César Guillén
Citterio.
EL COMUNISMO,
RAICES DE UN FRACASO. (9)
Carlos Marx,
jamás profesó el igualitarismo total. Esta es una interpretación errónea sobre
la necesaria jerarquización de la sociedad con base a las condiciones
particulares de cada quien. Las frases “masas proletarias”
y “masas revolucionarias”, fueron solo otra invención política, ya que Lenin
jamás creyó en los “poderes del pueblo”, estableció su gobierno a través de un
grupo de “revolucionarios profesionales”
(En Venezuela léase: Enchufados).
También manipuló a la “clase obrera” y dejo establecido su criterio de
que la clase obrera por sí sola, no podía producir más que “sindicalismo” o
“reformismo”. Por ello, de eso debía encargase el partido. (En Venezuela léase: Milicias Obreras y Patriotas Cooperantes)
Se dice que en
la democracia la libertad existe en tanto no interfiera con los intereses de
los países desarrollados, pero en el comunismo esta igualmente limitada con el
agravante de que la dictadura se ejerce a nombre del pueblo, resultando la
opresión y la carestía el precio de esa “Libertad”.
“La propiedad privada
fomenta las desigualdades, las envidias, la codicia, y hace que los
humanos se identifiquen con lo que tienen y no con lo que son”. Esto relativamente tiene algo de razón. Pero ella permite el desarrollo de la independencia de
cada cual, su relativa libertad con derechos y deberes basados en la crítica
racional y no sujetos a los rígidos patrones de las sociedades colectivas.
Se debe
recordar que “los ideales políticos nunca
intentan mejorar la condición humana, sino a la sociedad Humana, a las
instituciones donde viven”. (A. Camus)
En el comunismo
la conducta resultante es la del fanático o del radical (Que son hombres de una sola idea y de un solo fin). Este niega dar
explicaciones, predica su verdad y no entiende de razonamientos. Los que lo
adversan son individuos de “bajas pasiones, codiciosos y malvados”. El fanático
en tanto, no se responsabiliza por sus fracasos porque actúa conforme a “Dios, a la historia o al pueblo”.