Gran fiesta orgiástica y pagana, celebrada en el mundo entero en honor al dios Baco y a Saturno, de ahí el nombre que en vox populi se denominaban “bacanales y saturnalias” en el Imperio Romano; en la Edad Media se denomina esta fiesta con el nombre de Carnaval, especialmente en Florencia, Roma, Venecia, Nápoles y Turín.
Se cree que la palabra Carnaval proviene del latín carne levare, que significa “quitar la carne”, que a su vez indica no comer carne en los 40 días siguientes a esta celebración, toda vez que en los cinco días para estos festejos, se usa toda clase de disfraces, máscaras, antifaces, vestidos estrafalarios y se cometen locuras, impera el bullicio, la música cunde por todas partes, los bailes y donde los participantes aprovechan ese tiempo, para demostrar sus verdaderas condiciones ocultas por el disimulo ante una sociedad hipócrita, según los católicos esos cinco días preceden al tiempo de la Cuaresma, que da inicio a la Semana Mayor y no comer carne es como un homenaje a nuestro Dios.
Esta bulliciosa parranda es motivo de grandes concentraciones en el mundo para celebrarla; en cada país o ciudad se organizan espectaculares carrozas, llenas de gran colorido, se eligen reinas y reyes que dan brillo a este espectáculo anualmente esperado para disfrutarlo, los sitios para realizar este jolgorio son perfectamente concebidos para los desfiles preparados para tal fin. En esta fiesta interviene el Rey Momo, (símbolo de la ridiculez y burlas), para dar inicio a estas festividades, se preparan eventos en muchos lugares, pero no con la majestuosidad de antaño, sobre todo en Caracas, donde sus carnavales eran estupendos, con espectáculos musicales de gran calidad y donde se presentaban artistas internacionales de renombre y las carrozas de los desfiles se organizaban de acuerdo con las empresas , las cuales apostaban para ver cuál sería la carroza mejor arreglada, que a la postre resultaría ganadora del premio como la mejor.
Algún tiempo atrás, en Venezuela se acostumbraba jugar con agua, pinturas y otras especies que disgustaban a mucha gente, esa costumbre se fue perdiendo hasta llegar a las bombitas de agua que no dañan, solamente mojan. Hoy los desadaptados buscan la forma de jugar con ciertos elementos que extraen los de los mercales, como por ejemplo: huevos, azúcar, arroz y diferentes productos que escasean en los establecimientos privados pero que abundan en los mercados gubernamentales y a los cuales el grueso del público no tiene acceso, a menos que esté previamente marcado para su ingreso a cualquiera de estos “mercados”.
En nuestro país, esta fiesta ha terminado por la inconsecuencia de sus mandatarios, los cuales optan por hacer derroche -no de alegría y felicidad para su pueblo-, sino siembra de angustia y miedo ante el terrible mal de la delincuencia y la inseguridad reinante, por lo que nadie puede salir de sus casas-prisiones, ante la certeza de saber cuándo se sale, mas no si se regresará. Es necesario que de una vez por todas, se organice un plan de salvaguarda para la vida, que parece ser que no implica prioridad para nadie o simplemente no figura en el pensum de trabajo o de tareas por realizar por este gobierno.
Pero todo tiene su tiempo, sus ganancias y pérdidas, su crédito y su descrédito y en este caso carnavalesco, este tipo de mandatarios han recibido su recompensa: en países donde se ha llevado toda clase de dádivas, dineros a granel, tractores, helicópteros, barcos, etc.) ofrecimientos por mejoras de vida de sus habitantes (casas, comidas, construcciones, autopistas con lujo de detalles, en fin con todo de lo que carece este pueblo), la recompensa de uno de estos países fue la burla carnavalesca , donde se pone de manifiesto el hazmerreir que nos hemos ganado, en la figura del presidente vestido de novia en brazos del presidente de Portugal. ¿ Después de esto, qué nos queda?.
Ahora pensemos en tratar de reconciliarnos con Dios, pedirle mucha fe para este pueblo oprimido y amenazado de perversas intenciones y para creer que no todo está perdido, que seguiremos luchando para rescatar la fe y el orgullo de ser venezolanos.
DIOS BENDICE A VENEZUELA
Caracas, 24 – 02 - 09