Chávez
y López
José
Vicente Carrasquero A.
La
ausencia de escrúpulos que ha caracterizado a la clase chavista tuvo una nueva
manifestación en la estrambótica sentencia que una juez del partido de gobierno
impuso a Leopoldo López. Son muchas las irregularidades ligadas a la forma como
se manejó este caso. Nadie en su sano juicio puede creer que una persona pueda
ir presa por hacer política. Según los criterios aplicados en este caso, Chávez
debió se condenado a 30 años de prisión sin posibilidad de perdón.
Genera
estupor oír al alcalde de Libertador decir que a López le hubiesen dado cadena
perpetua o pena de muerte en Estados Unidos. Es una muestra del poco respeto
que la cúpula del partido de gobierno tiene por sus seguidores que asume
ignorantes. Lo primero que hay que decir es que López no hubiese sido detenido
en un país que como Estados Unidos goza de independencia de poderes.
Otro
asunto que no resulta normal es que se haya condenado a López y no se haya siquiera comenzado juicios por las muertes que
sucedieron ese 12 de Febrero de 2014 en las cercanías del Ministerio Público.
Es evidente el ensañamiento de la cúpula podrida del chavismo en contra de un
líder que llamó a la protesta no violenta. No es normal un país en el que no se
ha seguido el juicio a guardias nacionales que presuntamente asesinaron a una
estudiante, ni se ha procesado a otra guardia que golpeó salvajemente a una
ciudadana que ejercía su derecho a la protesta.
El
coro de “intelectuales” que le achacan las 43 muertes ocurridas en
manifestaciones a Leopoldo López le hacen el juego a un gobierno corrompido que
ha acabado con la institucionalidad del estado. Se hacen los desentendidos con
cosas que saben. Por ejemplo, algunos de las personas fallecidas fueron
víctimas de funcionarios del gobierno, otros de los grupos paramilitares que el
partido de gobierno ha armado y que usan para reprimir las manifestaciones de
la oposición, otros fueron victimas de fuego amigo, por ejemplo, un guardia
nacional que fue abaleado por otro guardia. También hubo muertes por acciones
de grupos de oposición que trancaban vías y destapaban alcantarillas o ponían
guayas para impedir el paso.
En
todo caso, el gobierno, como en ocasiones anteriores, hizo caso omiso de estas
muertes y los responsables andan tranquilamente por las calles. Es nuevamente
un asunto que evidencia la doble moral de una clase política que justifica los
golpes de estado cuando los intentan ellos y los critican cuando supuestamente se
los hacen a ellos.
El
4 de Febrero de 1992, Chávez lideró un fallido y sangriento intento de golpe de
estado. Hizo uso irregular y corrupto de las armas que la República había
puesto en sus manos para atentar contra un gobierno democráticamente electo.
Esa primero intentona tuvo como saldo negativo decenas de muertos inocentes y muchos
heridos. La tropa que fue llevada a esta vergonzosa operación militar
desconocía el objetivo de quienes comandaban esta tentativa de llegar al poder
por la vía violenta.
No
contentos con el fracaso de Febrero, los sediciosos intentaron nuevamente el 27
de Noviembre de 1992 un golpe de estado con un desastre estrepitoso. Vigilantes
del canal de televisión del gobierno fueron brutalmente asesinados por hoy
protagonistas del gobierno. Decenas de personas murieron y los daños se
estimaron en 800 millones de dólares.
Según
los criterios que la cúpula roja ha aplicado en el caso de López, Hugo Chávez
fue un terrorista que obrando a sangre fría no tuvo el más mínimo
arrepentimiento por las vidas que se perdieron en unas intentonas que solo
pueden ser recordadas en la historia por la torpeza con la que se manejaron las
operaciones militares.
Argumentaba
en 1998 a quienes me decían que votarían por Chávez, que no confiaba en un
oficial que habiendo comandado dos operaciones militares que fracasaron
por impericia, pudiera conducir a un
buen destino a un país tan complejo como Venezuela.
Según
el alcalde Rodríguez, Chávez hubiese sido condenado a la pena capital o cadena
perpetua en Estados Unidos. En este caso tendría razón. Porque el crimen más
grave que cometió fue el de traición a la patria. Chávez según la neo lógica
del socialismo del siglo XXI nunca debió salir de la cárcel.
Lo
cierto es que un desaprensivo Rafael Caldera dictó un sobreseimiento de la
causa que se le seguía a este grupo de criminales uniformados. Los dolientes de
quienes murieron en esas intentonas golpistas no tuvieron quienes los asesoraran
para formas un comité de víctimas de los golpistas. No hubo propaganda que
impidiera que tan graves actos criminales quedaran impunes.
El
chavismo hace una ridícula declaración según la cual Chávez asumió su
responsabilidad y estuvo encarcelado. La verdad es que comparada con sus
acciones, se puede decir que estuvo arrestado con las máximas comodidades que
le permitieron desde estudiar hasta brindar entrevistas.
Comparado
con la sevicia, la ausencia de escrúpulos y la capacidad conspirativa de Chávez,
López termina siendo un niño de pecho. En el proceso que se le siguió, la
podredumbre que ha caracterizado al poder judicial del siglo XXI ha tenido una
nueva manifestación. Un caso burdamente confeccionado desde el principio ha
sido avalado por una persona que pasará a la triste y negra historia de la
injusticia en Venezuela.