Pedro Pablo Peñaloza. Baduel, candidato por la Zona en reclamación.
1) Haga esta prueba: cuando esté conversando con sus amigos sobre el espinoso tema de la postulación de los presos políticos a las elecciones legislativas, dé un manotazo a la mesa, alce la mirada y con tono enfático proponga que el ex ministro de Defensa, Raúl Isaías Baduel, sea inscrito en alguno de estos circuitos que mientan papaya o manguangua para la oposición.
Antes de continuar, es menester aclarar que el señor Baduel no ha manifestado su intención de competir en los comicios de septiembre. Asimismo, ningún partido o individualidad de la Mesa de la Unidad ha planteado esa posibilidad. Tampoco es la intención candidatearlo aquí ni mucho menos. Lo que propongo, entonces, es un simple experimento que se basa en una hipótesis -hasta la fecha- negada.
Diga, pues, con vehemencia: "en su condición de preso político, Baduel merece ser apoyado para que recobre su libertad". Fíjese bien en la reacción que producirán esas palabras en sus contertulios: los ojos saltarán de sus órbitas, las venas brotarán y todos los dedos índices le apuntarán al pecho como si se tratará de un pelotón de fusilamiento.
"Ese bicho, ni de broma, que lo encierren y boten la llave, que le vaya a pedir auxilio a su querido compadre", exclamará el coro indignado, pero usted mantendrá la idea. "Sí, yo propongo a Baduel como candidato", responderá seguro. El ejercicio, huelga decirlo, exige templanza.
Luego, vendrá la fase de preguntas incómodas y acerbas recriminaciones. "Y ese no fue el mismo que impuso en la Fuerza Armada el 'patria, socialismo o muerte'", cuestionarán. A lo que usted contestará: "sí, pero sus críticas a la reforma contribuyeron al primer triunfo electoral de la oposición en ocho años", apuntará.
"Viejo, permíteme recordarte que Baduel está preso porque se cogió unos reales", expondrán. Y usted, sin meterse en honduras, rebatirá: "más allá del hecho que se le imputa, es evidente que la acción legal en su contra se activa por motivos políticos. En estas condiciones jamás podrá enfrentar un juicio justo, donde se respete el debido proceso y su derecho a la defensa".
El más avispado de sus compañeros le confrontará en estos términos: "compa, ¿pero usted cree que eso funcione? ¿A quién moviliza Baduel? Los opositores creen que es otro Arias y los chavistas también, así que ambos bandos lo detestan. Y el ni-ni tampoco luce muy comprometido con la causa".
"Por otra parte -continuará el fastidioso de la clase- Baduel es dueño de un proyecto que sólo lo incluye a él. No es de extrañar que si llega a la Asamblea, su primer derecho de palabra sea para despotricar de los partidos y plantear un debate sobre la bendita Constituyente. Siendo así, ¿no estaremos dilapidando ese esfuerzo?".
Llegado a este punto, usted respirará profundo y recostándose contra la pared lanzará la última carta: "temores aparte, Baduel es un padre de familia, un venezolano que está secuestrado por las garras de un sistema inhumano que es implacable con aquellos que disienten. Por eso hay que salvarlo". Punto y final.
2) ¿Cuántos presos políticos existen en Venezuela? El dato no es menor ahora que se solicita a la oposición que los incorpore en la elaboración de su oferta unitaria.
He visto dos cuentas: algunos aseguran que poco más de 30, otros que sobrepasa el medio centenar. Esas listas no registran a Baduel. En cambio, sí aparece el nombre de un oficial de la FAN que se vio salpicado por un escándalo de corrupción y al que no le recuerdo ningún pronunciamiento contra la revolución y su máximo líder.
Sean 30 o 50, lo cierto es que la futura Asamblea Nacional tendrá 165 curules. Es decir, no es la Asamblea Nacional Popular de China con sus 2.762 delegados. La votación de septiembre podría servir para rescatar a algunos, pero no a todos. Ahora, hay que entender que en las elecciones parlamentarias muchas otras cosas de peso están en juego. De hecho, si la oposición logra cohesionar el país alrededor de su propuesta y se alza con la AN, aquí se acaban los presos políticos.
El tema es difícil. Sobre el tapete están la pasión que envuelve los sentimientos y la frialdad propia del cálculo político serio y responsable. La decisión que se tome debe evitar chantajes, curarse de miserias y evaluar esos dos aspectos sin olvidar el verdadero objetivo de todo este esfuerzo: construir una nueva mayoría parlamentaria.
