“La
amenaza de Maduro”
Por: Fernando Ochoa Antich
Caracas, 23
de abril de 2017
La reciente declaración de Nicolás Maduro, en el acto protocolar
organizado para celebrar el séptimo año de la creación de la Milicia
Bolivariana, constituyó una inaceptable amenaza en contra del destino de
Venezuela y el de su Fuerza Armada Nacional. Atreverse a afirmar que “si algún
día ustedes amanecen con la noticia de que la ultraderecha ha pretendido
imponer alguna forma de golpe de Estado, salgan a la calle, como el 13 de
abril, a tomar el poder total de la República”, agregando de manera irresponsable
que “está decidido a incrementar en 500.000 los efectivos de la Milicia
Bolivariana, entregándole un fusil a cada miliciano, para que defiendan su
barrio, su estado, las costas, los ríos, las selva y las ciudades, de la
agresión imperialista”. Estas graves afirmaciones no pueden tomarse como una
declaración más de las tantas que Nicolás Maduro da con gran frecuencia. Exigen
de un detallado análisis para determinar su verdadero sentido y objetivo
político.
El primer
aspecto a considerar es que esa declaración la emitió, en medio de un gran
temor, dos días antes de que se realizara una abrumadora demostración de los
sectores democráticos en rechazo al contenido de las sentencias 156 y 157 del
Tribunal Supremo de Justicia que en palabras de la doctora Luisa Ortega Díaz,
fiscal general de la República, “evidencian la existencia de varias violaciones
del orden constitucional y un claro desconocimiento del modelo de Estado
consagrado en nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
produciéndose una ruptura del orden constitucional”. Nicolás Maduro, al aceptar
y apoyar el contenido de dichas sentencias, comprometió, aun más, la
legitimidad de su gobierno. Ante esta realidad, los ciudadanos y las propias
Instituciones del Estado, de acuerdo al contenido del artículo 333
constitucional, tienen la obligación moral y legal de desconocer los actos de
ese gobierno. Una de esas instituciones es la Fuerza Armada Nacional.
Precisamente, fue esa misma Institución, la que cuestionó la forma en que Hugo
Chávez provocó la crisis política y la protesta nacional del 11 de abril de
2002 y la manera como quiso reprimirla.
¿Qué quiso decir
Nicolás Maduro al invitar a la Milicia Bolivariana, de manera particular, a
salir a la calle, como el 13 de abril, a tomar el poder total de la
República? ¿Qué significa anunciar el fortalecimiento de la Milicia
Bolivariana al incrementar sus efectivos en 500.000 milicianos, dotarla con
fusiles modernos y aceptar públicamente que están al servicio del PSUV? Curiosamente,
esta irresponsable declaración ocurre en medio de fuertes rumores de un
creciente descontento en los cuadros activos del Ejército, la Armada, la
Aviación y la Guardia Nacional, la detención del vicealmirante ® Pedro Pérez
Rodríguez, del general de brigada ® Ángel Vivas Perdomo y de los primeros
tenientes, en situación de actividad, José Ángel Rodríguez A., Ronal Ojeda M.,
Osman García V., Marcos Antonio Briceño C., Daniel González B., Rafael Arreaza
S., Carlos Terán L., Eliecer Vásquez G., David Vásquez R. y Luis Eduardo
Berbesi M., todos pertenecientes a unidades de combate, y el sorprendente
mensaje público de los primeros tenientes Alfredo Rodríguez C y José
Méndez S., pertenecientes al 145 grupo de artillería General José de la Cruz
Carrillo y Ángel Mogollón M., instructor de la Escuela de operaciones
especiales.
La inaceptable y peligrosa arenga del presidente Maduro debe ser
aclarada, a la brevedad posible. No hacerlo incrementaría aún más las tensiones
políticas existentes ya que de continuar dándose las condiciones necesarias
para que el presidente Maduro abandone la presidencia de la República por su
permanente irrespeto a la Constitución Nacional, él y su camarilla
considerarían esa circunstancia como un “golpe de la derecha”, procediendo a
utilizar las milicias y las bandas armadas en contra de las unidades de
la Fuerza Armada regular, que tendrían que hacer respetar el mandato
constitucional. Ese lamentable enfrentamiento podría ser el preámbulo de una
guerra civil. Los venezolanos no podemos aceptar que nuestro destino como
sociedad y como país sea irresponsablemente comprometido por las ambiciones
desmedidas de Nicolás Maduro y su camarilla. La Fuerza Armada Nacional tampoco
puede continuar siendo escarnecida y despreciada por respaldar a un gobierno
que se ha deslegitimado totalmente en medio de la tragedia que vive nuestro
pueblo. El general Padrino y el Alto Mando deben reflexionar con serenidad
sobre el contenido del mensaje hecho público por los oficiales mencionados. No
entender que lo expresado por ellos puede ser, en este momento, lo que sienten
la mayoría de los integrantes de nuestra Institución es un gravísimo
error.
La Fuerza Armada tiene el deber de ser un factor fundamental en la
búsqueda de una solución que permita superar la tragedia que vivimos. Es verdad
que quienes han tenido la responsabilidad de conducirla han cometido gravísimos
errores al incumplir el contenido del artículo 328 constitucional y
parcializarse a favor de la ideología política de Hugo Chávez, de Nicolás
Maduro y del PSUV, debilitando su prestigio, credibilidad y autoridad moral
ante los venezolanos. Sin embargo, estoy seguro que la sociedad acogería
con beneplácito una rectificación de esa reprobable conducta. Lo único que se
les ha exigido permanentemente ha sido el estricto cumplimiento de lo pautado
en ese artículo 328 constitucional. Esa posición, le daría a la Fuerza Armada,
la suficiente autoridad moral para influir como factor de equilibrio en una
negociación que conduzca a dar cabal cumplimiento a lo exigido por el Estado
Vaticano, a través de la carta del Cardenal Pietro Parolín. De lo contrario,
insistir en mantener un comportamiento político partidista, alejado de su papel
constitucional, solo contribuiría a un mayor rechazo de la sociedad y a
un destino incierto para nuestra Institución.
Estimados compañeros de armas: ustedes no pueden permitir la
criminal arremetida de las bandas armadas del gobierno en contra de un
pueblo inerme. Lo ocurrido esta semana en El Valle es inaceptable. Tampoco,
es posible aceptar que la Fuerza Armada Nacional continúe siendo
utilizada como un instrumento de coerción y represión del gobierno de
Nicolás Maduro que sólo busca amenazar a los venezolanos para satisfacer
sus desmedidas ambiciones de poder y sus constantes abusos y atropellos. Los
venezolanos siguen esperando una verdadera rectificación institucional. Estoy
seguro, que si la Fuerza Armada Nacional lo lograra, recuperaría plenamente su
prestigio nacional e internacional. Reflexionen, piensen en Venezuela, y verán
que este es el camino.
Fernando
Ochoa A. @FOchoaAntich