¡Hasta cuándo!
La Universidad agoniza
@pabloaure
Lo que narraré en la columna de hoy, lo haré desde el corazón del universitario que le ha dedicado más de la mitad de su vida al servicio de la Universidad de Carabobo. Estudié pre y postgrado en sus aulas, me duele demasiado lo que nuestra alma máter está padeciendo.
Fui testigo de las partidas hacia el exterior de profesores que iban a cursar estudios de cuarto y quinto nivel en distintos países y todo lo pagaba la Universidad. Ellos regresaban para transmitir los conocimientos adquiridos en otras latitudes. No solamente era prestigioso pertenecer a al staff de trabajadores de la UC, también esos cargos eran envidiables económicamente. No distingo entre obreros, empleados ni docentes, con los sueldos de las universidades autónomas se podía vivir cómodamente, con dignidad, tener carro, casa y hasta pasear por el mundo. Eso es lógico concebirlo de esa manera, porque en la educación hay que invertir, ya que sus trabajadores son los formadores de ese futuro profesional que construye las naciones.
Periodo destructivo.
Desde hace dos décadas, la Universidad venezolana ha sido sistemáticamente atacada a través del ahogo presupuestario. La Universidad de hoy no es ni la sombra de aquella en la que nos formamos y comenzamos a laborar. El trabajador de ahora es un apóstol que entrega su tiempo y su vida a la noble misión de enseñar sin esperar recibir nada a cambio. Esto es literal. No recibe ninguna retribución económica, al contrario, trabajar en la Universidad en las actuales condiciones produce pérdidas. Es más lo que se gasta para llegar al sitio de trabajo, que lo que recibes por la jornada laboral; pero sin embargo, vemos profesores, empleados y obreros llegar al campus universitario. Lo hacen por vocación y la pasión de seguir pensando en Venezuela.
El régimen que hoy hostiga a los venezolanos, se ha empeñado en acabar con la concepción autonómica y libertaria de la Universidad. Es enemigo del saber, de la investigación, de la pluralidad y de la confrontación de ideas, las cuales son características de cualquier institución de educación.
Aceite y vinagre.-
Lamentablemente, la educación y las tiranías son como el aceite y el vinagre. Mientras más educado es un pueblo es menos probable que sucumba ante los tiranos. Los pueblos educados son libres por antonomasia. Venezuela ha retrocedido con la llegada de este modelo llamado Socialismo del Siglo XXI.
Lo que no ha podido hacer el régimen con los recortes presupuestarios, lo está logrando el hampa con los constantes robos. Qué desgracia. Profesores con sueldos de hambre asisten a dar sus clases, pero si se roban los cables y no hay electricidad, difícilmente puede desarrollarse el acto docente a oscuras. Los laboratorios en nuestra UC han sido desmantelados y, con esas acciones, han destruido resultados de años de investigación. Las bombas de agua, los aires acondicionados, las antenas y equipos que dan conectividad al campus universitario fueron desvalijados. Nuestro Teatro Dr. Alfredo Celis Pérez, testigo inmortal de miles de graduaciones de profesionales de las siete facultades, hoy se encuentra inoperativo, porque contra sus bienes también han atentado. No hay espacio alguno que se haya escapado de las acciones vandálicas de los ladrones.
Las autoridades rectorales y decanales abordamos este tema de la seguridad todos los días de la semana, se han diseñado cientos de planes. Inclusive, hace algunos años se firmó un convenio entre la UC y el ministerio del interior. Algo inédito, permitir el ingreso de la fuerza pública al campus, cuestión que antes era inimaginable. Pero se realizó un referéndum en el que se le consultó a toda la comunidad “si estaba de acuerdo o no, con que los organismos de seguridad patrullaran y vigilaran las instalaciones de la UC” La aceptación fue abrumadora. Desde luego, cómo poder dejar esa extensión de 300 hectáreas de terreno en manos de nadie, pues la UC no cuenta con presupuesto ni con vigilantes armados para enfrentar bandas delictivas. Pero además, es una obligación de los organismos de seguridad de acuerdo a la Ley de Universidades y a la Constitución, brindar protección al ejercicio de nuestros derechos. La educación es un derecho humano que este régimen golpea todos los días.
Dolorosa agonía
Con dolor lo digo, nuestra UC agoniza; no solo por los sueldos de hambre, sino por la indolencia gubernamental que nos niega la seguridad y quizá, hasta induce a los malhechores para que atenten contra los bienes universitarios.
Desde hace algún tiempo hemos notado crecer el nivel de deserción estudiantil, muchos se van del país, otros salen de sus aulas para dedicarse al trabajo informal. Indistintamente la causa de la deserción eso demuestra que no hay confianza en el futuro de Venezuela. Esto es muy grave. La Universidad debe transmitir optimismo y esperanza aunque el régimen se empeñe en desmoralizarnos. Pero no solamente nuestros estudiantes la abandonan o se marchan, sino que en todos los sectores laborales (docente, administrativo y obrero) también hemos notado muchísimas renuncias o permisos.
Ante este cuadro espeluznante no podemos quedarnos con los brazos cruzados viendo como torturan a nuestra alma máter. Recordemos que el régimen procura su muerte, tenemos que reaccionar y evitar que fallezca lo más preciado para la prosperidad de las naciones. La madre que nos nutre, agoniza: ¡salvémosla!
Pablo Aure