Y, una pregunta: ¿convenció a sus amigos de apoyar a Baduel?
Antes de continuar, es menester aclarar que el señor Baduel no ha manifestado su intención de competir en los comicios de septiembre. Asimismo, ningún partido o individualidad de la Mesa de la Unidad ha planteado esa posibilidad. Tampoco es la intención candidatearlo aquí ni mucho menos. Lo que propongo, entonces, es un simple experimento que se basa en una hipótesis -hasta la fecha- negada.
Diga, pues, con vehemencia: "en su condición de preso político, Baduel merece ser apoyado para que recobre su libertad". Fíjese bien en la reacción que producirán esas palabras en sus contertulios: los ojos saltarán de sus órbitas, las venas brotarán y todos los dedos índices le apuntarán al pecho como si se tratará de un pelotón de fusilamiento.
"Ese bicho, ni de broma, que lo encierren y boten la llave, que le vaya a pedir auxilio a su querido compadre", exclamará el coro indignado, pero usted mantendrá la idea. "Sí, yo propongo a Baduel como candidato", responderá seguro. El ejercicio, huelga decirlo, exige templanza.
Luego, vendrá la fase de preguntas incómodas y acerbas recriminaciones. "Y ese no fue el mismo que impuso en la Fuerza Armada el 'patria, socialismo o muerte'", cuestionarán. A lo que usted contestará: "sí, pero sus críticas a la reforma contribuyeron al primer triunfo electoral de la oposición en ocho años", apuntará.
"Viejo, permíteme recordarte que Baduel está preso porque se cogió unos reales", expondrán. Y usted, sin meterse en honduras, rebatirá: "más allá del hecho que se le imputa, es evidente que la acción legal en su contra se activa por motivos políticos. En estas condiciones jamás podrá enfrentar un juicio justo, donde se respete el debido proceso y su derecho a la defensa".
El más avispado de sus compañeros le confrontará en estos términos: "compa, ¿pero usted cree que eso funcione? ¿A quién moviliza Baduel? Los opositores creen que es otro Arias y los chavistas también, así que ambos bandos lo detestan. Y el ni-ni tampoco luce muy comprometido con la causa".
"Por otra parte -continuará el fastidioso de la clase- Baduel es dueño de un proyecto que sólo lo incluye a él. No es de extrañar que si llega a la Asamblea, su primer derecho de palabra sea para despotricar de los partidos y plantear un debate sobre la bendita Constituyente. Siendo así, ¿no estaremos dilapidando ese esfuerzo?".
Llegado a este punto, usted respirará profundo y recostándose contra la pared lanzará la última carta: "temores aparte, Baduel es un padre de familia, un venezolano que está secuestrado por las garras de un sistema inhumano que es implacable con aquellos que disienten. Por eso hay que salvarlo". Punto y final.
2) ¿Cuántos presos políticos existen en Venezuela? El dato no es menor ahora que se solicita a la oposición que los incorpore en la elaboración de su oferta unitaria.
He visto dos cuentas: algunos aseguran que poco más de 30, otros que sobrepasa el medio centenar. Esas listas no registran a Baduel. En cambio, sí aparece el nombre de un oficial de la FAN que se vio salpicado por un escándalo de corrupción y al que no le recuerdo ningún pronunciamiento contra la revolución y su máximo líder.
Sean 30 o 50, lo cierto es que la futura Asamblea Nacional tendrá 165 curules. Es decir, no es la Asamblea Nacional Popular de China con sus 2.762 delegados. La votación de septiembre podría servir para rescatar a algunos, pero no a todos. Ahora, hay que entender que en las elecciones parlamentarias muchas otras cosas de peso están en juego. De hecho, si la oposición logra cohesionar el país alrededor de su propuesta y se alza con la AN, aquí se acaban los presos políticos.
El tema es difícil. Sobre el tapete están la pasión que envuelve los sentimientos y la frialdad propia del cálculo político serio y responsable. La decisión que se tome debe evitar chantajes, curarse de miserias y evaluar esos dos aspectos sin olvidar el verdadero objetivo de todo este esfuerzo: construir una nueva mayoría parlamentaria.
Y, una pregunta: ¿convenció a sus amigos de apoyar a Baduel?
Pedro Pablo Peñaloza:
Fuente: EL UNIVERSAL