Nicolás
Maduro está acorralado y la pelea a cuchillo dentro del gobierno no es
nada normal. Desde la muerte del líder del chavismo hay una implosión en
cámara lenta que los lleva a una entropía castrocomunista.
Desde el 12 de diciembre 2012 -fecha que Chávez quedó con muerte
cerebral- hasta hoy, la tensión y convulsión dentro del oficialismo que
terminará con el despeñadero de esta seudo revolución bolivariana.
Maduro no manda en los 11 estados donde hay gobernadores militares,
ellos controlan las guarniciones y sólo les interesa el dinero. Maduro
imita al Chávez que un día habló con Jimmy Carter para que elGrupo de La
Colina le diera oxígeno, y visceversa.
Nicolás buscó apoyo en las televisoras privadas. Raúl Castro y los
cubanos después del “video bomba” han perdido poder y ascendencia dentro
del estamento militar venezolano. Los militares dicen entre sí: “Sé
patriota, no le pares al cubano”.
Maduro aprovechó las pruebas de misiles en La Orchila para establecer
una reunión con las partes involucradas en el video bomba. Hubo mutuo
acuerdo, pero sin sana paz. Hay que decir literalmente, que la
revolución va por dentro.
Recuerden que hay cinco reservas de dominio que orbitan en torno
a Miraflores y son usadas para extorsionar a Maduro.
La primera, el
cuerpo del difunto lo tienen en La Habana. El cadáver de Chávez nunca
vino a Venezuela, los Castro, además tienen el informe forense del caso.
Segundo, Rafael Correa -el último en ver al finado-, tiene toda la
verdad del tema.
Tercero, Cristina Fernández posee el único testamento firmado por el extinto presidente.
Cuarta, el video -que insinúa Silva- donde Chávez lo dice todo está en manos de una de sus hijas.
Quinto: Diosdado tiene -aunque en franco deterioro- el alto mando militar.
Maduro lo único que tiene es que Chávez el 8 de diciembre del 2012 le
levantó la mano y que el 14 de abril del 2013 se robó las elecciones.
A Maduro todo el mundo lo manda, menos Evo.
Bendiciones.