Marianela Balbi Foto: Editorial Santillana
CARACAS (AFP) - El misterioso robo de un cuadro de Henri Matisse del principal museo de Venezuela, descubierto hace más de siete años, vuelve a ser noticia en este país al publicarse un libro que reconstruye el misterioso caso y refleja una triste indiferencia por el patrimonio cultural venezolano.
La periodista venezolana Marianela Balbi fue la encargada de seguir la pista a la "Odalisca con pantalón rojo", un cuadro de Matisse que fue reportado como robado en diciembre de 2002 por el Museo Contemporáneo de Caracas.
"Varios factores permitieron que se materializara la desaparición del cuadro: primero, ocurrió en un momento de transición, en el que la persona que había dirigido el museo por 25 años iba a salir de su cargo y, segundo, se había descuidado el resguardo del inventario del museo", explicó Balbi a la AFP.
"Estas circunstancias también influyeron en que transcurrieran más de dos años entre el momento en que se estima que el cuadro fue sustraído del museo (entre diciembre de 1999 y abril de 2000) y el momento en que se introdujo la denuncia por su desaparición (en 2002)", agregó.
Durante ese periodo de unos dos años, los visitantes del museo venezolano admiraron sin saberlo una imitación de la odalisca de Matisse, montado cuidadosamente en el mismo marco original.
Hasta el presidente Hugo Chávez se fotografió junto a la obra falsa mientras el original daba vueltas por el mundo y era ofertado en el mercado de arte internacional.
Sin señalar a nadie, este libro sí plantea que lo más viable es que la obra de Matisse fuera sustraída del museo gracias a la complicidad de altos cargos de la institución.
"No a cualquiera se le ocurre la inteligente idea de dejar un lienzo falso montado en el marco original para no levantar sospechas, ni cualquiera tiene acceso a las bóvedas del museo donde tuvo que haber sido realizado el desmontaje del lienzo", explicó la autora.
Según Balbi, el lienzo estuvo primero en Estados Unidos, donde una marchante trató de venderlo a varios coleccionistas.
Luego viajó a París para que la experta en Matisse, Wanda de Guebriant, certificara su autenticidad y, finalmente, se le perdió la pista en México en el año 2002, cuando intentaron venderlo.
El valor del cuadro está estimando en 3,7 millones de dólares.
En su recorrido por el mundo, el cuadro viajó con unos falsos poderes notariados en Caracas, según los cuales el museo autorizaba su venta. Unos documentos lo suficientemente sospechosos como para que De Guebriant se negara a certificar su autenticidad y complicara la adquisición de la obra por algún coleccionista.
Según la autora, las principales trabas de la investigación judicial, que se inició tras la denuncia de robo en 2002, han sido la falta de pruebas, ya que el lienzo había sido sustraído hacía más de dos años, y la impericia de las autoridades venezolanas.
"En el país esta desaparición tomó por sorpresa a todos. La Policía no tenía experiencia en estos robos, y la sociedad tampoco tenía mucho interés por defender su patrimonio", explicó Balbi.
Casi diez años después de su desaparición, sólo existen rumores de que el cuadro está en Miami, tal vez en el salón de un particular, pero ningún organismo ha logrado dar con su paradero.
"Este caso abrió el capítulo venezolano de los grandes robos de obras de arte, pero no está descartado que una situación similar pueda repetirse", advierte Balbi.
"Ahora se sabe muy poco sobre lo que ocurre en los museos y sus dirigentes le prestan más atención al factor ideológico de las exposiciones, que a la mejora y resguardo del patrimonio cultural", concluyó la autora.
Fuente: Noticiero Digital
Foto principal: Correo Cultural
"Varios factores permitieron que se materializara la desaparición del cuadro: primero, ocurrió en un momento de transición, en el que la persona que había dirigido el museo por 25 años iba a salir de su cargo y, segundo, se había descuidado el resguardo del inventario del museo", explicó Balbi a la AFP.
"Estas circunstancias también influyeron en que transcurrieran más de dos años entre el momento en que se estima que el cuadro fue sustraído del museo (entre diciembre de 1999 y abril de 2000) y el momento en que se introdujo la denuncia por su desaparición (en 2002)", agregó.
Durante ese periodo de unos dos años, los visitantes del museo venezolano admiraron sin saberlo una imitación de la odalisca de Matisse, montado cuidadosamente en el mismo marco original.
Hasta el presidente Hugo Chávez se fotografió junto a la obra falsa mientras el original daba vueltas por el mundo y era ofertado en el mercado de arte internacional.
Sin señalar a nadie, este libro sí plantea que lo más viable es que la obra de Matisse fuera sustraída del museo gracias a la complicidad de altos cargos de la institución.
"No a cualquiera se le ocurre la inteligente idea de dejar un lienzo falso montado en el marco original para no levantar sospechas, ni cualquiera tiene acceso a las bóvedas del museo donde tuvo que haber sido realizado el desmontaje del lienzo", explicó la autora.
Según Balbi, el lienzo estuvo primero en Estados Unidos, donde una marchante trató de venderlo a varios coleccionistas.
Luego viajó a París para que la experta en Matisse, Wanda de Guebriant, certificara su autenticidad y, finalmente, se le perdió la pista en México en el año 2002, cuando intentaron venderlo.
El valor del cuadro está estimando en 3,7 millones de dólares.
En su recorrido por el mundo, el cuadro viajó con unos falsos poderes notariados en Caracas, según los cuales el museo autorizaba su venta. Unos documentos lo suficientemente sospechosos como para que De Guebriant se negara a certificar su autenticidad y complicara la adquisición de la obra por algún coleccionista.
Según la autora, las principales trabas de la investigación judicial, que se inició tras la denuncia de robo en 2002, han sido la falta de pruebas, ya que el lienzo había sido sustraído hacía más de dos años, y la impericia de las autoridades venezolanas.
"En el país esta desaparición tomó por sorpresa a todos. La Policía no tenía experiencia en estos robos, y la sociedad tampoco tenía mucho interés por defender su patrimonio", explicó Balbi.
Casi diez años después de su desaparición, sólo existen rumores de que el cuadro está en Miami, tal vez en el salón de un particular, pero ningún organismo ha logrado dar con su paradero.
"Este caso abrió el capítulo venezolano de los grandes robos de obras de arte, pero no está descartado que una situación similar pueda repetirse", advierte Balbi.
"Ahora se sabe muy poco sobre lo que ocurre en los museos y sus dirigentes le prestan más atención al factor ideológico de las exposiciones, que a la mejora y resguardo del patrimonio cultural", concluyó la autora.
Fuente: Noticiero Digital
Foto principal: Correo Cultural