A toda revolución se expropian nuestros derechos…
PORTACHUELO/René Núñez (*) |
Feliz
año a todos. Regreso de nuevo como siempre renovado de bríos morales,
éticos y ciudadano para seguir escribiendo como lo he venido haciendo en
los últimos treinta años de manera perseverante, independiente y
responsable.
En estas cortas vacaciones decembrinas me fue
imposible dejar de reflexionar sobre los pensamientos y las acciones
encontradas que caracterizan al venezolano común así como su
corresponsabilidad por lo que nos está pasando como país, un país
empobrecido no sólo por la creciente miseria sino por el desinterés en
la defensa de valores y principios básicos de superación y crecimiento
personal y familiar.
Se está ante una conducta ciudadana pasiva,
temerosa para rebelarse cívicamente contra el abuso y las restricciones
de sus espacios libertarios, de sus derechos democráticos, de sus
derechos humanos a ser felices, entendiendo por felicidad contar con una
buena educación libre, con una buena salud pública y privada, con unos
empleos directos e indirectos estables y seguros, con seguridad natural y
jurídica, con un sistema de justicia transparente y objetivo otorgando
siempre la razón al que la tiene sin distingo de ninguna índole.
“Dejar
hacer” “Dejar pasar” en espera de la llegada de un Mesías que por obra
de gracia vendrá a resolver y a poner orden en el actual estado de
desorden general en que nos encontramos, pareciera ser el consuelo de
una mayoría de ciudadanos indiferentes ante los cambios requeridos para
superar la incapacidad, la arbitrariedad, y la corrupción de quienes
dirigen los destinos de esta nación.
Unos venezolanos indolentes
que les importa poco si sus vecinos están haciendo atropellados,
vejados, reprimidos, excluidos, o encarcelados por no acatar o compartir
órdenes del régimen de pensamiento único. Parten de la errada creencia
que a ellos no les va a tocar o pasar nada si se mantienen callados; a
sabiendas del sufrimiento derivado de la pérdida progresiva de sus
espacios de libertad, de disfrute, de oportunidades, de mejoras, de
diálogo, de fraternidad, de solidaridad, de concordia, y de paz social.
Aprovechando
ese silencio cómplice, el régimen ha seguido adelante con su proyecto
autoritario de instalación de un sistema político que nada tiene que ver
con los propósitos y los principios consagrados en la Carta Magna
democrática del 99.
Lo ocurrido en diciembre con la aprobación
de más de 50 leyes sin discusión y debate plural de ideas, incluyendo la
habilitante por año y medio otorgada al poder ejecutivo, la
modificación del reglamento del debate interno de la AN, y la orden
masiva de expropiaciones en el sur del lago de Maracaibo, nos muestra el
desprecio total del régimen por la voluntad popular mayoritaria que se
expresó en septiembre pasado para elegir una asamblea nacional plural.
Después
de dejarnos inhabilitados democráticamente en diciembre, el Presidente
se presentó este sábado último a la AN a rendir cuentas como si no
hubiera roto una silla; en siete horas de discurso hizo un esfuerzo
sobre natural para comportarse como un demócrata respetuoso del
adversario, tolerante de la crítica, conciliador, y reconocedor del
trabajo exitoso del empresariado privado. Para nada hizo referencia del
problema de la inseguridad, de la vivienda, como siempre, continuó con
la práctica de ofrecer soluciones a futuro después de haber recibido 970
mil millones de dólares por renta petrolera en los últimos doce años...
A Guayana no la tocó en su discurso para nada; claro, no tenía
más promesas de las ya anunciadas como solución a nuestros graves
problemas, y lo mejor era hacerse el desentendido de las cifras que
arrojan en rojo, sin excepción, todas las empresas básicas, las
expropiadas, y la renacionalizada como Sidor. Para disfrazar esas
gestiones maulas y con la perversa intención de asumir un control mayor y
directo de ellas sin interferencia sindical, inventaron las
corporaciones socialistas, actualmente en diseño, donde se centralizarán
todas las funciones del hierro, del acero, del aluminio, etc.; sin
presidentes ni gerentes, con mandos de bajo nivel direccional cuyos
supervisores serán elegidos en portones por los trabajadores.
Tampoco
en la larga alocución presidencial se hizo referencia a los recientes
convenios internacionales suscritos por la CVG con algunos países
asiáticos donde supuestamente se habrían hipotecado más del 60% de la
producción de minerales por varios años a cambio de préstamos, cuyos
montos son desconocidos por los trabajadores de Guayana, quienes lo
reclaman con justicia por lo menos para que sean invertidos en sus
fábricas a fin de detener la obsolescencia de equipos, por un lado, y la
adecuación y mejoras de los procesos tecnológicos por otro; además para
ponerse al día con los altos pasivos laborales.
No hay duda, se
está ante un gobierno catódico, que gobierna desde los micrófonos y
cámaras de radio y televisoras, donde los resultados y la calidad
importan poco, más no lo ideológico, que es la prioridad de las
“políticas públicas".
Quienes crean que la derrota del régimen en
el 2012 será fácil, están equivocados, pues el gobierno hará todo lo
posible para evitarla al costo y riesgo que sea, lo de “no volverán” no
es un juego, sino una advertencia. Por ello la Unidad nacional debe
privar sobre la unidad democrática.
Twitter: @renenunezr
Pueden oírme en Diplomacia de Micrófono, de 1:00 a 2:00 pm por la emisora La Mejor FM 91.5, acompañado del periodista Armando Grúber
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