigos
presenciales o actuantes. De esta forma quedo patente de que era imposible
hacer fraude.
Pero ¿Qué paso en proceso del 28 de julio pasado?, obviamente,
al no haberse demostrado con las actas quien fue el vencedor, no se puede
probar el triunfo de Nicolas Maduro, proclamado de inmediato; es decir, que
dicha proclama se considera injustificada al no tener el fundamento de la
publicación de los resultados, que como se dijo antes, “el resultado del
proceso queda inserto en las máquinas de votación y en las actas que estas
emiten”.
Como conclusión, quedo demostrado que es imposible el fraude electoral.
Victorias que son derrotas
Por: Humberto González Briceño
Las guerra mediáticas que se libran entre el chavismo y la oposición muchas veces ocultan o enmascaran los desarrollos reales de estas confrontaciones induciendo a ver victorias y derrotas que no son tales, pero cuya difusión en realidad busca un efecto propagandístico en sus respectivos seguidores.
No resulta fácil discernir cuando un evento como las elecciones del 28 de julio constituyen una derrota efectiva para el régimen chavista o por el contrario es una escaramuza que le permite atornillarse aún más el poder.
Para la oposición que dirigen María Corina Machado y la MUD el robo de las elecciones del 28 de julio constituye una derrota para el chavismo. La medida que esta oposición usa para caracterizar dicho evento como una derrota es que efectivamente millones de venezolanos acudieron a votar y lo hicieron masivamente en contra de Nicolás Maduro, como se desprende de las actas difundidas y no aceptadas por el CNE chavista.
Sin embargo, a pesar de esa masiva votación en contra que obligó al chavismo a robarse las elecciones sin ningún reparo, el régimen chavista sigue gobernando en Venezuela y la escalada represiva lo muestra más bien como impune, altanero y aún poderoso desde el punto de vista militar-policial.
Entonces, si el resultado del masivo fraude electoral del 28J no contribuyó para sacar al chavismo del poder o fracturar su estructura habría que definir con más precisión cuáles son las características de una derrota y las de una victoria para saber cuándo estamos frente a una u otra situación. Lo contrario a esto es lo que ha venido haciendo la oposición de la MUD que cada vez que el régimen chavista estornuda o tose dice que estamos frente a una crisis terminal cuyo desenlace se confirmaría en días.
El chavismo por su parte también manipula para ofrecer a sus clientelas y operadores una imagen falsa de la realidad. Además de aprovechar cada oportunidad para mostrarse como un régimen fuerte que se mantiene incólume a pesar de las ligeras sanciones internacionales el chavismo insiste en mostrar una imagen inexistente de Venezuela solo para animar a sus seguidores, muchos de los cuales se han sumado a las oleadas migratorias ante la insufrible situación que reina en el país.
Tratando de delinear con mayor precisión la idea de derrota o la de victoria diremos que todo aquello que objetivamente le reste poder material al chavismo es un signo de derrota y por consiguiente todo aquello que materialmente ayude a mantener su condición actual sería un signo de victoria o de fortaleza.
De esta forma podemos decir que si el fraude electoral perpetrado el pasado 28 de julio no contribuyó a socavar el soporte militar en el que se apoya el régimen chavista entonces difícilmente se puede decir se trata de un régimen derrotado. Desconocer esto es seguir flotando en una nebulosa de deseos y fantasías para alimentar falsas esperanzas de las que sin duda alguien se está beneficiando.- @humbertotweets
Por: Humberto González Briceño
La gran debilidad de la oposición venezolana frente al chavismo consiste básicamente en fallar a la hora de caracterizar al régimen y entender cómo operan sus mecanismos internos. Hasta ahora las denominaciones usadas para etiquetar al régimen chavista van desde un mal gobierno, pasando por la de un sistema autoritario y llegando hasta la de una corporación criminal agenciada para el delito, entre muchas otras.
Cada una de estas etiquetas provoca una estrategia distinta y diferente para enfrentar al régimen. Por ejemplo, una de las más usadas es la de "régimen autoritario". Esta invita a un reconocimiento del sistema político-jurídico-electoral y a partir de allí tratar de ejercer presiones internas e internacionales para que el régimen en acatamiento a su propia legalidad entregue el poder.
Esta es la base angular de la vía electoral cuyo último episodio ocurrió el pasado 28 de julio. Sin embargo al no existir mecanismos institucionales como soporte de un estado de derecho la voluntad de la mayoría queda brutalmente burlada con el robo descarado de las elecciones frente a lo cual no existe ni siquiera el recurso de apelación.
