Sin
miedo al ridículo
José Vicente Carrasquero A.
Venezuela sufre el rigor
del accionar de una clase política carente de escrúpulos y además, sin el
mínimo pudor que llamaría a evitar someterse a la vergüenza de presentarse ante
el mundo como una democracia cuando en realidad protagoniza la más oscura de
las dictaduras que se haya implantado en el país.
Sin miedo al ridículo
Maduro habla ante las Naciones Unidas como si el modelo económico venezolano
fuese digno de ser mostrado. Olvida el ocupante de la presidencia que Venezuela
atraviesa una crisis económica sin precedentes en su historia republicana. Que
la gente no quiere bolívares. Que la lógica le indica al pueblo que lo primero
que tiene que hacer con nuestra moneda es gastarla antes de que se le
desintegre en las manos.
Sin miedo al ridículo el
chavismo exhibe una ausencia casi absoluta del conocimiento que se necesita
para reflotar una economía que hace rato zozobró. Hay que ser verdaderamente
ignorante para no darse cuenta que la inacción en materia económica ha tenido
más costo en términos electorales que las medidas que se debieron haber tomado
hace ya dos años. Estarían estos desconocedores de la política recogiendo los
frutos de una economía que no estaría sometida a los embates de la inflación descontrolada y la escasez.
Sin miedo al ridículo
Maduro ordena cerrar la frontera con Colombia. En su inmensa ignorancia quiso
hacer creer a los venezolanos que el dólar desbocado, la escasez de todo tipo
de productos y la inflación eran culpa de los colombianos. A más de un mes del
grotesco cierre de la frontera con el hermano país, el dólar pasó los
ochocientos, las colas para productos básicos siguen creciendo, el bachaqueo
continua invicto y el bolívar con tendencia a lo microscópico.
Sin miedo al ridículo, el
ejecutivo nacional permite que el BCV no publique las cifras que permitan
estimar la salud de la economía. Creen estos insensatos que el venezolano no se
da cuenta que cada vez que va al mercado el dinero le rinde menos. Piensan que
escondiendo las cifras, las calificadoras de riesgo no tienen material para
auscultar la trágica situación que atraviesa las finanzas públicas.
Sin miedo al ridículo el
ministro que finge manejar las finanzas del país se reúne con los acreedores
internacionales para decirles que para ellos si hay dólares. Que no importa que
el sector privado venezolano quiebre, que el pueblo no tenga comida y
medicinas, que él garantiza que el billete verde será debidamente ahorrado para
honrar los compromisos de la deuda pública aún a costa del hambre del soberano.
Sin miedo al ridículo el
gobierno nacional tiene un ministro de relaciones interiores que balbucea
incoherencias. Que pone en las redes sociales que se incautaron 1.550 kilos de
explosivos cuando en realidad fueron 1,55 kilos. No nos dice este incompetente
general de dónde procedía el material y a quién estaba destinado. Este es el
mismo ministro que no ha podido explicar coherentemente los ataques con
granadas a sedes policiales y mucho menos el incremento alarmante de la
delincuencia en el país. Si Venezuela tiene aunque sea otro general como este,
recomiendo que los ministerios correspondientes intervengan las academias
militares para impedir que se sigan graduando este tipo de engendros.
Sin miedo al ridículo
dicen que el “mejor sistema electoral del mundo” no necesita de observación
internacional. Ni siquiera les pasa por la cabeza que pierden la oportunidad de
hacer que se ratifique esa opinión mundialmente en caso de que resultara
verdad. No se dan cuenta que la negativa lo que hace es arrojar dudas sobre la
idoneidad de un CNE presidido por miembros del partido de gobierno.
Sin miedo al ridículo esta
clase política dilapidó la riqueza más grande que recuerde la historia de
nuestro país. Sin miedo al ridículo dejaron a los políticos del pasado como
niños de pecho en cuanto a desparpajo y corrupción. Las colitas de PDVSA y los
robos al tesoro público del pasado son insignificantes comparados con el saqueo de nuestras riquezas
y el uso de los bienes públicos para complacer los exigentes gustos de los
nuevos ricos chavistas.
Solo espero que no le
tengan miedo al ridículo cuando les toque reconocer el 6D que los venezolanos
se cansaron de ellos y quieren darle paso a una nueva forma de hacer las cosas.