La inefable Tibisay
Lucena
Fernando Ochoa
Antich.
Las
recientes declaraciones de Tibisay
Lucena han provocado preocupación y angustia. Adelantar la fecha de las elecciones
ya es un abuso, pero acompañar ese anuncio con una frase tan amenazadora como es
llamar “grupúsculos de alborotadores” a aquellos venezolanos que cuestionan la actuación del Consejo Nacional
Electoral muestra un inaceptable radicalismo en una funcionaria que debería
caracterizarse por la serenidad e imparcialidad en todas sus acciones y
opiniones. Además, no tiene ningún sentido pedirle, en estos momentos, a los
partidos políticos que “le digan al país si están dispuestos a participar en esta fiesta electoral y se pronuncien si
van a aceptar los resultados electorales”.
Lo
primero que deberíamos de aclarar es si realmente los críticos del Consejo
Nacional Electoral son en verdad alborotadores o existen justificadas razones
para cuestionar dicho organismo. Lo primero a señalar es su conformación. La
escogencia de sus miembros no ha cumplido a cabalidad los requisitos
constitucionales, ni ha sido equilibrada e imparcial: cuatro miembros favorecen
al chavismo y 1 miembro a la oposición. Este hecho es muy grave: trae por
consecuencia que una mayoría muy importante de venezolanos tengan permanentes
dudas sobre la transparencia de las actuaciones del organismo electoral.
Además, en el ejercicio de sus funciones no han mostrado la imparcialidad
requerida para obtener la suficiente autoridad moral sobre los ciudadanos.
Veamos
algunos casos: las recientes elecciones parlamentarias. No es fácil convencer a
los electores, que habiendo la oposición obtenido 50, 36 % de los sufragios
sólo tengan 67 diputados y el gobierno
con 48, 13 % de los votos logren 98 parlamentarios. Es verdad, que el origen de
ese absurdo se produjo como consecuencia de una reforma a la Ley Orgánica de
Procesos Electorales aprobada por la Asamblea Nacional ,
en la cual se estableció el voto paralelo, que permitía escoger 52 escaños por
el sistema de representación proporcional
y 110 en base al escrutinio uninominal mayoritario. Además, para
favorecer al chavismo, se modificaron las circunscripciones electorales. Ante
un hecho tan grave, los miembros del CNE debieron hacer oír su voz de protesta.
La
legitimidad de unas elecciones no sólo lo da la transparencia de los
escrutinios, sino que exige un suficiente equilibrio en todos los aspectos de
la campaña electoral. Hace algunas horas escuché una interesante entrevista del
rector Vicente Díaz. En esa entrevista, de una manera muy inteligente, hizo ver ese problema al resaltar que el CNE
había demostrado suficiente idoneidad en garantizar la transparencia de los
resultados electorales, poniendo de ejemplo las últimas cuatro elecciones: dos
ganadas por el gobierno, dos por la oposición, pero que no había sido capaz de limitar
los abusos de poder de Hugo Chávez y del gobierno nacional, al utilizar de
manera indebida sus funciones presidenciales para hacer campaña electoral.
También
es preocupante las limitaciones que se han establecido para impedir que los
venezolanos en el exterior puedan ejercer el derecho al voto. La Constitución Nacional
sólo exige para poder votar: ser venezolano, haber cumplido dieciocho años
y no estar sujeto a interdicción civil o
inhabilitación política. El artículo 124 de la Ley Orgánica de
Procesos Electorales exige además ser residente en determinado país. Esa norma
es inconstitucional y tiene que ser revisada. En este delicado caso, ya que es
conocido que la mayoría de los residentes en el exterior favorecen a la
oposición, exige una clara actitud de parte de los miembros del CNE. No hacerlo
comprometería aún más su imparcialidad en el proceso electoral.
No
soy ningún experto en asuntos electorales. Estas observaciones son las
percepciones que tengo como ciudadano. Estoy seguro, que la Mesa de la Unidad debe tener
muchísimos más reclamos de la manera de
actuar del Consejo Nacional Electoral y los permanentes abusos de poder de Hugo
Chávez. Pedirle que salgan a reconocer previamente el resultado electoral
sin conocer como se van a desarrollar realmente las elecciones es un verdadero
despropósito. En Venezuela vamos a vivir difíciles circunstancias. No es fácil
para un régimen de tendencia totalitaria, como es el chavismo, reconocer que
están a las puertas de una derrota electoral que les hará perder el poder. Hugo
Chávez debe encontrarse más que deprimido por esta realidad histórica.
Caracas, 18 de
septiembre de 2011
fochoaantich@gmail.com.