PORTACHUELO
Por: René Núñez
(*)
Elevar la autoestima país, una necesidad
imprescindible
e impostergable para superar la crisis…
No se puede seguir
jugando con
los destinos de la nación. Los tuyos y
los míos. Por encima de ellos, no hay otros superiores. El Estado se debe a los
individuos no los individuos al Estado. Este fue concebido por las sociedades
civilizadas como un instrumento sistémico para vivir, progresar y desarrollarse
en paz y en armonía. Para garantizar el equilibrio y la transparencia de reglas
de convivencia social, donde todos los ciudadanos han de ser tratados igual
ante la ley. Para administrar esas responsabilidades, es la razón por la cual
las sociedades demócratas eligen cada cierto tiempo gobiernos locales,
regionales y nacionales. No hay otra misión distinta. Ir contra ella es saltar
principios y derechos humanos universales.
Los venezolanos se encuentran
hoy en día confundidos y conceptualmente desnaturalizados, bajo una incesante
presión ideológica para aceptar una forma de vida política desigual, excluyente
y desmoralizadora. Pareciera responder a una estrategia planificada con la mala
intención de golpear los más íntimos sentimientos y principios familiares,
morales y éticos de los venezolanos con la finalidad de bajar la autoestima
individual y colectiva y, así, facilitar la implantación de un sistema de
sujeción bajo dos signos, el económico y el ideológico. Con el primero se
conduce a la pérdida de la identidad e independencia política y cultural. Y con
el segundo, el ideológico, se invade todas las estructuras de poder, para
ponerlas bajo las égidas del poder central totalitario haciendo perder, junto con la independencia política, la
libertad económica.
Hagamos, entonces,
compatriotas, un alto en el camino de esa confusión para revisar apoyos condicionales o
incondicionales otorgados al gobierno de manera interesada o desinteresada. La
elevación de la autoestima hasta un nivel que nos permita como nación apreciar
de una manera más objetiva, seria y franca la realidad que nos envuelve e
impide avanzar como sociedad, una necesidad imprescindible e impostergable. Llegó
la hora para detectar e identificar trabas y problemas pero lo más importante
oportunidades para una toma de decisiones acertada, correcta y oportuna en
beneficio de un proyecto país más próspero, unido, libre y seguro.
Para ello, y a título
de ejercicio, se recomienda valorar y cotejar conceptos, acciones y conductas presentes
en la actual relación gobernantes-gobernados.
Busquemos
repuestas a estas preguntas pensando en los mejores intereses nacionales.
Que nos conviene ¿Una economía productiva o una economía improductiva? ¿Una
economía capitalista mixta (con participación del sector público y el sector
privado con sentido y alcance social) o una economía capitalista de Estado? ¿Una
economía exportadora o una economía importadora o de puertos? ¿Un Estado
concentrado fundamentalmente en la solución y satisfacción de las necesidades
de educación, salud y seguridad natural y jurídica de la gente o un Estado
propietario de medios de producción? ¿Un Estado descentralizado en sus
funciones y competencia o un Estado centralizado, omnipotente dueño y
supervisor de todo? ¿Un Estado promotor de inversiones para acometer proyectos
nacionales estratégicos de desarrollo nacional o un Estado desmotivador y
ahuyentador de inversiones por temor a la libertad y a la competencia? ¿Un
Estado con poderes públicos sólidos, libres, autónomos e independientes o un
Estado con poderes públicos sometidos, intervenidos y sumisos al gobierno
central, al poder ejecutivo? ¿Un Estado preservado y garantizado por una Fuerza
Armada autónoma e independiente o un Estado con una Fuerza Armada intervenida,
politizada y desequilibrada en su estructura y competencia operacional? ¿Un
Estado funcional garante del sistema de libertades y de la justicia o un Estado
disfuncional parcializado que no garantiza la igualdad de todos los ciudadanos
ante la ley? ¿Un Estado con un sistema de partidos y pensamiento plural o un Estado
con un partido y pensamiento único?... ¿Qué nos interesa? ¿Moral y luces o inmoralidad y mediocridad? ¿Eficiencia o corrupción?
¿Perjurio o mentira? ¿Paz o violencia? ¿República
o monarquía? ¿Lealtad inteligente o lealtad incondicional? ¿Progreso o atraso
social? ¿Prosperidad o miseria?
Llegó
la hora de los venezolanos demócratas pronunciándose civilizadamente en las próximas elecciones del
26 de septiembre, evento propicio para restaurar el estado de derecho a fin de
cumplir y hacer cumplir la constitución del 99; por ende, el restablecimiento
pleno de los derechos democráticos y del sistema de libertades. Ya basta de que
el régimen siga evadiendo e ignorando las responsabilidades de nuestra Carta
Magna y continúe echando la culpa a otros por su notorio desorden
administrativo, por la galopante corrupción, por el alto endeudamiento interno
y externo, por la baja productividad, por el fracaso de la economía de puertos,
por la inseguridad natural y jurídica. Esta emboscada sin escrúpulos para sacarnos
del progreso y desarrollo nacional, bajo la promesa de un futuro edén similar a
la que hizo Fidel Castro a los cubanos
cuando llegó al poder, hay que abortarla participando masivamente el 26S con
votos suficientes para imponer una
asamblea plural y de mayoría democrática. Esta oportunidad no se debe
desperdiciar, tal vez no exista otra mejor en el corto plazo.
(*) Internacionalista.
Edición
1111, hasta el próximo miércoles. Le invito a oír a “Diplomacia de Micrófono”
entre 12 y 30 y 1 y 30 2 PM, por La
Mejor FM 91.5 FM en Pto Ordaz. Participe llamando al (0286) 7183087, 0424-9208152,
0414-8896212 o 0416-6862381. También
por www.lamejorfm.com.ve.
Día de la AUTOESTIMA en VENEZUELA!!!, de
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