La concepción de "régimen autoritario" aconseja agotar todas las vías institucionales internas (aunque estas estén controladas totalmente por el chavismo) y externas para corregir el exabrupto. Esto es precisamente lo que ha hecho la MUD y María Corina Machado al constatar que no hay forma de lograr reconocimiento legal para la elección de Edmundo Gonzalez dentro de Venezuela y proseguir en la búsqueda de un reconocimiento internacional.
Pero esas vías institucionales tanto internas como externas actúan más bien como una camisa de fuerza que como una energía liberadora. Internamente el Tribunal Supremo de Justicia, en nombre de la legalidad del régimen chavista y su Constitución de 1999 a cuyo imperio se someten María Corina Machado y la MUD, ha dicho que el presidente electo es Nicolás Maduro.
La llamada "comunidad internacional", que como tal orgánicamente es inexistente, se ha expresado en las declaraciones individuales de varios Estados que cuidadosamente identifican a Edmundo Gonzalez como el ganador del 28 de julio pero al mismo tiempo se abstienen de reconocerle el estatus de Presidente Electo.
Hemos planteado en otras oportunidades que una cosa es expresar simpatía en términos diplomáticos por la victoria de Edmundo Gonzalez y otra muy distinta es declararle la guerra al Estado chavista para que le entregue el poder al hombre que esos países reconocen como el ganador del 28J. Mientras lo segundo no ocurra lo primero no será más que un simbólico saludo a la bandera.
Últimamente también hemos visto como María Corina Machado le ha enviado mensajes tanto a los militares como a los jueces (en ambos casos de indiscutible filiación chavusta) haciéndoles un llamado a reconocer la voluntad de los venezolanos expresada el 28 de julio y respetar la Constitución y las leyes (la legalidad chavista establecida en 1999).
Estos llamados no son otra cosa que una consecuencia del ejercicio de la vía electoral frente a un régimen que Machado aún considera es autoritario y que contiene algunas partes que se pueden salvar. La invitación de MCM asume que dentro del régimen chavista todavía quedan reservas institucionales en los poderes judicial y militar que podrían rebelarse en contra de la macolla dirigente.
Sin embargo, la premisa de la que parte María Corina Machado es equivocada y conduce a una estrategia errónea. No existen tales reservas como desearía Machado. Dentro del régimen chavista hay grupos definidos por el reparto de los privilegios y el botín, pero todos, sin excepción hacen causa común a la hora de defender un régimen que les permite seguir saqueando en nombre de la revolución.
Este empeño en saquear y lucrarse en nombre de la revolución tiene un sustrato cultural e ideológico que con sus matices se apoya en sólidos elementos de la doctrina fascista tales como la instauración de un estado totalitario, la imposición de un régimen de partido único y la destrucción de la persona. En el fascismo chavista del siglo XXI los clanes de poder no actúan como una federación sino más bien como grupos definidos por intereses particulares y utilitarios pero integrados en un solo sistema que ha demostrado una gran capacidad para reproducirse y depurarse para seguir en el poder.
El carácter eminentemente fascista del régimen chavista es lo que falla en reconocer o admitir María Corina Machado y lo que la lleva a seguir pidiendo reconocimiento a los resultados electorales del 28J y enviarles mensajes a los componentes de ese Estado para que se rebelen. Quienes integran los poderes militar y judicial dentro del Estado chavista no son elementos extraños a dicho régimen, todos ellos son parte del Estado fascista que hay que derrocar y razón por la cual nada se puede esperar de ellos como ingenuamente aspira María Corina Machado.- @humbertotweets
No hay forma de cobrar
Por: Humberto González Briceño
A diferencia de una guerra convencional la lucha política se desarrolla no solo en terrenos tangibles sino en espacios intangibles, pero materialmente existentes como el internet o la mente de los electores o individuos. En la lucha política la complejidad deriva de la imposibilidad de prescindir de un espacio y centrarse exclusivamente en otro. Todos los terrenos de lucha, físicos y virtuales, son imprescindibles para ganar la batalla.
Esta distinción es particularmente útil hoy día cuando las redes sociales con su potencia y fascinación hacen creer que ellas en sí mismas son el campo de batalla decisivo y se olvida que estas no son más uno de varios espacios donde la lucha de adversarios se está decidiendo.
El punto aquí es que no se puede pretender hacer política exclusivamente en las redes sociales con la ilusión de que lo que allí ocurre podría eventualmente sustituir la realidad. Como tampoco se podría hacer política prescindiendo del papel importante que juegan las redes sociales y medios de información.
