FUSIÓN DE CRITERIOS
STANISLAW DUBIS CASTILLO
Hace rato habíamos dejado de expresar nuestras ideas mediante artículos de opinión. Múltiples han sido las razones y no viene al caso enumerarlas. Hoy, con la anuencia del amigo lector, nos saltaremos algunas normas fundamentales del protocolo de redacción correspondiente. Progresivamente verán a lo que nos referimos.
Mi preocupación fundamental se centra en el “proceso venezolano”, el cual no escapa a la realidad de lo que ocurre en el mundo. Pensamos que el acontecer que estamos viviendo, simple y llanamente no es circunstancial. No somos fanáticos de tendencias globalistas, del Nuevo Orden Mundial (NOM). Siempre hemos estado con mente abierta a cumplir con el proceso analítico de conceptos y comentarios, para tratar de llegar a las conclusiones más objetivas.
Cuando observamos la trayectoria de la manera como ha sido conducido el proceso revolucionario venezolano, es imposible dejar pasar que el mismo obedece a un esquema previamente establecido, ensayado con éxito y con muchos años de experiencia. Nada de lo que vemos en Venezuela es consecuencia del azar. Quien no quiera ver la realidad, es simplemente porque no le apetece. Venezuela es una copia fiel y exacta del proceso mediante el cual la “revolución” sometió al pueblo cubano.
En alguna ocasión, compartiendo ideas con un hermano, concluimos que el proceso se centra en tres etapas: control, aceptación y sumisión. Nada nuevo bajo el sol, solo que es nuevo para la sociedad venezolana. Lo primero que hizo el resentido melifluo de Sabaneta de Barinas, fue controlar las Instituciones, colocando adeptos, reptantes y adulantes en las mismas, todas fundamentales para el manejo sensato de una democracia. Los venezolanos aceptamos esa realidad como parte cotidiana de nuestras vidas. Nos acostumbramos a verlo como “normal”. Finalmente, hemos sido sumisos a todos los dictámenes, acciones y omisiones de las Instituciones conculcadas al servicio de una ideología.
Tal vez piensas: “bueno, no me estás aportando nada nuevo, o algo que yo ya no sepa”. ¡Es cierto! Lo que cuesta aceptar es que eres prisionero de esa realidad. El problema es que no eres tú solo, es un país completo, de norte a sur y de este a oeste. Todos nos centramos en vivir al día, o sobrevivir el día. Nos llevan de la mano, somos eunucos colectivos, fríamente manejados por el G2. Basta ver las redes sociales y entenderemos el concepto. Lanzan lo que antes llamamos “trapos rojos”: “y, ¡listo!”. La jauría destructora o constructiva, en pro o en contra del concepto de manipulación, según sea la parcialidad, se deja llevar, mientras ellos, el régimen, consolida los objetivos planeados para hacer de Venezuela otra Cuba.
Ahora llegamos al punto donde, desde el principio, teníamos en mente arribar: Somos víctimas de nosotros mismos. No hay que endilgarle la culpa a más nadie.
Ejemplos sobran, pero nos vamos a centrar en el medular, ese que, de manera silenciosa, cual cáncer, corroe la sociedad venezolana. ¡los salarios! Dime, quién no es víctima de la degradada capacidad adquisitiva que sufrimos todos los venezolanos, sin excepción. Los empleados petroleros, los de la Administración Pública, los jubilados, los docentes, los militares retirados, el gremio de la salud y un muy largo etcétera de organizaciones. Nadie escapa a este plan fríamente conceptualizado y magistralmente aplicado.
¿Qué pasó en Cuba? Al arribo de la revolución, de manera continua, sin prisa y sin pausa, fueron desapareciendo los conceptos de jubilación, de sindicatos, de organizaciones gremiales y hasta el de propiedad privada. En Cuba hay un solo criterio de manejo social. El Estado es amo de tu persona, de tus actos, y de tu pensamiento. Simplemente para el comunismo no existes, no le importas. Por ese camino vamos. Nos entristece ver gremios reclamando “salarios dignos”, pensando que el “narco régimen” subyugado al designio cubano les va a resolver.
Esas solicitudes de supervivencia económica son en esencia un pensamiento socialmente egoísta. El inconveniente fundamental, es que el sistema podrido, corrupto e ineficiente permanecerá. El infortunio no es tu capacidad adquisitiva. Los autores de nuestra desgracia, lo conforman la caterva de narco delincuentes que ha asaltado la institucionalidad del país. ¡El problema no es tu salario, es el régimen! ¿Por qué le pides clemencia a tu verdugo? ¿Por qué no enfocas tu esfuerzo en eliminar a tu verdadero enemigo, a tu controlador? ¿Es por comodidad, es por ignorancia, o es por sumisión? Lo supremamente triste de la realidad planteada es que no se visualiza un liderazgo que oriente, que defina y mucho menos que se arriesgue. La “promiscuidad política opositora”, la ausencia de institucionalidad, la traición y entrega de los payasos uniformados de verde que se hacen llamar “fanb” (minúsculas y comillas ex profeso) y la sumisión de nuestro pueblo hacen que el futuro sea incierto, difuso, triste.
Lo peor de todas las circunstancias que exponemos en esta “fusión de ideas” es que mientras un segmento nacional vive su vida espléndida, ganada a fuerza de “viveza criolla” o de corrupción, sin importarle absolutamente nada el país, el otro sector languidece víctima de su propia desgracia, sin futuro inmediato y sin expectativas de ningún cambio. Pertenecemos a una sociedad en la cual el mejor enemigo que tenemos, somos nosotros mismos.
Pero, para finalizar, ¿no es esto lo que propone el NOM? Será que, dentro de todas las consideraciones, Venezuela es de antemano un objetivo consolidado a ese conjunto de “novedosas ideas de subyugación absolutista”.
Saludos.
Date: dom, 14 de feb. de 2021 a la(s) 07:15
Hola apreciado Sammy