miércoles, 30 de julio de 2014
"Allanaron casas y negocios
ligados a mi familia.."
■ El
 teniente Edmelcar Delgado Sánchez fue perseguido por el ex jefe de la 
DGIM y debió refugiarse más de ocho meses en la embajada de Uruguay de 
Venezuela.
Las
 prácticas de tortura física y psicológica utilizadas por el general en 
situación de retiro Hugo Carvajal, mientras se desempeñó como jefe de la
 Dirección General de Inteligencia Militar de Venezuela (DGIM), están 
descritas en documentos de al menos 10 casos de presos políticos 
presentados ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos en 
Washington.
Otro
 caso que no está incluido en esta lista es del teniente Edmelcar Hosmel
 Delgado Sánchez, quien tras la persecución ordenada por parte de Hugo 
Carvajal, solicitó asilo en la embajada de Uruguay en Caracas y 
permaneció encerrado en el despacho diplomático por más de ocho meses, 
hasta marzo de 2005.
Este
 militar, asilado en España junto a su familia, conversó en exclusiva 
con DIARIO LAS AMÉRICAS y explicó cómo el excónsul de Aruba designado 
por Venezuela lo llevó bajo engaño a un restaurante para forjar un 
testimonio.
Alrededor
 de abril de 2004, algunos superiores lo asediaban en su sitio de 
trabajo, el batallón 826 del ejército "José Trinidad Morán", ubicado en 
Fuerte Tiuna, al suroeste de la capital de esa nación. "Me preguntaban 
por el capitán Rafael Ángel Farias Villasmil y me decían que lo estaban 
buscando por conspiración […] Yo les decía que si eso era así, por qué 
no se lo preguntaban al capitán quien estaba de curso dentro del fuerte 
para ese entonces", recordó, contando las maniobras de procedimientos 
legales para inculpar al militar.
El
 capitán Farías Villasmil fue uno de los efectivos acusados por las 
autoridades militares y organismos civiles de Venezuela por la supuesta 
participación en el caso de los paramilitares detenidos en una hacienda 
del municipio El Hatillo en 2004.
El restaurante de la DGIM:
Después
 de esos encuentros, Delgado Sánchez fue notificado sobre la orden de 
acudir a una reunión en un local de las Mercedes, al este de Caracas. 
"Vístase de paisano y se va en su carro particular al restorán Maute 
Grill", fue la instrucción que recibió para acudir al establecimiento 
con ropa de civil.
"Mientras
 permanecía en una mesa, se sentaron a mi lado dos coroneles, uno de 
ellos era Hugo Carvajal y el otro era Guido Querales Tigreda, director y
 jefe de investigaciones de la DGIM respectivamente", explicó.
De
 inmediato, los militares decidieron ir al grano. "Pidieron una botella 
de whisky 18 años. Por cierto, la mitad de las acciones de ese restorán 
son de la DGIM", destacó el teniente asilado.
"Me
 dijeron que querían la cabeza del capitán porque estaba atentando 
contra el presidente Hugo Chávez […] Como les dije que quienes debían 
averiguar eran ellos, los de la inteligencia militar, me advirtieron 
sobre las consecuencias", dijo.
Tan
 sólo horas después debió presentarse en el despacho de Carvajal ante 
una citación inmediata en calidad de testigo. "Como no escribí el 
testimonio que me pedían, Carvajal entró con rabia a la oficina, golpeó 
la mesa donde yo estaba y gritaba para que escribiera lo que ellos 
querían", reveló.
Luego
 de éste y otros encuentros similares con otras autoridades, comenzó una
 serie de eventos que le obligaron a tomar la decisión de solicitar 
asilo en la embajada de Uruguay. Su clandestinidad se extendió por tres 
meses, hasta que finalmente pudo entrar a la oficina diplomática de 
Caracas en agosto de 2004.
Los
 trámites regulares para el otorgamiento de un salvoconducto después de 
la aprobación de asilo, de acuerdo a los acuerdos suscritos por 
Venezuela, extienden la espera hasta por 48 horas. Sin embargo, en el 
caso de este militar, el esperado documento para salir de su país tardó 
más de ocho meses.
Recuerda
 como un día de semana cualquiera, mientras permanecía en la oficina del
 cónsul, recibió un papel por debajo de la puerta que decía "No salgas".
 Sin permiso alguno y violando la normativa diplomática, cuatro 
funcionarios militares armados ingresaron al lugar preguntando por 
Delgado Sánchez.
Además,
 la DGIM ordenó el allanamiento de casas y negocios ligados a la familia
 de este teniente del Ejército venezolano. "Que me atuviera a las 
consecuencias, me lo dijo varias veces Hugo Carvajal quien me torturó a 
mí y mi familia psicológicamente al negarme a forjar ese expediente", 
denunció.
Actualmente,
 el teniente y su familia se encuentran en España donde lograron 
establecerse luego de una persecución prolongada por parte de la 
inteligencia militar venezolana. Por cierto, pareciera que la 
organización castrense de su país no cuenta con mucha información 
oficial pues de acuerdo a un memorándum de notificación de ascensos 
militares en febrero de 2011, el teniente Edmelcar Hosmel Delgado 
Sánchez se encuentra de primero en la lista para ser promovido al grado 
de capitán.
 FUENTE: Mujeres de Negro 

 
 

 
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