Congresistas republicanos fustigaron el viernes al gobierno estadounidense por afirmar que en Honduras hubo un golpe y alinearse así con países como Venezuela y Bolivia, pero sus pares demócratas rechazaron esa postura y exigieron el retorno del derrocado Manuel Zelaya.
A pesar de las posiciones antagónicas, durante la audiencia en la Cámara de Representantes, en la que intervinieron analistas, organizaciones no gubernamentales y ex diplomáticos, hubo consenso en criticar a Zelaya por crear un ambiente polarizado antes de su derrocamiento el 28 de junio.
"La idea de que esto fue un golpe es muy alarmante. Los militares no están en el poder, por lo que esto no puedo considerarse un golpe militar. Ellos actuaron bajo órdenes de la Corte Suprema" que pidió el arresto de Zelaya, dijo el legislador republicano Connie Mack.
"Al llamar a esto un golpe y con pedidos de que sea reinstaurado Zelaya, el gobierno (estadounidense) ahora se pone del lado de Chávez, Morales y Ortega, y no del lado del pueblo hondureño", dijo Mack en referencia a los presidentes de Venezuela, Bolivia y Nicaragua, que han mantenido roces con Washington.
"Si actúan sobre la base de que esto es un golpe, va a ser difícil encontrar una solución" a la crisis en Honduras, advirtió Mack.
El presidente estadounidense, Barack Obama, ha criticado el golpe de Estado en Honduras y pedido la restitución de Zelaya, al igual que la totalidad de los países latinoamericanos.
El venezolano Hugo Chávez ha sido uno de los fieros defensores del retorno de Zelaya al poder, e inclusive llegó a anunciar una "batalla continental" para restituirlo.
Zelaya fue "sacado del cargo debido a sus intentos ilegales de cambiar la constitución por razones egoístas", por lo que considerar lo sucedido como un golpe de Estado "no aguanta un examen detallado", subrayó el republicano Chris Smith.
Pero los demócratas afirmaron que lo ocurrido en Honduras fue un golpe y felicitaron la postura del gobierno de Obama, quien suspendió la ayuda militar al gobierno de facto y sigue respaldando los esfuerzos de la Organización de Estados Americanos (OEA) para resolver el conflicto.
"Nuestro continente no puede tolerar lo que básicamente es un golpe de Estado", dijo el demócrata Eliot Engel, jefe de la subcomisión para América Latina de la Cámara, que realizó la audiencia.
Engel dijo que Zelaya "no escuchó" al "sistema político en su totalidad que expresó su preocupación" cuando buscaba una reforma de la Constitución, que según sus detractores perseguía como fin su reelección.
Pero "esto no quiere decir que aquellos que lo derrocaron son unos ángeles", ironizó.
Engel estimó que lo correcto para salir del atolladero es que el presidente derrocado vuelva al poder para terminar su periodo y se realicen elecciones "en las que Zelaya no pueda optar a una reelección".
El gobierno de Obama "ha dado en la tecla correcta, combinando principios con pragmatismo" al responder "a la prueba de fuego que fue la ruptura del orden democrático en Honduras", consideró durante la audiencia Michael Shifter, del centro de estudios Diálogo Interamericano.
La directora de la organización de promoción de derechos humanos en América Latina Wola, Joy Olson, no se mostró tan convencida: el gobierno de Obama ha "lanzado mensajes contradictorios" sobre qué pasó realmente en Honduras y cómo se debe proceder.
Otros testigos durante la audiencia afirmaron que Estados Unidos y la comunidad internacional se adelantaron en condenar lo sucedido contra Zelaya.
"El orden constitucional de Honduras se mantiene intacto", afirmó el ex canciller de ese país Guillermo Perez-Cadalso.
Fuente:
A pesar de las posiciones antagónicas, durante la audiencia en la Cámara de Representantes, en la que intervinieron analistas, organizaciones no gubernamentales y ex diplomáticos, hubo consenso en criticar a Zelaya por crear un ambiente polarizado antes de su derrocamiento el 28 de junio.
"La idea de que esto fue un golpe es muy alarmante. Los militares no están en el poder, por lo que esto no puedo considerarse un golpe militar. Ellos actuaron bajo órdenes de la Corte Suprema" que pidió el arresto de Zelaya, dijo el legislador republicano Connie Mack.
"Al llamar a esto un golpe y con pedidos de que sea reinstaurado Zelaya, el gobierno (estadounidense) ahora se pone del lado de Chávez, Morales y Ortega, y no del lado del pueblo hondureño", dijo Mack en referencia a los presidentes de Venezuela, Bolivia y Nicaragua, que han mantenido roces con Washington.
"Si actúan sobre la base de que esto es un golpe, va a ser difícil encontrar una solución" a la crisis en Honduras, advirtió Mack.
El presidente estadounidense, Barack Obama, ha criticado el golpe de Estado en Honduras y pedido la restitución de Zelaya, al igual que la totalidad de los países latinoamericanos.
El venezolano Hugo Chávez ha sido uno de los fieros defensores del retorno de Zelaya al poder, e inclusive llegó a anunciar una "batalla continental" para restituirlo.
Zelaya fue "sacado del cargo debido a sus intentos ilegales de cambiar la constitución por razones egoístas", por lo que considerar lo sucedido como un golpe de Estado "no aguanta un examen detallado", subrayó el republicano Chris Smith.
Pero los demócratas afirmaron que lo ocurrido en Honduras fue un golpe y felicitaron la postura del gobierno de Obama, quien suspendió la ayuda militar al gobierno de facto y sigue respaldando los esfuerzos de la Organización de Estados Americanos (OEA) para resolver el conflicto.
"Nuestro continente no puede tolerar lo que básicamente es un golpe de Estado", dijo el demócrata Eliot Engel, jefe de la subcomisión para América Latina de la Cámara, que realizó la audiencia.
Engel dijo que Zelaya "no escuchó" al "sistema político en su totalidad que expresó su preocupación" cuando buscaba una reforma de la Constitución, que según sus detractores perseguía como fin su reelección.
Pero "esto no quiere decir que aquellos que lo derrocaron son unos ángeles", ironizó.
Engel estimó que lo correcto para salir del atolladero es que el presidente derrocado vuelva al poder para terminar su periodo y se realicen elecciones "en las que Zelaya no pueda optar a una reelección".
El gobierno de Obama "ha dado en la tecla correcta, combinando principios con pragmatismo" al responder "a la prueba de fuego que fue la ruptura del orden democrático en Honduras", consideró durante la audiencia Michael Shifter, del centro de estudios Diálogo Interamericano.
La directora de la organización de promoción de derechos humanos en América Latina Wola, Joy Olson, no se mostró tan convencida: el gobierno de Obama ha "lanzado mensajes contradictorios" sobre qué pasó realmente en Honduras y cómo se debe proceder.
Otros testigos durante la audiencia afirmaron que Estados Unidos y la comunidad internacional se adelantaron en condenar lo sucedido contra Zelaya.
"El orden constitucional de Honduras se mantiene intacto", afirmó el ex canciller de ese país Guillermo Perez-Cadalso.
Fuente:
http://noticias.latam.msn.com/ve/articulo_afp.aspx?cp-documentid=20717761