En Venezuela el régimen chavista y su falsa oposición han creado sus burbujas digitales que operan como universos paralelos totalmente divorciados de la realidad. El chavismo ha construido un mundo que solo sirve a sus operadores y sus clientelas civiles y militares, donde Venezuela es la supuesta víctima de unas sanciones internacionales y ninguno de los padecimientos del país es culpa de 25 años de barbarie chavista. No importa que las sanciones sean más simbólicas que efectivas y que estas no impidan que el Estado chavista siga lavando dólares. La verdad oficial que se impone en el universo paralelo chavista es que nada de lo que ha incurrido en Venezuela es su culpa sino de la pretendida intervención internacional.
Inmersa en su propia dialéctica la falsa oposición vive consumida en su eterna ilusión de que si es posible vencer legal y electoralmente al régimen chavista sometiéndose a sus reglas y condiciones. Poco o nada ha valido que en estos 25 años el chavismo se haya robado las elecciones una y otra vez. La falsa oposición electorera siempre encontrará una razón más para justificar porque ahora sí vale la pena volver a votar.
Y por supuesto desde la curiosa y cuestionable racionalidad de la falsa oposición un error no debe conducir a su rectificación sino a cometer otro error más grande y así en una sucesiva cadena de equívocos con el propósito de justificar el error inicial.
En otras palabras, para la falsa oposición electoral, hoy circunstancialmente dirigida por María Corina Machado, es preferible justificar hasta el final la salida electoral que admitir su rotundo fracaso como estrategia para sacar al chavismo del poder. Y por supuesto en esto la acompaña la MUD, los influencers y asesores electorales que viven de los dividendos que produce la próspera industria electoral en Venezuela durante la era chavista.
El punto en discusión no es la victoria moral del 28 de julio con Edmundo Gonzalez. Es una victoria moral por su indiscutible simbolismo pero al mismo tiempo las semanas y los meses siguientes han probado que ha sido absolutamente inútil para sacar al chavismo del poder. Entonces en ausencia de una victoria real hay que conformarse y celebrar con ser los triunfadores en el ámbito moral.
¿Y porque se trata de una victoria moral sin ningún impacto o viabilidad en el mundo real? Porque las condiciones legales aceptadas por la falsa oposición todas dependen del chavismo como ya se ha visto. Las instituciones del estado chavista (poderes ejecutivo, legislativo, judicial, militar y electoral) actúan en bloque para proteger la pseudo legalidad de ese régimen. Y mientras eso sea así jamás habrá victoria posible para la falsa oposición.
La mal llamada comunidad internacional tienen sus propias camisas de fuerza impuestas por los límites de cada Estado y sus intereses geopolíticos. Esto quiere decir que poco o nada se podrá esperar de ella a menos que uno o varios estados por razones propias y particulares estén dispuestos a declararle la guerra al régimen chavista. Hasta ahora los Estados Unidos que ha tolerado el papel de Venezuela como aliado de Irán y movimientos terroristas ha sido permisivo con el régimen chavista. Habría que esperar si algún otro país por mucho menos estaría dispuesto a declararle la guerra al Estado chavista.
La falsa oposición por su parte es prisionera de su error inicial: La tesis electoral para sacar al chavismo del poder. Lejos de rectificar rápidamente María Corina pisa el acelerador y continúa sin frenos en la única dirección posible: pedir auxilio a la ambigua y ambivalente comunidad internacional para transformar una victoria moral en una real. Ya hemos explicado que este camino es tan incierto como inviable a menos que los Estados Unidos comiencen a tomar en serio la activa alianza entre el régimen chavista y el Hezbollah. Pero apostarle a este desarrollo es poner el destino de Venezuela en manos de un lance de dados, literalmente.
María Corina Machado y todo el elenco de la MUD y la falsa oposición que la rodea están atornillados a la idea de que si es posible cobrar la victoria moral del 28 de julio. Cuando un venezolano, evaluando sus riesgos y opciones, les pregunta ¿cómo? la respuesta es una incomprensible metáfora entre balbuceos con lengua enredada. Porque tanto MCM como la falsa oposición saben perfectamente que así como están planteadas las cosas hoy no hay forma de cobrar y a la luz de la pseudo legalidad del fascismo chavista del siglo XXI no hay manera de que Edmundo Gonzalez se juramente como presidente en Caracas el próximo 25 de Enero.
¿Qué podrán decir ese día? Solo podrán decir algo así como "prometimos que Edmundo Gonzalez se juramentaría como presidente y hemos cumplido". Por supuesto, una victoria moral como la del 28 de julio también puede tener su propio universo paralelo en una presidencia ejercida a través de la Internet. - @humbertotweets