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LA DEMOCRACIA
LIBERAL VS.
EL NEO-COMUNISMO CRIMINAL (I)
Por: César Guillen Citterio
La democracia en su sentido moderno, es el de una forma
de sociedad que consigue conciliar la eficacia del estado con su legitimidad,
su autoridad con la libertad de los individuos. Pero congénitamente no está
hecha para defenderse de los enemigos que, desde el exterior, aspiran a
destruirla: sobre todo cuando el comunismo, variante acabada del totalitarismo
o del novedoso Totalitarismo islámico, consiguen presentarse como un
perfeccionamiento de la democracia misma, aun siendo en la práctica su negación
absoluta.
Por principio la democracia está ocupada en el
mejoramiento paciente y realista de la vida en sociedad. El comunismo y el
Islamismo radical por el contrario se orientan por necesidad, hacia el exterior
porque constituyen un fracaso social, son
incapaces de generar una sociedad
viable. Mientras que esos regímenes liquidan todo enemigo interior gracias a medios simples e infalibles, porque
son desde luego anti democráticos. La democracia no puede defenderse más que
con mucha prudencia. El enemigo interno de la democracia juega así con ventaja
porque aprovecha el derecho al desacuerdo que es propio de la democracia misma.
El comunismo en una sociedad democrática, se esconde bajo la oposición legítima. Es por ello que podemos decir que la democracia, es el
régimen que paradójicamente le ofrece a los que la quieren destruir la
posibilidad de hacerlo como un derecho por ella permitido.
El comunismo aprovecha
esta situación para aplastar a sus oponentes, mientras la democracia no
hace uso de ella, por sentirse acusada
de traicionar su principio elemental. “El
derecho a disentir.” Vale decir que quienes quieren destruir la democracia
se presentan como patriotas legítimos y los que la defienden son tildados de
pro- imperialistas de una represión reaccionaria”
Existe una industria de la propaganda comunista, en la
cual todo lo que se produce o le
ocurre de malo al tercer mundo,
es producto de los países democráticos industrializados de occidente y quienes
promueven con ingenuidad perruna tal apreciación, son los mismos déspotas que
lideran a ese tercer mundo. (Los Castros)
El montaje ideológico que sirve de base a esa estrategia
en la actualidad es el denominado “Progresismo o
Socialismo del siglo 21” que en el fondo
es solo un refrito ideológico de los años sesenta con base a la unión Soviética
y la China de Mao, cuyo evidente fracaso y su viraje al capitalismo del mercado
después de 80 años fue el producto del despotismo criminal y de la destrucción
económica y social. Lo de Cuba no vale la
pena ni siquiera mencionarlo, conocemos muy de cerca su modus operandi.
Pareciera que los errores de la democracia se pagan muy
caros, mientras las del totalitarismo comunista y los radicales islámicos son
fácilmente perdonable y pueden renacer
con todos sus males e injusticias. Que el comunismo o lo que queda de
ello trate con todas su fuerzas de destruir la democracia, es hasta natural,
puesto que son incompatibles y la supervivencia del primero depende de la
extinción de la segunda……
¿Debe pues una sociedad ante
enemigo tan criminal y poderoso escoger entre la servidumbre o el suicidio?