CORTO ANALISIS SOBRE EL RETORNO DE ZELAYA A HONDURAS
Por fin salimos de Zelaya. Gracias a la torpeza cometida bajo la Asesoría de Hugo Chávez y de una Operación Comando Organizada y dirigida por el CN (ARV) Ramón Rodríguez Chacin, ahora Zelaya ha caído de Cabeza en la Trampa, así como el Brasil, que se jacta de poseer la mejor Cancillería del Continente. Ahora están todos dando carreras a ver cómo salvan al Hombre, lo que no deja de ser una tragicomedia. Es vergonzoso presenciar el triste espectáculo que nos brinda la OEA. cuando insiste en respaldar a un felón solicitado por, nada menos que, el Congreso Nacional de su país y la Corte Suprema de Justicia. Un señor al que tan solo respalda una pequeña minoría de desadaptados, y algún que otro inocente, pues la mayoría lo desaprueba a sabiendas de su intento de violar expresamente, y adrede, la Constitución de Honduras, la misma a la que juró respetar. Brasil está entrampado igualmente, antes que nada tiene que explicar cómo llegó ese señor a la Embajada de ese País. Seguidamente tiene dos alternativas: o lo entrega por ser un Prófugo de la Justicia, porque vamos a estar claros. Independientemente de la forma en la que fue sacado del País, contra el Señor se emitieron Ordenes Judiciales de captura por los organismos Legales y Constitucionales de La Republica de Honduras, por lo tanto el señor es un fugitivo. De tal manera de que si Brasil desconoce la legalidad de estas órdenes, o su contenido, se verá obligado a brindar asilo al Sr. Zelaya como perseguido político. Lo que el Brasil no puede permitir, y el Gobierno de Honduras tampoco, es que se utilice la Extraterritorialidad de la Embajada de ese país para dirigir una campaña de desestabilización social y política en Honduras. De conceder el asilo el Brasil tendrá que solicitar el debido Salvoconducto para Zelaya, que de ser negado lo condenará a vivir confinado dentro de las paredes de esa sede Diplomática. Al señor Micheletti solo le queda, como ya lo ha hecho, solicitar la entrega del prófugo y, en caso de que el Brasil permita el exabrupto de que el Sr. Zelaya arme un tinglado Político dentro de su Embajada, romper relaciones con ese país, dar 72 horas a sus Diplomáticos para abandonar la nación e irrumpir por la fuerza, o sitiar la Embajada sin permitir que nadie entre o salga de la misma so pena de ser detenido. Cualquier otro escenario diferente a los aquí planteados podría pasar por reconocer al Sr. Zelaya como Presidente, y esperar que salga de la Embajada para proceder a detenerlo bajo las órdenes emanadas por los organismos Públicos, Jurídicos y Constitucionales que imperan en ese país. Ante esto nadie podría chistar sin caer en el desconocimiento del orden legal reinante en Honduras, independientemente de lo que se piense del actual Presidente Interino.