Corrupción
y más corrupción
Fernando
Ochoa Antich.
La tragedia venezolana tiene un hilo
conductor: la corrupción administrativa. Esta característica permite explicar o
por lo menos entender las razones de la inmensa crisis económica que vive
nuestra Patria, después que el régimen chavista recibió más de un millón de
millones de dólares, como consecuencia de los elevados precios petroleros, sin
considerar los miles de millones de bolívares obtenidos por recaudación fiscal.
No satisfecho con ese inmenso ingreso endeudó al país por un monto superior a los doscientos ochenta
mil millones de dólares, en medio del
mayor despilfarro conocido en nuestra historia. Desde el inicio de su gobierno existió
en Hugo Chávez el interés de corromper los factores fácticos de poder de
nuestra sociedad: Petróleos de Venezuela y la Fuerza Armada Nacional para controlarlos,
y poder establecer, de esa manera, un régimen de marcada tendencia totalitaria.
Sus acciones fueron fríamente calculadas. La primera
de ellas fue el Plan Bolívar 2000 y su efecto desmoralizador en los cuadros
militares, los cuales empezaron a recibir inmensas cantidades de dinero, sin
ningún control, para realizar obras en las distintas guarniciones. En más de un
artículo de opinión señalé, en esos años, los riesgos que existían al entregar exorbitantes
cantidades millonarias a unos mandos que sólo contaban con una estructura
administrativa diseñada para ejecutar pequeños presupuestos. Su compañero de
aventuras, Francisco Arias Cárdenas, estuvo entre los críticos de esta acción De
todas maneras, el natural rechazo a esta perversa manipulación, y a otras que
buscaban destruir los valores fundamentales de la Institución Armada, produjeron
las causas del desconocimiento de la autoridad de Hugo Chávez, como presidente
de la República, el 11 de Abril de 2002
con las consecuencias históricas conocidas.
El
plan continuó. La segunda acción estaba destinada a controlar PDVSA. Lo primero
que hizo fue destruir su estructura
meritocrática, que le había permitido transformarse en una de las empresas
petroleras más exitosas y eficientes del mundo. El número de expertos
destituidos, en medio de la huelga petrolera, sobrepasó los 20.000. Esa absurda decisión comprometió de manera
definitiva el destino de la producción petrolera nacional, que requerirá más de
cincuenta años, para recuperarse de tanta destrucción. No satisfechos con el
daño realizado se les ocurrió utilizarla para cumplir otras funciones fuera del
campo específico petrolero. De inmediato empezó, como era de esperarse, la
corrupción, alcanzando niveles realmente
deplorables. El escándalo de las cuentas en el banco de Madrid, filial de la
Banca Privada de Andorra, es más que demostrativo. Los grandes responsables de ese crimen contra
Venezuela son Hugo Chávez y Rafael Ramírez.
La
necesaria recuperación del sistema eléctrico nacional, después de haber sido
descuidado por el régimen, ha sido una de las excusas más utilizadas por la
camarilla chavista para dilapidar los dineros públicos. Ochenta mil millones de dólares se han presupuestado para su
ampliación y recuperación. Un verdadero fracaso. No olvidemos que algunas de
las cuentas en dólares aparecidas en el banco de Andorra pertenecían a altos funcionarios
del ministerio de Energía Eléctrica. Mientras tanto, Venezuela vive de apagón
en apagón Lo más sorprendente han sido las recientes
declaraciones del general Luis Motta Domínguez. No se puede entender su falta de entereza para denunciar e investigar a
profundidad la corrupción ocurrida en el sistema eléctrico en las gestiones
anteriores, conformándose con repetir la mentira sostenida por el gobierno
nacional: “el saboteo de la oposición ha sido la causa de los apagones”.
Nicolás Maduro tiene una inmensa responsabilidad en el
saqueo de los dineros públicos ocurridos durante su ejercicio presidencial. Fue
alertado en carta pública por Jorge Giordani. Es verdad, que este alto
funcionario es corresponsable de los grandes errores económicos y de los hechos
de corrupción del gobierno de Hugo Chávez, pero un jefe de Estado no puede
dejar de tomar severas medidas ante señalamientos de tanta gravedad: “dos
frentes ocuparon mi preocupación El primero, atacar la corrupción mediante el control de los
grandes fondos del Estado. El segundo, introducir nuevos mecanismos de manejo
en el gasto público que le permitiera retomar cauces sostenibles en el tiempo”.
Los focos de corrupción eran: CADIVI y la indebida administración de FONDEN; del
Fondo Chino, de la Tesorería, del Banco Exterior y del BIV. Nicolás Maduro,
ante esta realidad ha evadido su responsabilidad sin tomar una sola medida. Esa
falta de acción ha sido la causa principal del desastre económico y del
crecimiento indetenible de la corrupción. Así lo enjuiciará la historia…
Caracas, 25 de octubre de 2015.
@FOchoaAntich