Un tonto útil
Enrique Meléndez
El avión venezolano-iraní, que se encuentra retenido en Argentina, demuestra la situación minada, en la que se halla este gobierno en el campo internacional. De hecho, el famoso senador estadounidense Marco Rubio se asombraba por la circunstancia, de que Nicolás Maduro había aparecido en Turquía y luego en Irán, y no le había pasado nada; no obstante, pesar sobre él la recompensa, que ofrece la justicia de su país, de quince millones de dólares. Aunque aquí hay que tomar en cuenta que el itinerario de vuelo de este señor sólo lo conocerán dos o tres personas de su entorno; aparte de que ya no estamos en los tiempos, en los que un viaje presidencial requería la aprobación del antiguo Congreso Nacional, y así lo sabía todo el mundo, y que fue una de las normativas, que Hugo Chávez comenzó a desconocer; lo que le permite a Maduro ser el estadista sorpresa en su caso; como lo demostró el año pasado, cuando se presentó de improviso en México, a propósito de un evento internacional, que se desarrollaba allí y, precisamente, se tuvo que venir a la carrera, so pena de caer en manos de los cazarecompensas, que lo comenzaron a medir, para echarle guante, y le hizo ver el cerco, en que se ve envuelta su figura, en ese sentido, fuera de nuestras fronteras. El hecho cierto es que aparece por Irán en un viaje, que no deja de ser una provocación; dadas las circunstancias en las que se encuentra el ajedrez político del campo internacional y, además, para firmar convenios de intercambio comercial y económico.
Se trata un avión que pasó a manos del Estado venezolano desde el año pasado, siendo vendido por Irán; momento en el que los organismos de inteligencia estadounidense le empiezan a poner el ojo; sobre todo, porque llama la atención el hecho de esa cooperación económica y comercial, que se viene operando entre Irán y Venezuela en el marco, de lo que constituye la geopolítica mundial en este instante, y en el que se ha conformado como una especie del eje del mal; constituido por países, que son hoy en día objeto de sanciones económicas; en el que Rusia hasta ahora no había entrado, pero a raíz de la invasión de su ejército a Ucrania, pasa a serlo; en especial, porque están en una perpetua guerra que, además de tener ribetes de fundamentalismo religioso, también tienen territoriales y hasta raciales, y que es donde el gobierno venezolano ha venido a meter su cuchara; con una gran inmadurez, porque en el fondo, lo que se está es jugando al "tonto útil". Claro, como dice el dicho: los mancos se buscan para rascarse. Es explicable el hecho, de que Maduro selle una alianza con un país, que se encuentra en su misma situación, y que ha logrado, por lo demás, encontrar una vía, para burlar las sanciones, y donde Rusia había jugado el papel de alcahueta. Obsérvese que durante los gobiernos de la República civil siempre se miró el conflicto árabe-israelí con una gran distancia, y es por eso que hablo de una metida de cuchara, en donde no cabe, de nuestra parte; puesto que también aquí está el otro punto vulnerable en este tablero geopolítico, y es la guerra que sostiene Irán contra Israel, y lo más grave del caso, es que actúa aquí bajo el esquema del terrorismo He allí lo que prende las alarmas a las autoridades de EEUU, y así que comienzan a seguirle la pista al avión, luego de que cambia de propietario; de modo que hoy se tiene en detalles los vuelos, que ha venido haciendo: un Boeing 747 de la empresa Emtrasur, que viene a ser la subsidiaria de nuestra aerolínea Conviasa, que se ocupa del traslado de cargas; y ese era su supuesto fin.
Aquí todo está en regla; la documentación relativa a la propiedad del avión; que ostenta el Estado venezolano, a través de Conviasa, siendo ésta una aerolínea estatal; lo mismo que ninguno de los tripulantes de la aeronave son solicitados por los organismos de seguridad internacionales; aun cuando, hay uno, que lleva el mismo nombre, de quien se considera el jefe de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, y que precisamente fungía de piloto; por lo que estaría violando la legislación venezolana, que establece que para conducir una aeronave del Estado se debe tener la licencia venezolana, y que sólo la poseen los naturales. Que es, por lo demás, por donde comienzan las sospechas. Luego, está el hecho, de que se trata de un avión de carga, y transporta 19 pasajeros: trece venezolanos y seis iraníes. Por supuesto, los organismos de seguridad internacionales, sobre todo, los israelíes no se comen ese cuento de que la intención de Conviasa, al adquirir esta aeronave, que data de la década de 1970, sea la de prestar un servicio de transporte de carga de buena fe, partiendo de lo que ha sido la conducta de Irán; de donde, como decíamos, se inicia el rastreo a la misma, y lo que lo revela el hecho de que el último movimiento, que hace desde México, transportando un lote de piezas de partes de automóviles, supuestamente, iba con destino a una de las sucursales de la empresa Volkswagen en Buenos Aires, y digo supuestamente, porque dicha empresa negó que estuviera esperando ese lote de mercancía. ¿Qué significa todo esto? Tráfico de terrorismo. En efecto, todo está en regla con respecto a la documentación de los 19 tripulantes, y por eso no se les ha detenido en Argentina; el hecho es que hay demasiados cabos sueltos, y lo más vergonzoso del caso, es que, repito, nuestro país no está haciendo sino el papel de "tonto útil". Por el momento, el avión queda retenido en el aeropuerto de Buenos Aires, sin combustible. Yo diría que los organismos de seguridad internacional dejaron que esta gente del avión se asara en su propia salsa. Ellos sabían que se iban a quedar varados por falta de combustible, y que fue lo que vino a suceder, ninguna empresa de la región les quiso proveer del mismo, tomando en cuenta que la aeronave pertenecía a un país, que está sancionado; de modo que el avión iba a ser abortado por la autoridad aeroportuaria, como en efecto sucedió en Buenos, en un forzoso aterrizaje, y, lo que hace imaginar que se frustró un acto terrorista: he allí el trasfondo de la cuestión.