La guerra es un método de desatar con los dientes un nudo político que no se puede deshacer con la lengua. Ambrose Gwinnet Bierce
Meditando, tumbado en mi cama hace unas noches, recordando las noticias acerca de la instalación de bases norteamericanas en Colombia, si la intención de tener las bases de los gringos en la hermana República pudiera ser para invadirnos ¿que haríamos? Entonces giré y dando vueltas en la cama, me imaginé que no les iba a costar nada hacerlo.
Meditando, tumbado en mi cama hace unas noches, recordando las noticias acerca de la instalación de bases norteamericanas en Colombia, si la intención de tener las bases de los gringos en la hermana República pudiera ser para invadirnos ¿que haríamos? Entonces giré y dando vueltas en la cama, me imaginé que no les iba a costar nada hacerlo.
La razón principal de este pensamiento es que me dio por analizar que si el comandante Chávez y la Guardia Nacional fueran los gringos, entonces no pasaría nada porque nos dejaríamos invadir fácilmente. Igual harían los gringos: atacarían de noche como acostumbra el régimen con gas del bueno y en la mañana todo estaría tomado. No haríamos nada porque ya nos lo han quitado casi todo y no decimos ni hacemos nada.
Seguí girando en mi cama y pensé: Si el comandante se siente seguro con los sukoi y todo el material bélico que ha comprado, entonces esto es un carajo para el arsenal que tienen los gringos. En pocas palabras me levanté y decidí hurgar en Internet sobre estas cosas de invasiones y hasta busqué sobre el arte de la guerra y casi no encontré nada.
Nuevamente me recosté en mi almohada y pensé: ¡No! No creo que los gringos sean tan estúpidos para atacarnos sabiendo el poderío en armas que el presidente ha ido adquiriendo para protegernos, también pensé que con él a la cabeza, con Lina, los Llaguno, los Tupa, etc. y con su nuevo grado que en realidad no se que significa, los gringos al saberlo se echarían para atrás.
Saben muy bien que una orden de este comandante los haría temblar tanto como tiemblan nuestras instituciones y sus acólitos a una orden suya; entonces me puse la almohada entre las piernas y me dije: ¿Porque no puede hacer temblar también al enemigo? Me sentí reconfortado de solo pensarlo y la mente casi se me nublaba.
Luego, persuadido de esta realidad, suspiré y dije: Bueno, si aquí son unos pocos los que tratan de defender la democracia porque el pueblo está apendejeado, -como dice el coronel Macario-, decidí dormir tranquilo y muy seguro pensando que si los gringos vienen mejor hacemos una cosa: si el comandante es el único soberano porque ya el pueblo perdió ese derecho, que se entregue él como se entregó Cristo y nos salva a todos. ¿No les parece?
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. (Art.19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos)
Imperfecto.
VINICIO GUERRERO MENDEZ